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Coraline se despidió de su amigo después de las cinco.
Habían estado toda la tarde jugando sin parar.
Cuando ella llegó a casa, su madre estaba preparandose un café.

—Date una ducha y ve a dormir...—Ordenó la mujer.

No estaba castigada, simplemente no querían verse las caras hasta el siguiente amanecer.
Y así fué.

(🍀)

Coraline estaba paseándose por los pasillos cuando Sophie la tomó de la mano para acompañarla.
Ella se asustó, creyendo que era Norman quien la había agarrado por sorpresa.
Se alivió al darse cuenta.

—Deberias estar en clases ahora mismo—Dijó Sophie.

—¿Y tú?¿Qué excusa tienes?—La miró curiosa.

—Bueno...—La mayor reía nerviosa—. Creó qué estar ahí adentro me es muy inquietante.

—¿Te refieres al silencio de la sala?—Preguntó Coraline.

—Sí, así es. Me parece que tú también piensas lo mismo, ¿No es así?

Coraline sentía como la mano de su compañera la apretaba, como si no quisiera soltarla, ni para tomar un descanso.
No dijo nada, y guardo sus palabras.

—¿Oyes eso?—Sophie alzaba la cabeza.

—No, ¿Qué?—La mano de la contraria comenzó a soltarse.

Coraline no oía nada.
Pasaron los segundos cuando reconoció un canto angelical viniendo de una de las salas que estaban junto a la del director.
Sophie sonrió y se fué hacía allí.
Coraline no quería perderla de vista, aunque a juzgar por su uniforme era fácil definirla.
Sophie parecía jugar con ella mientras corrían a por el canto.
Mirándola de cierta manera confusa.

Cuándo llegaron ambas se asomaron por la puerta.
Coraline admiró la pureza de diez niños que cantaban al unisonó.
Todos vestidos de blanco; seguían los movimientos de una varita a la que el Sr. Bobinsky solía llamarle "batuta".
Sophie movía la cabeza de un lado a otro, adormecida.
Coraline la miró disgustada, creía que era una tonta al principio pero luego entendió qué la niña estaba disfrutando de aquella escena.

—Son esos pequeños momentos...—Dijó ella con su sonrisa alegre.

El canto de aquellos jóvenes era tan tranquilo y relajante.
Por un momento Coraline sentía cómo si los tres niños que había rescatado le estuvieran agradeciendo mediante nostálgicas melodías.
Tomó de la mano a Sophie.

—Vamós—Suspiró Coraline.

Sophie asintió y se fue con ella, casi pegada.
En el camino Coraline cantaba una canción que para Sophie no tenía sentido alguno.

Creacking Van
Iddli Fla Lu Va
Pretty Sah Lu
Feh Iddli Twu
Ki Pad

Murmuraba la peli azul.
Sophie preguntó entre risas.

—¿Qué es eso?

—Es...una canción—Respondió Coraline.

—¿Tú la inventaste?

—No, me la cantaron unos niños...tres en realidad—Confesó—. Al ver el coro me vino un recuerdo y...quise cantarla.

—Es un poco rara, para ser sincera—Sophie miró al frente.

—Bueno...supongo que lo raro es lo más bello—Sonreía Coraline.

Ambas niñas entraron al salón.
Los demás alumnos las miraron, la maestra incluida.

—Señoritas, ¿Se puede saber por qué tardaron tanto?—La mujer entrelazó sus manos.

—Me perdí—Respondió Coraline.

—Y yo la estaba ayudando a volver, es nueva así qué...—Sophie cruzó los dedos detrás de su espalda, rezando.

La maestra tomó la respuesta y las ordenó a sentarse nuevamente.
Ambas reían en voz baja.
Clohé las aborrecía.
Mordía lápices pensando en como arrancarle la cabeza a aquella peli azul que le rompió la nariz el día anterior.

¿Volverá a pasar aquel lío?

Con la impaciencia de Clohé por devolverle la paliza, era ovbio.
Por ahora, debía esperar.
Coraline estaba entrando en problemas más difíciles como para preocuparse en donde la iba a golpear.
Tenía que preocuparse por quién estaba detrás de ella, en verdad.

×🎪×

🍀; Eso es todo.
Me había quedado sin ideas, lo reconozco. Borré y volví a escribir muchas veces pero, al fin me decidí ✨

Coraline 2 "Botones De Porcelana"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora