Capítulo 42

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Todo es un jodido caos.

Apenas puse un pie en la jodida estación de policías, las cámaras estaban sobre mí. Incluso cuando los agentes que me arrestaron estuvieron de acuerdo en no ponerme las esposas.

— Señor Grey, pase por aquí — El detective me señala una pequeña oficina — Quiero hablar con usted un momento.

Me siento en la silla, controlando mis emociones y pensamientos. ¿Quiere hablar? Hablemos entonces.

— Disculpe, detective.

Una voz interrumpe desde la puerta, una que conozco de toda mi puta vida. Mierda.

— Soy Carrick Grey, el abogado de Christian y su padre.

— Pues adelante, señor Grey, solo quiero hablar con su hijo sobre los cargos actuales.

Carrick se sienta en la silla junto a mí, pero no me mira. Mantiene la vista en el hombre frente a nosotros y cruza la pierna en un gesto de indiferencia.

— Por ahora, tenemos un cargo por violencia doméstica contra su ex pareja...

— Ella invadió propiedad privada con un arma, detective. Creo que la violencia está justificada porque fue en defensa propia.

— Eso lo veremos en un momento, señor Grey, permítame continuar — Le hace un gesto a Carrick para que guarde silencio — Pero lo que estamos investigando en este momento es una denuncia por secuestro. Mientras hablamos, su propiedad en Broadview está siendo revisada con una orden de cateo.

Mierda.

Revisa los documentos en sus manos, puedo apreciar algunas fotos de la casona y otras cuantas de mi ático. Cómo si mi vida fuera un jodido circo, el detective extiende las fotografías de mi cuarto rojo sobre el escritorio.

— Con el debido respeto, detective, si tuvieran pruebas contundentes no nos tendrían aquí. ¿Tienen las pruebas o no? De otra forma le solicito que nos dejen ir.

— Verá, hay un testigo clave aquí que será quien presente o no la denuncia por secuestro. Ya que es ella la afectada, necesito escuchar su versión de los hechos antes de cualquier otra cosa.

— Entiendo. ¿Y quién es ésta persona? — Papá pregunta.

— Anastasia Steele — Luego se gira para mirarme — ¿La conoce?

— Si.

— Oh, si, ahí viene ella.

Señala hacia el cristal que cubre su oficina y es que puedo verla. Escoltada por dos policías, Ana pasa por el pasillo aferrada a la correa de su bolsa y puedo ver de nuevo el pánico en sus ojos.

Esto lo causaste tú.

Mi conciencia me reclama. ¿Pero qué esperaba? La llevé sin su consentimiento, sin mencionar la parte en la que le ofrezco una enorme suma de dinero por tener sexo conmigo.

— Vamos a hacer esto, señores Grey — El detective nos mira a ambos como si nos hiciera un favor — Permanezcan aquí mientras hablo con la señorita Steele y continuamos con esta conversación más tarde.

Sale de la oficina con la carpeta en sus manos para ir hacia donde está Ana. La silla y el escritorio en el pasillo no le da mucha privacidad, por lo que escucho con claridad su voz.

— ¿Qué hiciste ahora, Christian? — Carrick me mira con molestia — ¡Tu madre está enfermando de los nervios!

— No te pedí que vinieras — Contesto sin pensarlo — Jamás pedí tu ayuda.

Oscuro (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora