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Habían pasado varios días desde que sus pesadillas comenzaron a afectarla.
Ella sentía que algo no le dejaba seguir su camino. Miró sus manos, tenían un mal pulso, temblando constantemente.
Coraline se abrazó a sí misma como único consuelo en aquella habitación fría.
Comenzó a llorar, balbuceando palabras inentendibles. Limpió su cara sin dejar rastro de sus lágrimas, levantándose, oyendo como algo se caía al hacerlo.
Bajo la mirada, observando la llave negra que ni siquiera sabía que aún conservaba. Mordió sus labios con rabia y la agarró, apretándola fuertemente.

—Estás esperando a que yo vaya, ¿No es así?... quieres matarme, pero no lo lograrás.

Coraline oculto la llave en el bolsillo de sus jeans, ignorando totalmente la existencia de esta.
Se dirigió al despacho de su padre, lo acarició cariñosamente.

—Hola, padre—saludó la niña.

—Hola, Coraline—su padre la miró, con sus ojos grises y apagados.

—¿Cómo va el trabajo?—le preguntó—. Aún siguen con eso desde hace rato...

—Uhm... aún no terminamos, y falta mucho para que lo logremos...—suspiro pesadamente—. Pero, si eres buena niña y no molestas... y eres paciente, todo saldrá bien.

—Ya casi no nos queda comida...¿Están seguros de que es necesario hacer eso?—desvio la mirada desinteresada.

—Sí, hija, lo es...—el hombre se rasco la nuca algo perdido—. Bueno, ve con tu madre o... llama a tu amigo y dile que venga a jugar contigo... o haz lo que se te de la gana.

Su padre volvió a darle la espalda. Coraline lo miró fulminante, luego se fue a la cocina para ver a su madre en el mismo proceso que llevaba el anterior.
La niña aclaró la garganta.

—Madre, ¿Podría llamar a... mi amigo?—preguntó.

—Creí haberte dicho que ese chico no me es muy agradable...—le dirigió la mirada con seriedad.

—Lo sé... bueno, ¿Puedo o no?—se cruzó de brazos.

—Tssk... haz lo que quieras—el tono de voz de su madre le hizo recordar a los viejos tiempos, ¿Tan poco duraba su amistad?

—Bien.

Durante la charla, con la presencia de su madre la mayoría del rato. Coraline aprovechó para contarle a su amigo lo que le había pasado unos días atrás, desde que había dejado de verlo también.
La llamada no venía mal después de todo.

—Oye, para mantenerte informado... hace unos días... tuve una visión extraña—no se sentía muy confiada al contárselo, pero, de todos lo hizo. Su madre la miraba con desaprobación, no le importó.

«Dime»

Comentó Wybie desde la otra línea. Coraline aclaró la garganta y comenzó.

—Bueno... estaba en el patio, jugando con una niña... pero, de repente todo cambió a un plano más tétrico... una bruma me rodeaba y... todo estaba oscuro. Pasaban los minutos, me lanzaron algo y cuando lo atrapé, me di cuenta de que eran ojos... me asusté, luego vi a mi amiga y...—se detuvo en seco.

«¿Y...?»

Su amigo espero a oír su voz por un largo rato, cuando se cansó, ella volvió a hablar.

—Y... ella estaba muerta... a través de los botones que simulaban ser sus ojos pude ver el vacío de su interior... cayó al suelo cuando esa estúpida criatura que dice ser mi madre decidió atacarme... desperté y ya no la volví a ver, pero si a mi amiga, a salvó...—dio un suspiro de agotamiento.

Coraline 2 "Botones De Porcelana"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora