Tony
Levanté mi mano cuando vi entrar a Steve al gimnasio del colegio para que me viera entre la multitud de padres y alumnos. Empujaba el carrito de Morgan, mientras María intentaba ser ella quien lo hiciera.
Dejo el carrito a un lado de las gradas y sacó a Morgan para venir a nuestro lado.
– ¿Cómo van? ¿Ha salido a jugar? –Preguntó, antes si quiera de tocar el asiento.
Parecía algo agitado de venir corriendo y le pasé mi vaso de refresco.
Justo había coincidido un partido de baloncesto de Johnny con la natación de María, así que yo vine antes con Sue y Harley al salir del trabajo, mientras que él iba a buscar a María con Morgan y nos reunimos aquí.
– No, sigue en el banquillo, pero de momento van ganando de 3, aunque está muy igualado –dije con pesadez.
Desde que había comenzado el curso Johnny no había salido ni una sola vez. Es como si él entrenador le tuviera manía.
El año pasado Johnny fue muy mal en clase así que le prohibían jugar si suspendían con frecuencia para así motivarles a esforzarse en los estudios si querían jugar. Es una buena técnica en realidad, pero este año estaba perjudicando mucho a Johnny incluso aunque este curso se estaba esforzando de verdad.
Esta última semana le vi estudiando casi toda la tarde para un examen que tenía al día siguiente. Fue extraño verle tan motivado, pero supe que era porque quería poder jugar. Por eso se me hacía tan injusto que el entrenador continuara sin sacarle.
– Maldito entrenador –susurró Steve antes de sorber del refresco.
Le miré haciendo una risa.
Era tan extraño verle maldecir que me encantaba cuando lo hacia porque significaba que algo le tenía realmente molesto.
– Yo también quiero, papi –dijo Maria extendiendo las manos hacia mi vaso.
– Solo un trago porque tiene mucho azúcar para ti –le respondí.
Ella sonrió como si le hubiera dado la mejor noticia del mundo y se sentó entre Steve y yo. Cogió el vaso y sorbio despacio para beber más rato.
Steve soltó una carcajada al ver lo lista que había sido Maria para poder beber más. Pero después de la risa le quitó el vaso y ella le sacó la lengua.
– Eres una pilla como papá.
– A mi no me eches la culpa, tiene tus genes –me defendí.
– Ah, claro, pero cuando saca su inteligencia bien que dices que es como tú.
Maria rió mirándonos del uno al otro.
– Eso es verdad –respondí, haciéndome el pensativo–. Puede que se le pegara algo de mi esperma en el tuyo.
– ¡Qué asco! –Se quejó Sue a mi otro lado–. Dejar de hablar de eso en público.
– Tu opinión no cuenta mientras estés castigada.
Me rodó los ojos y se alejó un par de asientos de nosotros y sacó su teléfono para ignorarnos.
– A veces me dan ganas de mandarla con tu padre para ver si le quita la rebeldía con sus métodos –le murmuré bajo a Steve.
– No le deseo esa tortura a nadie, ni a la rebeldía de Sue –rió.
– Pero mira que bien has salido tú.
– ¿Y yo? –Preguntó Maria, recordándome que estaba entre nosotros.
– Tu has salido perfecta, princesa –le respondió Steve.
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SUPERDADS - Día A Día
Fiksi PenggemarSigue el día a día en la vida de Steve y Tony, después de 20 años casados, cuidando y lidiando con sus 6 hijos: Peter, Susan, Johnny, Harley, Maria y Morgan.