XV
Seis años antes en Pakistán.
— ¡Ay por favor no te hagas la mustia! —Exclamó Kelram golpeando los labios de una joven con un fajo de billetes.
En aquel casino privado donde varios jóvenes de la élite de Pakistán compartían bebidas, juegos de azar y compañías cuatro chicos se mantenían expectantes ante tal escena.
Sentados alrededor de una mesa de póker con medios vasos de brandy, un fajo de cartas y unos hielos empezando a derretirse que acompañaban tal escena, nadie emitía sonido alguno excepto Kelram Levelt que tenía una sonrisa de victoria dibujada en su rostro.
— Sigamos con el juego —ordenó Kelram a sus acompañantes con esa sonrisa cínica sin dejar de mirar a la única joven que los acompañaba.
La chica en cuestión tomó el fajo de billetes y salió aguantando las ganas de llorar, a pesar de haberse negado en varias ocasiones a obedecer los deseos de Kelram ya no le quedaba otra alternativa, la joven de trenza larga y ojos marrones debía robar la clave de la cuenta bancaria del recién llegado un chico proveniente de la India con un poder aún más grande que el de Kelram.
La joven se había ganado la suficiente confianza del extranjero como para acercarse peligrosamente y eso el pakistaní no lo dejaría pasar, en la mente de la joven la conversación con Kelram resonaba una y otra vez.
— Por favor no te hagas la digna, que bien sabemos que sobrevives a costa de pasar el rato con los ilusos que vienen aquí —dijo Kelram cerrando la puerta del baño de mujeres.
— Pero él no lo sabe, ni me trata como tú lo haces —respondió la chica guardando el labial rosa en el bolsillo de su falda— No voy a ayudarte a involucrarlo en tus asuntos turbios.
— ¿Acaso estás hablando de lealtad?, dime cuanto quieres, te la compro —Contestó acomodando su peinado frente al espejo.
—No tienes ni en que caerte muerto —mencionó la chica mirándolo de reojo.
Al decir esto Kelram soltó una bofetada a la joven.
— ¡Aún en la miseria tengo más poder que tú y que todos! —Maldijo el chico.
— Entonces roba la clave tú solo —sentenció la joven tocándose la mejilla— eres un egoísta y envidioso.
— Si no me ayudas —dijo Kelram acercándose a ella— ¿Entonces quién va a darte el dinero que necesitas para la operación de tu madre? —Sonrió clavando su mirada en los ojos de ella.
— No uses a mi madre como excusa —reprochó la chica.
— ¿La vas a dejar morir? —Preguntó sonriendo— porque yo podría acelerar el proceso.
—A mi mamá no la metas en esto —Reclamo la joven.
Esas fueron las palabras que Kelram sembró en la cabeza y en el sentir de la joven.
— Si aceptas, hoy mismo te doy el dinero para cubrir la cirugía y todo el tratamiento de quimioterapia para tu madre —agregó dándole un beso en la mejilla— piénsalo mi reina, al rato tengo un juego en el casino y te daré el dinero o si no tu querida madrecita va a enterarse de lo que hace su hija para conseguir dinero.
Después de recordar cada palabra que la llevo a aguantar la humillación pública de Kelram, la joven estudiante salió corriendo hacia el departamento de aquel chico extranjero.
Al llegar a su destino la mujer respiró profundo y tocó la puerta de la habitación del joven.
— Buenos días Nadeem —sonrió al verlo— no te vi en la facultad y me preocupé por ti.
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TABÚ
Roman d'amourEn la provincia de Assam una historia está por comenzar, una pasión prohibida ha desatado un infierno que consumirá a sus protagonistas en sentimientos inmorales. Rubí es una joven que ha sido comprometida con el hombre más importante de la India, m...