Esperanza

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El amor es imprescindible y a la vez una jodida patada en la entrepierna.

Sí que lo es. Pregúntame a mí sino. He visto tantas declaraciones y rechazos que soy todo un experto. Es toda una rutina divertida. Caras ilusionadas, la timidez peculiar, los sonrojos infaltables; siempre están ligados a la palabra "amor" al igual que también al desastre. Todo lo bonito llega a su fin y surgen las caras vacías, monotonía y los sentimientos pasan a tercer plano.

"Toda historia de amor que es bonita está condenada a la tragedia". Siempre me repetía eso una y otra vez luego de haberlo vivenciado en carne propia.

Pero, ¿por qué pasamos de felicidad a tristeza tan repentinamente? ¿Será que la aceptación y el rechazo tendrán algo que ver?

Pues no lo sé. En realidad, no soy tan experto como dije. Pero de algo que sí estoy seguro es que la respuesta debe de estar en el bar "Redaster".

Todo comenzó allí y todo quedó allí.

Cada viernes, con mi guitarra al hombro, iba a tocar mis composiciones a una audiencia no tan grande pero confortante. Debo admitir que no solo lo hacía porque me gustaba cantar y era mi sueño frustrado, sino que además había alguien que se llevaba todo el mérito. Altura promedio, ojos oscuros pero hipnotizantes, tez bronceada, dulce sonrisa y unas jodidas perfectas pestañas.

—¡Oye, rubia! Me hiciste perder una apuesta. Te detesto —me recibió con una fugaz sonrisa. Se hizo a un lado para que escogiera una mesa y así sentarme de una buena vez luego de una caminata bastante tediosa y extensa.

—¿Apuestas, Zayn? Debería estar sorprendido, pero lo esperaba en algún momento.

—Shh, no vengas con sermones. Louis dijo que hoy no vendrías después de ver en las noticias el choque en cadena que llevó varios heridos. Pero aquí estás. Las propinas de hoy se las tendré que dar a él, agh.

Tomó asiento en la silla vacía. Debería estar trabajando no charlando junto a mí, pero es Zayn, ¿qué más podría pedirle?

—Hoy no estoy de guardia —expliqué.

Miré algo extrañado el lugar. Aún estaba vacío y eso era raro. El día de San Valentín por lo general se llenaba tan rápido que hasta tenía que ponerme un delantal y ayudarlos. Pero hoy lucía tan pacífico que hasta daba miedo.

—¡Qué suerte! —confesó y casi se arrepintió de haberlo dicho tan alto. El castaño que se hallaba limpiando el suelo volteó a mirarnos. Incómodo.

Me relajé cuando lo vi sonreír cómplice.

—Sí, claro —dije algo nervioso. Lo nuestro debía quedar en secreto, al menos por ahora. Pero no, ¡él quería sacarlo a la luz cada vez que podía!

—¿Quieres algo de beber, Niall? La casa invita. O mejor pondré a nombre de Louis tu cuenta ya que me robó todas mis futuras propinas. Sería justo —susurró riendo.

"A ti quiero", casi dije en voz alta.

—No, gracias —decliné sonriendo por su comentario.

—Bien, bien —se levantó y chifló a Louis—. Hey, Lou, hermano. Ven un segundo.

—Debo secar el piso para así poder abrir de una buena vez, Malik. Solo espera a mi descanso.

—¡Vamos, es un segundo!

Louis me miró y yo solo me encogí de hombros. Quería saber qué le diría Zayn al fin y al cabo. Entonces, aceptó y fue con él. Lo sé, mi rostro angelical podía ser persuasivo cuando quería.

—¿Qué quieres?

Zayn lo llamó desde la cocina y se perdieron por un buen rato dejándome solo. Charlas de amigos, dah. ¡Quién sabe con qué le salía! En verdad si que los admiraba. Tenían una amistad fuertísima desde los quince años y nunca bajaron los brazos por nada. Louis contaba con Zayn y Zayn contaba con Louis para todo. Eran como hermanos, nadie ni nada se interponía entre ellos. "Juntos para todo contra el mundo, compañero de crímenes", decían.

Me estaba aburriendo demasiado. Frecuentemente, en Redaster no había tanto silencio, pero hoy, repito, era diferente. Por alguna razón no abrieron a las seis como cada noche, ¡eran las ocho y seguía cerrado! ¡Y hoy era San Valentín! Cuando los idiotas enamorados salían a cenar y a gastar dinero por diversión.

Para agilizar sus trabajos fui a terminar lo que Louis estaba haciendo. Conste que solo lo hacía por aburrimiento y porque estaba libre.

Había demasiado silencio en esas cuatro paredes del comedor así que podía escuchar perfectamente la conversación de ambos. Ja, idiotas.

—¿Me puedes cubrir esta noche?

—¡Vamos, Zayn! Hoy no... Se llena bastante y no podré yo solo.

—Está Josh para ayudarte.

—Es el chef, idiota. ¿Además, qué le diré a Liam? Oh sí, esto es genial, escucha: "oye, jefe, mira Zayn me dejó solo una de las noches cuando vendemos millonadas solo por su noviecita. No hay problema, ¿verdad?". ¡Seguro que estará feliz! Liam es todo un tipo aburrido que sigue las reglas y no estará contento contigo. No me meteré en problemas por ti.

—Yo te cubrí varias veces.

—¡Estaba de luto! —se enfureció Louis.

Supe que Zayn lo había arruinado por completo y su silencio me lo confirmó. Nervioso continué trapeando y tarareando para así poder olvidarme de ellos . "¿De dónde sería esta agua?", me pregunté. Seguro alguien con una bendecida torpeza volcó su refresco.

—Lo siento, Louis, yo solo...

—Está bien.

—No, no, no lo está...

—Te cubriré, ¿sí? para eso están los amigos —terminó el castaño y pude ver su sonrisa rota cuando salió de la cocina.

Me dolió. Y mucho. Louis no se merecía tanto dolor en su vida.

—Gracias, Niall —me dijo cuando vio todo limpio. Inclusive, alcancé a notar una sonrisa de alivio.

—A sus órdenes, capitán —bromeé intentando sacarle una sonrisa inútilmente—. Él vendrá hoy, ¿no es cierto?

—Como cada viernes, él vendrá.

Cada viernes por la noche [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora