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03:00 AM


La niña seguia despierta, se notaban las ojeras al no lograr dormir. Algo la llamaba, y venia de la misma casa, aparte de que sentia como la llave negra y oxidada se movia, causando que el hilo por el cual colgaba, temblara al rededor del cuello de Coraline.
Ésta se levanto, refregandose los ojos, manteniendo la mirada fija en la nada (la pared). Bajo de la cama, caminando hacia las escaleras. Cruzó el vestibulo, llendo a la sala de estar, donde allí, se encontraba la puerta.
La peli azul, tomó la llave y se la arranco del cuello, partiendo el hilo en dos.
Se arrodilló y con cuidado, abrió la puerta.
Ésta dejo salir de su interior una ventizca de polvo, la niña tosio y se limpio el rostro.
El interior del pasadizo, recibia tonos verdes y apagados, además de las telarañas que cubrian todo.
La pequeña oyó pasitos en la casa, supuso que era el gato, llendó hacía ella para detenerla, pero ella no iba a permitir que la detuviese.
Así que entró y la puerta se cerró trás su paso, ahí fue cuando alguien gritó.

¡Coraline!

Pero, ella no escuchó.
El otro lado permitió su presencia, dejando ver todo lo opaco del otro mundo. Su estancia allí, ya habia caducado desde hace tiempo.
Los ojos de la peli azul se acostumbraron rapidamente a la oscuridad, observando aquel cuadro del niño vestido de azul, y su cara de felicidad, que llegaba a traumar de algún modo.
Luego de eso, el fuego de la chimenea se encendio, la vista de la niña se nublo hasta que se adaptara a la luz. Al hacerlo, pudo admirar las llamas verdes y brillantes, que simulaban ser fuego.
Al querer acercarse, una voz ronca, dijó.

—Volviste—dijó la bruja—. Oh, haha... que sorpresa—la mujer se levantó, la niña retrocedió—. Creía que esa patetica llave no te traería de vuelta, pero...¡Aquí estás! Tan linda, tan fragil y... triste. Apuesto que tus padres no te tratan bien, ya no... ¿Verdad?

—Tienes un grave problema conmigo, estás... obsesionada. ¿Acaso no hay más niños a los cuales atrapar?—su voz se volvía más grave con cada palabra, dejando ver cierta íra en ella.

—No, mientras tengas esa llave, y vivas en esta casa. Me temó que deberas lidíar con ello, hasta que te caigas... que de hecho, ya lo hiciste...—la mujer le propino un zarpazo por parte de su única mano de agujas, arrebatandole así, la llave—. No tienes una piedra, no tienes una llave, no tienes un gato, no tienes padres, no tienes a un patético amigo, no tienes... nada. Pero, me tienes a mí, eso debería de ser suficiente, ¿No es así, cielo?

—Hm...—la niña se limpió la mejilla, que brotaba sangre a traves de sus heridas—. Yo...

Coraline puso en duda aquellas palabras.

—...Estoy asustada, de tí, de todo... No quiero tenerte, no—susurró, luego alzó la mirada—. Sí lo hago, me harás daño, perdere todo lo que tengo y...

—¿Perdón?—interrumpió la mujer—. No, mi niña... el tiempo pasa y las cosas cambian. ¿Entiendes? Ellos cambiaron, y te perdieron.

—No.

—¿Te atreves a contradecirme, princesa?—gruñó levemente—. Tú sabés que soy el doble de fuerte que tú...

—Y sin embargo...—la niña se arregló el cabello—...siempre, logró ganarte. La fuerza no sirve de nada, si no tienes cerebro... y a juzgar por tí, diría que te hace falta eso.

—Que niña tan divertida...

La tomó del cuello, con cierta gentileza a la vez, pero aún así la estaba ahorcando.

—¡Ugh!—se quejó la menor.

—Mirá, hija... tú sabés que te amo y que núnca te haría daño, pero estás llegando al borde y... eso es malo—acarició su mejilla—. Tú sabés cómo soy cuando me enojó, lo reconoces...¿Cierto?

—Sí.

—¿Prometes no enojarme de nuevo?—sonreía maliciosa.

—Lo prometo...—se retorció.

—Y...¿Que más?...—agregó más fuerza al apretón.

—Lo prometo, madre—respondió.

—¡Perfecto!—la soltó—. Buena niña, ahora... hablemos.

[...]

Coraline temblaba, a causa de ver cómo la mujer preparaba el hilo y la aguja, ya qué creía que en cualquier momento le haría daño con ello.
Apretó los dientes, resistiendo el miedo. Era una niña fuerte.

—Querida Coraline, estoy cansada de perseguirte... ¿Tus piernas no te duelen de tanto escapar? ¿Por qué no te dejas atrapar?—susurró la mujer—. Te atrapé una vez, pero no estuve del todo bien...

La niña se mantenía tiesa, observando cada movimiento de aquel delgado ser.

—¿Por qué sientes miedo?... Sabés, estarás a salvo aquí conmigo—la mujer, se le acercó, tomandola del mentón obligandola a dirigirle la mirada—. Podría abrígarte, siempre y cuando intentes ser valiente...

—¡Basta!—la niña se atrevió a golpearla—. Tú no eres... mi madre. Solo buscas alimentarte del amor de los demás, arrebetandoles su confianza, cómo lo hiciste conmigo. Yo...—agachó la cabeza—... Yo creía que serías mi madre, me sentía tan cálida y amada contigo, hasta que decidiste asustarme.

La mujer frunció el ceño, con una sonrisa retorcida. Ladeando la cabeza, tratando de darle señales a la pequeña de qué lo que estaba haciendo no era lo correcto.

Te amo

Le dijó, Coraline lo negó rotundamente. Cuando decidió escapar, pero, ¿Cómo lo haría? Ya no tenía la llave, no tenía quién la ayudara ahora.
Corriendo por el vestibulo, algo se introdujo en su pierna, haciendola caer.
El dolor era intenso, adormecía su pierna y la dejaba indefensa; las garras de la mujer eran afiladas tal y cómo ella creía, al punto de rasgar la carne.

Moriría sin tí

Coraline tuvo el valor, para mirar a los ojos a la criatura, llegando a sentir como ésta observaba su interior de forma inquietante con aquellos botones.
La sangre de su pierna se derramaba con lentitud, la mujer abrió la boca, su aliento olía a muerto y tenerlo justo en la cara llegaba a darle náuseas. Ésta le dijó.

—Mis garras estan bajas ahora, así que, no tienes porqué temerme—la atrajó aún más a ella, perforando con más brutalidad. La niña la miraba, asustada, petrifícada, ¿Qué más podría hacer?. La mujer sacó las garras de su piel, acariciando la mejilla de la menor—. Así que te estoy diciendo, que estás segura aquí conmigo...

—Por favor...

[...]

—Entonces, cielo...—diría la mujer, mientras acariciaba el cabello de la niña, cuyos movimientos cesaron—. Por favor deja de evitar las miradas...
》Hace frío en el otro lado, ¿Así qué por que mejor no te quedas aquí, en mis brazos?...

No hubo respuesta, más que el simple sonido del crujir de las ramas siendo consumidas por las brazas del fuego verde.
Eso significaba...

—Oh, mi Coraline...

Fin.

🎭

What is this?
Obviamente, la historia acabó.
Tenía ganas de hacer más historias, pero no puedo crearlas hasta que ésta esté editada desde el principio hasta la mitad, qué es dónde está mejor formulada.

So... goodbye.

Coraline 2 "Botones De Porcelana"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora