Frustración

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—Humm, ¿Niall? Quiero confesarte algo —me dijo Louis un día.

—Dime —pedí sin prestarle mucha atención. Comía unas papas que el cocinero me había regalado.

—Me gusta Harry.

—Ya lo sabía... ¡¿Espera qué?!

—Me gusta Harry. No sé cómo pude dejar que volviera a entrar en mi corazón otra vez.

—¡¿Otra vez?!

—Éramos niños.

Ambos iban al mismo colegio. Harry era el chico que todos querían excepto Louis. El niñito se quedaba alejado de la popularidad del rizado por celos. ¿Por qué a Harry lo amaban tanto? ¿Que a la gente no le gustaba sus ojitos azules? Su mamá decía que todo el mundo quería unos ojos así. ¡Seguro porque Harry los tenía verdes!

Todos los nenes del salón querían estar con Harry pero a Harry no le importaba tanta popularidad incesante. A él solo le llamaba la atención el pequeño niño del curso más grande que lo miraba receloso desde lejos.

Un día, se le acercó para invitarlo a jugar a la pelota pero Louis le arrebató el balón y se lo arrojó en la cara. Harry lloró pero al castaño le dio igual, se lo merecía. Incluso si lo veía en los pasillos le sacaba la lengua y le hacía "fuck you".

A pesar de los malos tratos, Harry no se rindió.

Todos los días deambulaba cerca del otro con ofertas. Comida, juegos, paseos. Pero nada. Louis estaba empedernido en hacerle la contra. Le preguntó a su mamá el porqué y ella le dijo que a lo mejor le faltaba más amor o no sabía lo que era y que por eso era grosero.

¡Harry iba a ayudarlo a obtener más amor!

¿Cómo podía darle amor?

Sus padres se amaban o eso había escuchado. Ellos se habían casado y eso era amor, le dijo su hermana. ¿Casamiento? No podía pedírselo al pequeño. Le diría que no, además él no quería usar un vestido.

Recurrió de nuevo a Gemma y ella le dijo que otra forma de mostrar afecto era con besos.

La peor desgracia para Louis: un beso de Harry. Eso lo condenó de por vida.

Al día siguiente, Harry buscó corriendo a Louis en el patio. Este sacaba unas galletas de su mochila cuando el niñito detestable lo agarró de los hombros para voltearlo. El castaño lo miró mal pero no le importó. Le dio un suave beso en la mejilla y salió corriendo.

Louis quedó estático sin poder hablar. Todo el recreo duró así. Ese niñito lo había besado. Sus padres le habían hablado sobre eso. Cuando las personas se querían mucho lo hacían. ¿Harry lo quería? Tocó su delicada mejilla una y otra vez. No fue tan malo... Harry no era tan malo después de todo.

—¡Debes decírselo! —exclamé histérico.

—¿Tú dices? ¿Y si no siente lo mismo? ¿Y si no le gustan los tipos? Lo analicé mucho tiempo y podrían gustarle los chicos. Pero no creo que fuera así. Después de todo trajo una chica...

—Cállate, Louis. Le dirás a Harry lo que sientes y si te rechaza, ¡no importa! Te consolaré. Nada que una buena comida, fiestas y amigos no solucionen. Un rechazo o ruptura se supera pero lo que no se supera nunca en la vida es haberte quedado con la duda del "qué hubiera pasado si". ¡A lo mejor tienes suerte y no lo sabrás nunca porque no lo dijiste! Tú irás y se lo dirás, ¿bien? Yo te apoyo, Lou, y Zayn estará de acuerdo conmigo.

—Cuando venga se lo diré... —dijo no muy convencido. Sé que quería calmar mis ansias pero no era estúpido. No se lo diría, lo veía venir.

—Más te vale, Louis. Se verán lindos juntos —fantaseé imaginándome a la pareja tomados de la mano en la calle, compartiendo sus ropas, abrazándose sutilmente para que envidiosos no los descubrieran, besos apasionados que los harían ver las estrellas y millones de situaciones más que implicaran el amor de Louis y Harry.

—¿Niall? —me trajo a la realidad—. ¿En qué tanto piensas?

—En un deleite —dije con otro acento. Louis rio y me palmeó la espalda antes de irse.

—Ah, Niall, Zayn me dijo que te espera en la cocina. Creo que necesita ayuda para lavar los platos.

"Sí, claro. Lavar platos. Zayn era camarero", pensé. Fui con él preparándome internamente.

Louis pasó todo el día nervioso por desear decirle a Harry lo que había planeado una y otra vez con nosotros. Tanta práctica le ayudó a quitarle los nervios de encima aunque de vez en cuando se mordía las uñas. Actuaba demasiado histérico y si no hubiera sabido el motivo probablemente lo hubiera golpeado. Estaba todo listo: declaración, flores, Louis pero faltaba lo más importante y era Harry.

El rostro del castaño era ansiedad y calidez pura. Hasta parecía un niño por tanta ternura que demostraba, pero todo cambió cuando el reloj seguía avanzando y el rizado aún no llegaba como de costumbre.

—Se debe haber retrasado. Ya sabes, Harry tarda demasiado en arreglarse.

No quería arruinar su optimismo y sonrisa pero sospechaba que no era por eso. Harry era puntual y nunca faltaba. Louis lo sabía y probablemente se repetía varias que veces que seguramente se había retrasado.

Tenía el anhelo de que entrara al bar esa noche especial y nada lo haría cambiar de opinión.

Los minutos pasaban y el terror de aceptar que él no vendría se apoderó de la mente de Louis. El rizado no muy a menudo faltaba solo cuando se enfermaba pero eso únicamente había ocurrido dos veces. ¿Habría pasado algo malo? El pecho de Louis comenzó a subir y bajar a un vaivén desenfrenado. Sus nervios entraron en acción arruinando su estabilidad emocional.

¿Estaría bien Harry?

Quería borrar toda posibilidad de que algo malo había pasado. Jugueteaba con su ropa mirando una y otra vez la puerta con la esperanza que alguien entrara por ella.

Pero ese viernes, Harry no llegó.

Cada viernes por la noche [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora