Corazones rotos

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Zayn me contó que toda la semana Louis se la pasó cabizbajo, sin ánimos y sumido en sus pensamientos. Pocas veces había intentado entablar una conversación con él, la mayor parte del tiempo lo ignoraba. La ausencia de Harry había sido culpable. ¡Pero el rizado no tenía la culpa! Él no sospechaba que cierto chico tenía planeada una declaración. Solo era su amigo de un bar, ¿por qué pensaría otra cosa?

Lo llamé por teléfono y le hablé sobre el nuevo equipo de fútbol incluído en la liga pero no le importó. Pedí ayuda al moreno, pero nada. Ni los típicos comentarios de Zayn ayudaban.

"Oh, Louis solo quiero que vuelvas a ser el de antes. No me gusta cuando cambias tan drásticamente tu estado de ánimo como si de una montaña rusa habláramos. Los demás no tienen que ser el motivo de tus alegrías o tristezas, de tus altas y bajas... Solo quiero verte irradiando tu luz como siempre, no consumiéndote internamente".

Y pensé que solo serían días o semanas decaídas y otra vez me equivoqué. La razón de vivir y ser se habían ido y él no tenía ganas de seguir fingiendo estar feliz para los demás. Solo con Harry pero él había dejado de ir al bar. ¿Para qué hacer sonrisas cuando todos sabían que estaba destruido y hecho pedazos? ¿Cuando todos sabían que no tenía nada? ¿Cuando todos sabían que ya no le quedaba nadie? ¿Cuando todos sabían que no tenía un futuro o que nunca podría actuar genuinamente?

Lo que Louis no sabía era que Harry podía rearmar sus partes rotas y ubicarlas en su lugar, darle todo lo que necesitara, acompañarlo en su vasta soledad, mostrarle que había algo más que un "día más" que eso era extenso, infinito... Que juntos podían descubrirlo. Podía ser su mañana si tan solo se lo pidiera. Harry haría mucho más que lo imposible para encontrar al Louis que una vez llegó a conocer pero este se había refugiado a través de paredes que nadie podía escalar salvo Harry.

Pero Louis no sabía que todo eso podría llegar a hacer Harry... Y Harry tampoco.

Como si no fuera poco, un hecho lo terminó de derrumbar por completo.

Habían pasado años desde la última vez que se mencionó ese nombre. Con Zayn habíamos prometido no volverlo a nombrar para no dañar a nuestro amigo quien tampoco tenía intenciones de volver a decir algo sobre él. Parecía que si no lo llamábamos el castaño no pensaba en él y tampoco se torturaba mentalmente. Yo no sabía que Louis sí lo hacía aunque nosotros no dijéramos el nombre. Ese maldito nombre aparecía entre sus sueños cada noche y era imposible escapar de él.

Con los años cambiaron las cosas. Ya no se mencionaba ese nombre, no se hablaba sobre esas épocas y no se decía ningún comentario indirecto. También se aprendieron varias cosas y una de muchas fue que el tiempo borraba personas pero no su esencia.

Hicimos esa promesa, sí, pero yo la rompí.

—¿Harry? —balbuceé sin poder creer lo que veía.

—¡Hey, Niall! ¿Cómo has estado? No pensé que todo seguiría... igual.

No seguía todo igual. Desde que decidió nunca más volver nada había sido igual.

—¿Ya eres el cantante más espectacular y famoso del mundo? —tomó asiento en la barra al lado mío.

—No —respondí con la voz rota. Suspiré—. Soy médico.

—¡Oh, eso es genial! Siempre quise serlo. Ya sabes, me encanta ayudar a las personas. Y sería genial en eso si tan solo me gustara estudiar demasiado.

—No es tan difícil. Solo necesitas compromiso y hábitos.

—Algo que no tengo —se rio y me di cuenta que el tierno niño de dieciséis años que venía cada viernes ya se había ido de su cuerpo.

Cada viernes por la noche [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora