—¿Y?— preguntó Volans tratando de mirar a Draco a los ojos, siendo evitado olímpicamente por el rubio, pues sabía que de hacerlo, las consecuencias serían graves.
—¿Y qué?— respondió Draco hastiado, sus dientes rechinaban de lo fuerte que apretaba la mandíbula.
—El pequeño cambio que podría hacer en tus estúpidos Gryffindor— ofreció Volans, el día había acabado, quedaban poco más de media hora para que iniciara el toque de queda, Harry había decidido irse a dormir temprano para llegar a tiempo a Astronomía, mientras que él se había quedado en la biblioteca, tratando de buscar más información sobre las guerras goblins, pues había caído dormido en medio de Historia de la Magia.
—No gracias, Volans— contestó intentando no sonar tan voraz—. No permitiré que drenes su núcleo mágico y los hagas tus esclavos— murmuró tratando de no llamar la atención.
—No lo haría sin una buena razón— dijo Volans alzando y relajando sus hombros—. Tu celo llegará pronto, dicen que el primer celo de una criatura mágica es el más fuerte que experimenta— se burló, Draco pudo distinguir burla en su voz.
—¿Y eso a ti qué? Lo que yo haga o no haga en mi celo es cosa mía— escupió con el ceño fruncido—. Quiero llegar temprano a Astronomía, si me disculpas— se excusó rápidamente metiéndose en su habitación y cerrando su puerta en la cara de su hermano con firme
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La noche estaba calmada, el viento soplaba jugando con las nubes, cubriendo la menguante luna, las estrellas brillaban y el reflejo del cielo en el Lago Negro.
De las cuatro camas dispuestas en una habitación roja y dorada, en una de ellas, una figura jadeaba y se removía, aún con los ojos cerrados.
—¡Ah!— gimió la figura, abriendo los ojos e incorporándose con un sobresalto.
—¿Pesadillas, Feorge?— preguntó otra figura, abrazando sus extremidades veía hacia el largo ventanal.
—¿Y tú?— preguntó de vuelva, aunque ambos sabían la respuesta a sus preguntas, hacía un par de semanas que ninguno podía dormir.
—¿Qué fue esta vez?— le preguntó el primer chico pelirrojo y pecoso al segundo sin importarle si alguien los escuchaba, habían puesto hechizos de silencio alrededor de sus camas.
—Flechas— contestó el segundo, soñar ser acribillado con flechas justo en el corazón era aterrador.
—¿Y pudiste alcanzarlo?— no había necesidad de preguntar, sabían la respuesta, todos los días soñaban cosas similares y todos los días era lo mismo, el dolor y el miedo eran terribles, la agitación, y luego, la calma, el silencio, una luz en un oscuro sueño, y una figura, la sonrisa de una persona al final del sufrimiento, como si todo ese sufrimiento desapareciera.
Esa figura era ni más ni menos que Draco Malfoy, una extraña fuerza los obligaba a verlo, a desearlo, a protegerlo ¡Incluso habían dejado de hacer bromas a las serpientes para que no se viera afectado!
Ese sentimiento los sofocaba y estrujaba, acercándolos al rubio, tragando saliva cada vez que se acercaban y uniendo sus miradas como imanes a su espalda.
Y lo peor no era eso, Draco parecía decidido a encontrarse con ellos o a ignorarlos, Fred y George habían estado estudiando la situación. Las ligeras ojeras que aparecían en sus ojos empezaban a alarmar a sus compañeros de cuarto, pues desde hace poco más de tres años que Fred y George dormían con ellos, y jamás habían tenido problemas para dormir, sus ojos se cerraban en clases, sus bromas y travesuras parecían escasear cada vez más.
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O S C U R O [Tomarry]
Fanfiction-¡La sangre no ha de importar!- el grito de la profesora Trelawney resonó por todo el salón de adivinación en la escuela de magia y hechicería: Hogwarts-. ¡El fénix caerá!- todos dieron un paso atrás y los que estaban sentados se encogieron, nunca h...