Final

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— Encuéntrala.

Es una orden clara y directa. Así revise cada jodido edificio de departamentos de Seattle, tiene que encontrarla. Mierda, ¿Para qué le dí todo ese dinero?

— Llamaré a Welch, señor.

Taylor vuelve a desaparecer por el pasillo tan rápido como llegó. Mierda. ¿Qué se supone que haga ahora? ¿Dejarla ir? ¿Por qué se fue en primer lugar?

Conduzco el R8 hasta Grey House solo porque necesito distraer mi mente y no darle más vueltas al jodido asunto. La única buena noticia que obtuve de mi abogado es que sometieron a Camille a revisión médica y no está embarazada.

— Gracias Dios.

Suspiro aliviado. Nada odiaría más que tener que lidiar con esa zorra de por vida, pero ¿Si fuera Ana? ¿Querría tenerla en mi vida para siempre?

— ¿Señor Grey? — Taylor golpea la puerta antes de abrirla — Estamos rastreando en todos los hoteles y edificios de apartamentos de la zona. Welch sugiere que ampliemos la búsqueda a autobuses, ferrys y carreteras.

— Háganlo. Dejo el asunto en tus manos.

No quiero pensar más en esto, si lo hago, no podré concentrarme en nada más y tendré de vuelta la jodida jaqueca. ¿A dónde podría ir? No tiene a nadie.

— Y tiene una gran suma de dinero para llegar lo más lejos posible, ¿Por eso lo aceptó? ¿Planeaba huir?

Un momento. Ana si tiene a alguien, no familia sino un amigo. José. Giro sobre mis talones para ver a Jason, pero él ya no se encuentra en la puerta de la oficina.

Me haré cargo de esto yo mismo. Tomo solo las llaves de R8 y salgo de la oficina lo más rápido que puedo. Le pido a Andrea que reacomode mi agenda en mi camino hacia el ascensor.

Lo único que puedo hacer ahora es esperar a que el bar abra sus puertas, tres putas horas en el auto esperando por el chico latino.

Finalmente lo veo caminar por la acera con las llaves en la mano y me detengo de no brindarle encima por la ansiedad que me recorre el cuerpo.

Salgo del auto cuando el primer cliente del día entra, voy directo a la barra para hablar con el chico.

— José — Lo llamo.

— ¡Señor Grey! ¡Cuánto tiempo! — Sonríe — ¿Whisky?

— Si.

Trae un vaso limpio, pone dos cubos de hielo y vierte el líquido ambarino dentro. Tengo que morderme la lengua un poco para no apabullarlo con mis preguntas.

— ¿Busca a Ana?

— Si — Él sonríe.

— Estuvo aquí ayer, pero solo para despedirse.

— ¿Qué?

— Bueno, a mi me sonó a despedida porque me regresó el dinero que le presté hace tiempo.

— ¿Qué te dijo, exactamente?

— Algo sobre ser el momento de cumplir sus sueños, la vida es corta, ¿O era sobre ser joven una sola vez?

Se rasca la barbilla con una mueca como si tratara de recordar algo, sonríe de nuevo y vuelve a servir mi vaso.

— ¿Dijo a dónde iba?

— No, honestamente creí que solo estaba renunciando a su trabajo aquí, hasta que revisé la caja.

— ¿Cuál caja?

Oscuro (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora