Cada viernes por la noche [Larry Stylinson]

Aceptación

—Parece una fractura grave lo suyo —dijo un residente alto y guapo conocido como Mark. Él se encargaba de chequearlo.

—¿Pueden ponerme junto aquel chico? —pidió Louis viendo a Harry a través del vidrio.

—Lo siento no nos manejamos así.

—Tienes razón. Veinte años trabajando en un bar. Sé cómo es esto —buscó en su pantalón y sacó dinero.

—Veré lo que puedo hacer.

Al rato, vi que Mark entraba en la misma habitación que Harry y yo. Antes de explicarle que no podía él se adelantó y me explicó. Rodé los ojos, Louis no se rendía ni accidentado. Acepté de inmediato y a los minutos Louis se recostaba en la camilla al lado de la de Harry.

—Saca la lengua —ordené al rizado para corroborar que no hubiera polvillo en su interior.

—¿Le puede dar agua? —pidió Louis. Hacía rato que mi amigo se encaprichó en cuidarlo desde su camilla. Era irritante.

—No puede beber, Louis —le aclaré.

—Pero...

—Mark —lo llamé. Él dejó de acomodar unas medicamentos y se acercó—. Revísalo, iré a preparar la intravenosa.

Hizo lo que le pedí mientras yo iba al otro extremo de la habitación a preparar la inyección. A lo lejos, alcancé a oír al rizado conversando. A Mark le fascinaba el chusmerío y estaba encantado en escuchar.

—¿Pueden fijarse si tiene una frazada más suave? Esa puede causarle alergia.

—Louis basta —lo detuvo Harry mirándolo mal—. Mi esposo y yo vamos cada viernes al bar desde hace año. La primera vez que fui tenía dieciséis.

—Y a veces los miércoles.

—Louis siempre nos atiende perfectamente. Ahora es hora que cuide de sí mismo.

—Pensé que querrías estar con alguien conocido hasta que Jake se recupere.

—Gracias, estoy bien. No tienes que controlarme todo el tiempo. Estoy bien.

Mark se acercó a mí y dijo:

—¡Mi paciente acecha al tuyo! —rio—. Parece buen tipo. Me dio cincuenta dólares para que los ubique juntos. Creo que él le gusta.

"¡Claro que le gusta!".

—Su esposo está en cirugía. Está casado —expliqué frustrado y salí de la habitación.

Pasaba la noche y Jake aún seguía en cirugía. En ese tiempo vi las noticias, tranquilicé a Zayn por télefono —él no quería venir por su pánico a hospitales—, revisé a Harry mientras dormía y me quedé en la habitación junto a ellos. No como su médico sino como amigo.

Me senté en una silla al lado del rizado, era su médico después de todo.

—¿No necesita otra manta? Es algo friolento... —oí a Louis otra vez molestando a Mark. Ya había vuelto luego de hacerse una tomografía que mostró todo bajo control.

—Debe dar buenas propinas —dijo Mark y rodé los ojos. Ni un segundo aguantaba sus comentarios.

—¿Qué?

—Veo porqué va todas las semanas. Seguro que usted se ocupa más de él que su esposo.

[Reproducir multimedia para una mejor experiencia ;)]

—Conocí a Harry en el colegio de niños. Fue el primero en demostrarme que se puede ser feliz con caricias, besos y demás cosas cursis que detestaba. Ese niñito se había ganado mi corazón. Iba todo tan bien hasta que mis padres murieron y tuve que dejar esa escuela. Nunca pensé que volvería a verlo, ni de bromas. Había pasado días, meses pensando en nuestro reencuentro; pero con el pasar de los años ya casi ni pensaba en eso y lo olvidé. Seguí mi vida como todos harían. Y un día cualquiera se apareció en el bar. Y, joder, no lo había olvidado para nada.

»Harry iba cada viernes y mi vida cobraba color nuevamente. Y volví a cegarme pero esta vez peor. Estaba tan a sus pies que todo lo que me pedía yo aceptaba sin dudarlo. Todo lo que mis ojos veían era a Harry. No podía ocultarlo, estaba enamorado. Lo estoy. La pasaba tan bien cuando solo éramos él y yo. Juntos podríamos haber tenido el mundo en nuestras manos. Solo nosotros entenderíamos un amor tan grande como este. Todo era brillo, arco iris, paz, felicidad... Podía haber sido siempre así pero yo no pude decírselo. No sabía si sentía lo mismo, si yo podría siquiera gustarle... Debí olvidarlo, me hacía daño amarlo. Nunca pensé que rendirse sería tan difícil, pero, diablos, ¡es Harry! No cualquiera, Harry Styles.

»Se convirtió en el momento preferido de la semana... Una noche vino con él. Le pareció genial la idea de comprometerse allí. Ese anillo en su dedo lo puso en una hamburguesa con queso extra y sin aderezos, su platillo preferido. Vi cómo decía sí desde la cocina. Fue horrible, pero él estaba feliz y me conformo con su felicidad aunque yo no sea quien la cause. Y nunca dejaron de venir. Ahora él le pide su comida, ya no es la misma hamburguesa, no. Decide todo por él. Ya ni hablan. Apenas se miran. Sus ojos ya no brillan. Mi madre siempre decía: "los ojos no pueden brillar a menos que haya algo brillando detrás".

»De todas formas, si Jake muere se quedará solo. Tiene mucho miedo de perderlo. Yo solo quisiera tomar su mano y decirle que estará bien. Nunca tendrá que estar solo si no quiere. Dije que estaría aquí por siempre y me llevaré esta promesa hasta el final.

Mark miró el suelo sin saber qué decir. Eran muchos sentimientos encontrados. No podíamos pronunciar ni una palabra, no sabíamos qué decir. Era difícil decirle que lo superara o buscara a alguien más cuando él se había entregado con alma y corazón al rizado.

Yo estaba igual que Mark o peor ya que conocía la historia desde su inicio. Miré a Harry, él vivía ajeno a todo esto. No estaba al tanto de nada y la pasaba sin culpa, tan bien sin saber el daño que causaba detrás. ¡Oh, por Dios! Sus ojos... Harry me estaba mirando. Estaba despierto. Él había oído todo.

—Avísame cuando tengas noticias de Jake.

—Por supuesto, Louis.

Mark salió y supuse que iría al quirófano para ver cómo andaba todo. Yo salí de la habitación para tomar aire después de todo eso. Era tan afortunado de tener a Zayn, de tener alguien a quien amar y poder decírselo cada día. Y él era consciente de eso. Era mutuo. Y eso me hizo sentir mal por Louis.

Espié por el vidrio. Louis dormía y lucía como un ángel que no merecía vivir en un lugar tan caótico como la tierra. Su perfilada nariz, sus ojos cerrados, su pálido rostro, sus pómulos perfectos, sus finos labios... ¡Todo era tan extraterrestre, increíble, fuera de lugar! ¿Cómo nadie le daba el valor que merecía?

Ahora miré a Harry para compararlos, pero no alcancé a siquiera pensar. El rizado se acercaba a la camilla de Louis. ¡Quería decirle algo! ¿Por qué cuando dormía, mierda? ¡Oh, por Dios! Harry lo había escuchado todo el bendito tiempo y ahora le respondería...

No era eso.

—¡¡No puede respirar!! ¡Un carro de paro, ya!