La noticia del homicidio de Thomas Wayne se esparció rápidamente por la ciudad. Salió en todos los titulares y los noticieros no hablaban de otra cosa. Tanto así, que incluso llegó a los oídos del propio Arthur, quien al enterarse no volvió a hablar con la psiquiatra. Se negaba a participar de las sesiones y solamente se reía sin parar.
Harley, que casi siempre estaba presente durante las sesiones de Arthur, se vio tentada a intervenir más de una vez. Pero no se le permitía la entrada a nadie más. La puerta de la habitación de observación ahora era custodiada por un guardia y no tenía opción más que ver a Arthur a través del vidrio. A pesar de que él no podía verla, ella sintió más de una vez sus ojos observándola, sobre todo cuando Arthur daba largas miradas a donde ella estaba y parecía contemplarla a través del cristal.
Tras un mes y medio sin obtener avances, Harley finalmente volvió a insistir en que le permitieran una sesión con él.
—Solo una, Markus, una. Y si él no habla conmigo, entonces lo dejaré.
—No. No puedo Harley, es imposible. No lo permitiré.
Markus estaba sentado tras el escritorio en su oficina. Harley, de pie frente a él, tenía las manos apoyadas sobre la mesa.
— ¿Por qué?
—Sabes bien por qué. Tú relación con sus homicidios es demasiado... delicada. Podría afectarte. Te he permitido observarlo, y eso será todo. No serás su doctora. Es un loco, podría hacerte daño.
—No más del que me hizo Guy.
Markus la miró a los ojos y se puso de pie. Se acercó a Harley y rodeó su rostro con ambas manos, acercándose a ella. Intentó besarla, por un momento, ella pensó en apartarse, pero decidió permanecer inmóvil. Creyó que si dejaba que Markus la besara, él consentiría a su petición.
Apenas los labios del doctor tocaron los suyos, la imagen de Arthur invadió su mente. Fue extraño para ella, pero no malo. Por un momento, pensando que a quien besaba era a Arthur, se sintió mejor de lo que creía, Y cuando Markus pasó su mano por su cintura, la voz de Guy volvió a reprocharle.
«¿Enserio? ¿Con él?»
Harley abrió los ojos y juró ver a Guy de pie, a unos cuantos pasos, observándola, furioso. Como si hubiera venido desde el mismo infierno solo para castigarla por su infidelidad. Como una sombra, que se desvanece ante la luz, aquella imagen desapareció, a lo que Harley solo acertó echarse para atrás.
— ¿Qué?— preguntó Markus, al ver que ella tenía la vista fija en la pared detrás de él, como si alguien estuviera ahí parado y solo Harley pudiera verlo.
—Nada. No vuelvas a hacer eso, por favor.
—Harley, por favor.
—Si no me vas a conceder hablar con Arthur, entonces me voy—dijo, y se dirigió a la puerta, pero antes de salir, Markus la detuvo.
—Bien—aceptó finalmente—tendrás una sesión con él, pero si no logras hacerlo hablar, eso será todo. Y no le digas a Ruth, ella no sabe que tú eras... bueno, no sabe de tu relación con los asesinatos, ni nada. Y mejor que permanezca así. No sería correcto que tú seas quien lo trate pero, qué más da. La policía necesita respuestas.
Markus se volvió a sentar en su escritorio, observó unos papeles sobre la mesa y se los extendió a Harley. Uno de eso documentos era una carta, proveniente del fiscal de Ciudad Gótica. Quería iniciar un juicio en contra de Arthur, hacerlo responsable, no solo de los asesinatos de los que él mismo se declaró culpable, sino de todos los incidentes que ocurrieron la noche de su arresto, e incluso, de poner a la gente en contra de Thomas Wayne y por ende, provocar su asesinato.
— ¿Por qué el fiscal querría acusar a Arthur de eso? Él ya se declaró culpable, está encerrado aquí, no puede ir a la cárcel.
—Ese es el punto. Quieren saber si, a pesar de sus problemas mentales, podría enfrentar un juicio. La doctora Adams estaba en proceso de diagnosticarlo, de hecho, me dijo que sí. Pero ahora que Arthur no habla, no podría saber con precisión cuál es su condición mental. Habla con él, y dime si podría ser apto para el juicio.
La ira en el rostro de Harley no se dejó ocultar. ¿Cómo podían pensar en culpar a Arthur de cada desastre que ocurría en Gótica? ¿Y cómo podrían culparlo de la muerte de Wayne? Ahora, la responsabilidad de evitarle un juicio recaía en sus hombros.
— ¿Cuándo quieres que hable con él?
—Mañana a primera hora. Ahora ve a descansar, ya es tarde. Prepárate, mañana hablarás con el Joker.
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Arlequín || Joker ||
Hayran KurguHarleen Quinzel, una psiquiatra hundida en la violencia de una relación enfermiza, pronto se verá envuelta en una obsesión que se irá fundiendo con la locura.