Interés

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Un día creí poder leer a Louis con la llegada de un cumplañero radiante.

Adolescentes típicos de secundaria colmaron el bar para celebrar el cumpleaños número dieciséis de un rizado bastante bonito y tierno. Se llamaba Harry, lo deduje porque todos lo vitoreaban y el chico tenía una camiseta que lo comprobaba junto al número veintiocho. Así que eran de algún equipo y escuela prestigiosa, nuevamente con mis deducciones. Esperaba que fueran buena onda, a lo mejor podía tocarles y me contrataban luego.

—Ni lo sueñes —me dijo Louis.

—¿Qué? ¿Por qué? —reproché. Sería un buen espectáculo y negocio.

—Esa clase de gente no combina con la nuestra.

—No seas así, Tommo, estoy seguro que solo son suposiciones tuyas. Detrás de esa fortuna debe haber gente con buen corazón.

—Pregúntales si quieren que les cantes y te darás cuenta.

—Bien, te cerraré la boca.

—¿Apuestas?

—Mmm, creo que no es tan en serio... Solo es comprobar algo. No pondré mi dinero en juego solo por demostrarte la verdad.

—Como quieras. Obviamente ibas a perder.

—¡Niall Horan nunca pierde! Y te lo demostraré y te retractarás, Tommo. ¡Te arrepentirás de haberme desafiado!

—"No es tan enserio", eh.

—Una cena para mí al finalizar la noche. Si yo pierdo pide lo que quieras.

—¡Estás bromeando! No te regalaré una cena ni de chistes. Tendré que recortar mi salario y no pienso hacerlo. Además, yo solo apuesto con Zayn.

—Lo tendrás que hacer, amigo. Tú empezaste. No puedes arrepentirte ahora.

Además de conseguir una cena gratis y a Louis como sirviente personal, logré tener el número de varias jovencitas preciosas. Las tenía a mis pies y eso enfureció a Louis, por lo que no desaproveché la oportunidad de refregárselo en broma. Cuando ellas murmuraban en una ronda lo bastante alto para que las podamos oír le guiñé un ojo al castaño.

"Es súper tierno. Su carita de bebé, aww".

"¡Y hasta canta precioso! ¿Vieron sus modales?".

"Su voz es arte. Lo quiero de novio".

—Si quieres te enseño más tarde.

—No son mi estilo, rubia.

Me alejé bastante estupefacto. ¿Cómo no iban a ser su tipo? Eran preciosamente británicas, todo el mundo anhelaba tener alguna a sus pies. Y yo no tenía una, sino un grupo lleno de ellas. Bah, al diablo los gustos de Louis. Algún día vería qué le gustaba para así sorprenderme y esperaba que así fuera.

Fui al escenario a tocar una canción que era de mis favoritas "fool's gold" y se la dediqué a esas británicas que tanto me vitoreaban. Veía la emoción en sus ojos y se sentía tan bien. Les sonreí y casi dejaron de respirar. Seguro que luego obtenía una paliza de parte de todos sus compañeros a quienes quité toda posibilidad de enamorarlas, pero poco me importaba.

—Zayn, ve a atenderlos —ordenó Louis desde la barra con pocas intenciones de socorrer al desborde de hormonas. Mejor quedarse mirando como su amigo perdía la paciencia con esos niños de papá.

—Estoy con otros clientes. Ve tú.

—Te odio, maldito haragán. Ojalá te den menos propina que a mí.

Y Louis se acercó a una mesa con una falsa sonrisa que le obligaban a usar para atraer clientes. Dio el típico saludo que se le daba a cada persona que pisara el bar. Maldijo en voz baja cuando tuvo que ir a otra mesa porque en la anterior no estaba el famoso cumplañero. Lo conocía lo suficiente para decir que ya detestaba al pobre chico. ¡Qué culpa tenía que fuera un haragán! Nuevamente misma sonrisa y saludo, esta vez un tímido rizado de ojos verdes habló.

Cada viernes por la noche [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora