• Día 8

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Tony

Pepper me sonrió tras su nueva mesa, cogiendo la carpeta que le daba.

- Dale estas cuentas a mí padre.

- ¿Son para tú invento?

- Sí, he hecho unos cálculos de lo que podría costar la producción si al final lo aprueba.

- Ese ya no es tú trabajo, Tony.

- Lo sé, pero estoy nervioso por si no le gusta o le parece demasiado.

- Deja de preocuparte, ¡mira dónde estás! -señaló todo su alrededor.

Con el ascenso vino también un nuevo despacho en una nueva planta. Aquí todo era más lujoso y espacioso, además de silencioso. Casi todo en esta planta eran despachos, y la mitad se la pasaban vacíos.

Por suerte para mí conseguí que Pepper continuara como mi ayudante y ascendiera también. Era importante para mí que así fuera porque siempre había estado apoyándome desde la universidad.

En aquel tiempo en el que la rebeldía se apoderó de mi, ella estuvo ahí para centrarme un poco. Me duraba un par de días su charla, pero al menos era la única con la suficiente valentía para decirme lo idiota que era. Creo que eso era lo que me atrajo de ella.

Varias veces traté de ligar con ella, pero Pepper nunca se dejó embaucar por mi. Sabía como era y que le haría daño. Aunque eso no impidió que fuera mi amiga después.

Por eso hoy sé el porqué me rechazaba tanto realmente. No era que no le gustara yo o mi carácter, es que no le gustaba mi sexo. Hace apenas un par de años me dijo que estaba en una relación y luego vi en su pc que de fondo salía ella con otra mujer. Debo decir que también era muy hermosa. Sería otra con las que hubiera intentado algo en el pasado.

Tenía unos ojos marrones que destacaban en su pálido rostro y parecía cautivarte. Según lo poco que Pepper me había contado, ella era inglesa, por lo que su acento probablemente me hubiera hecho caer rendido, y seguro que es lo que la hizo caer a ella.

Pero hoy en día ni me planteo mirar a otros, ni mujeres ni hombres. Desde que comencé una relación sería con Steve nunca me he planteado ni un segundo el imaginarme con cualquier otro. No niego que me gusta mirar, y fantaseo visualmente con su cuerpo, pero nunca he pensado en como sería estar con esa otra persona. Tan solo el pensamiento me repele.

La primera vez que me surgió esa sensación realmente me asuste de mi mismo. Era el indicativo de cuan enamorado estaba de Steve y lo serio que comenzaba a ser todo. Aquello para mí en esa época era aterrador, cualquier cosa que implicara compromiso a largo plazo me asustaba.

Aunque nada se comparaba con el pánico que me entró el día que Steve me propuso matrimonio. Ni sé como fui capaz de decir sí, pero me alegro completamente porque fue la mejor decisión que he tomado jamás. Gracias a él era que hoy estoy aquí, haciendo realidad el sueño de poder construir mis propios inventos.

- Lo sé, pero ya sabes que no puedo evitarlo.

- No te exijas tanto, Tony -dijo poniéndose en pie-. Y ahora vete a casa.

- Sí, mamá -bromeé.

Ella respondió con una risa mientras se iba para hacer lo que le había ordenado, y yo hice lo que ella me había ordenado a mí.

Recogí mis cosas y puse camino a casa.

Era mi primera semana y mi padre me había dicho que trataría de que el cambio de puesto fuera despacio y no darme mucho trabajo los primeros días para que Steve, los niños y yo pudiéramos acostumbrarnos.

SUPERDADS - Día A DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora