Tony
Maria llegó corriendo hasta a mí y saltó para que la agarrara en brazos.
Un día tanta efusividad y energía me partirá la espalda, ya no soy tan joven como con los demás. Cada día estoy más cerca del medio siglo.
– Con cuidado, Mary, o un día acabaremos los dos en el suelo.
– Eso equivale a "no saltes sobre mí que estoy viejo" –se burló Sue, pasando por nuestro lado, yendo directamente hacía el coche.
– Papi no está viejo –se quejó Maria por mí.
Besé si cabeza y ella sonrió.
Doy gracias por la inocencia infantil, cuando llegan a la pubertad se vuelven todos locos. Ahora mismo tenemos 4 en casa de esos, aunque Peter es bastante calmado, por suerte, pero los otros 3 no hay como controlarlos. Susan antes era así de dulce como Maria cuando la adoptamos, solo que mucho más tímida porque no nos conocía, pero para eso estaba Johnny. Solo tenía un año, pero estando con él se sentía más tranquila y con el tiempo se abrió a nosotros con ayuda de Peter. Lo bueno de los niños es que entran en confianza más rápido entre ellos.
Mi teléfono sonó y me obligó a soltar a Maria. Enseguida descolgué y Peter me respondió.
– ¿Papá puedes venir a buscarme? Harry ha tenido que irse antes y Ned y yo nos hemos quedado tirados en el instituto.
– Está bien, pero tienes que hacer ya el maldito examen de conducir.
– Maldito –rio Maria tapándose la boca.
Pues un dedo sobre mis labios negando, en señal de que no dijera eso. Tomé su mano y caminé con ella hasta el coche mientras hablaba con Peter.
– Vale, estaremos en la puerta –colgó.
Guarde el teléfono y ayude a Maria a abrocharse el cinturón.
Ahora debía dar mucha más vuelta para ir a casa solo para ir a buscar a Peter y, aunque no lo ha dicho, llevar a Ned a su casa también. Era agobiante la de viajes que había que hacer para llevar a cada uno a sus actividades, pero sería mucho peor tenerles en casa. Cuando pasan mucho tiempo entre cuatro paredes pelean sin parar. Lo más extraño es que a pesar del estrés esto me hace feliz. Aunque ahora lo pagaba con canas.
En 5 minutos ya estaba dónde Peter y pusimos camino a casa de Ned. Encendí la radio en cuanto comenzaron a hablar y Maria respondía a gritos. Sue parecía molesta y me quedé mirándola al parar en un semáforo.
– ¿Te ocurre algo?
Ella tan solo negó con la cabeza y después sacó su teléfono para poder ignorarme. Sé qué yo vivo de la tecnología, pero a veces me molestaba cuando la usaban para evadirse de la realidad.
– Sue, cariño, dime que te pasa.
– Nada, papá, déjame.
– Te dejaré cuando sepa que estás bien.
Escuché un claxon y vi el semáforo en verde. Arranqué, pero sin dejar de prestar atención a Susan.
– ¿Es algo de chicos?
– ¿Qué? ¡No! –Me miró con cara de asco–. No quiero hablar de chicos contigo, papá.
– ¿Entonces qué es?
– He discutido con pops, nada más.
– Oh.
Eso sí que no lo esperaba, aunque eso hacia tener sentido al porque Steve me ha hecho venir a mí a buscarlas a natación.
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SUPERDADS - Día A Día
Hayran KurguSigue el día a día en la vida de Steve y Tony, después de 20 años casados, cuidando y lidiando con sus 6 hijos: Peter, Susan, Johnny, Harley, Maria y Morgan.