Narra Lisa:
—Mamá, te vas a poner bien... ¿Mamá?
—Lalisa...
Todo iba fatal. Mi madre no se despertaba y llamé a un médico. Nos transportaron en ambulancia a un hospital y ahora ella está en camilla. No fui al instituto porque estaba demasiado asustada. Le habían diagnosticado Alzheimer y era terrible. No se acordaba de casi nada y le costaba hablar.
Un médico entró a la sala y me dio un pañuelo para que me secara las lágrimas. Le hizo unas pruebas a mi madre y le dio su medicamento. Yo me mantuve inmóvil. Hasta que el médico me habló.
—Oye—me dijo el médico—deberías irte a la escuela...
—Vale—tartamudeé. Me levanté temblorosa del asiento y recogí mi mochila—cuidad de mi madre porfavor...
—Haremos todo lo posible—dijo el médico. Yo asentí y le di un beso a mi madre en la frente antes de salir de la sala. Cuando ya estuve fuera del hospital, respiré el aire fresco y con mi mochila echada al hombro, corrí hasta el instituto. Llamé y me abrieron las puertas. Subí las escaleras y llamé a la puerta de la clase y la abrí. Suerte que estaban en literatura, porque esa profesora (Profesora Ai) siempre es buena conmigo.
—Lo siento—dije al entrar—tuve que ir al hosp-
—no pasa nada, Manoban—dijo la Profesora Ai—siéntate. Le sonreí y hice una reverencia antes de sentarme al lado de Jennie, que no tardó en preguntarme.
—¿que pasó?—me preguntó Jennie.
—Te lo contaré en el recreo... aguarda—le dije mientras sacaba los cuadernos.
Atendí la clase intentando que las lágrimas que resguardaba no salieran y me hicieran pasar una vergüenza que me duraría todo el curso y más. Así que cuando sonó el timbre, por acto reflejo, cogí a Jennie de la mano y salimos las dos corriendo de la clase. Las lágrimas no pudieron esperar y empezaron a caer por mis mejillas. Todos me miraban y cuchicheaban sobre mí. Aún sostenía la mano de Jennie. Jennie tenía las manos suaves... ojalá ahora también pueda tocarlas de nuevo... Bueno, que Jennie se soltó de mi mano, me giré y ella vio mi cara llena de lágrimas.
—¿¡Lalisa!?—su voz parecía preocupada—¿Vas a contarme lo que ha pasado?
—Es mi madre...—murmuré cerca de su oído—tiene... tiene...
No podía decir la palabra. Si la decía, iba a llorar aún más. A esas personas que su madre, abuela, padre o lo que sea, tenga esa enfermedad, me entenderán.... es duro, y no se si voy a poder cargar con mi madre así. Y tampoco sé si mi madre aguantará. Desde que mi padre fue asesinado, mi madre era lo único que me quedaba y no la quería perder... no la podía perder, porque sin ella no soy nadie.
—Mi madre... tiene... tiene... Alzheimer....—tartamudeé en el oído de Jennie. Ella no dijo nada. Solamente aprovechó que yo estaba a pocos centímetros de ella para abrazarme. Pero un abrazo que no fue como el del otro día, cuando vino a mi casa y nos despedimos, fue más bien un abrazo cálido, como si te protegiera. No pude más, hundí mi cabeza en el hombro de Jennie y me puse a llorar. Ella me abrazaba mientras yo lloraba. Nunca olvidaría ese abrazo. Nunca.
—Lisa...—dijo cuando yo ya me hube calmado un poco—Lisa, todo va a salir bien... ¿vale?
—¿Cómo estas... tan convencida?—dije. Jennie suspiró—Jennie, no se que hacer...
—Porfavor, no llores así, Lisa, no me gusta verte llorar...—me miró a los ojos—tú madre seguro se recupera y...
—No—murmuré—me lo han dicho ya los médicos. Es irreversible. No se puede hacer nada. Mi madre se irá olvidando de todo hasta que se olvide de respirar y se... se... se... mue... muera...
Jennie volvió a acercarse a mí. Me cogió de los hombros.
—Lisa—me dijo—tienes que ser fuerte, tienes que aguantar. Tú eres fuerte.
La miré. Nos miremos. Jennie logró convencerme. Volvió a abrazarme y yo le dije "sí, seré fuerte" al oído. Ella sonrió. Puede que lo de mi madre sea irreversible y que no pueda hacer nada, pero no se me impide pasar tiempo con ella y disfrutar estos, desgraciadamente, últimos días que nos quedaban juntas. A partir de ahora, mi madre "vivirá" en el hospital y yo no sabía qué haría, porque sola en mi casa no podía quedarme. Jennie me acompañó a mi casa para que cerráramos las puertas. Luego, caminando por la calle, me dijo algo que hizo que me dieran ganas de llorar de alegría.
—Si quieres puedes vivir conmigo—dijo. Yo me giré, sorprendida.
Aunque no conociera de muchos días a Jennie, me parecía una persona realmente hermosa que siempre está dispuesta a ayudar a todo el mundo. Porque ella realmente es así, es la felicidad hecha persona. Me doy cuenta de lo mucho que la quiero de repente.
—¿Segura?—dije—no quiero molestar...
—¡Lisaaaa, tú no me molestas!—dijo Jennie—además, tú sola no te puedes quedar en tu casa. A mi padre no le molestará que te quedes con nosotros.
—Gracias, Jennie—no aguardé y le abracé. Jennie correspondió y las dos fuimos al hospital. Lleguemos y fuimos directas a la respectiva sala de mi madre. Los médicos acababan de sacarle sangre y se encontraba un poco mareada.
—Mamá—dije mirándola. Ella ni se inmutó—Mamaaaaa
Se giró y nos miró a las dos.
—¿Lisa?—me dijo—y...—miró a Jennie—¿cómo eras?
—Jennie—habló torpemente—soy Jennie, una amiga de su hija...
Mi madre asintió lentamente y luego entrecerró los ojos.
—Mamá, Jennie me ha preguntado que, ya que tú estás acá y yo no me puedo quedar sola en casa.... que si puedo ir a su casa....
—Claro.... sí...—murmuró mi madre. Yo sonreí—tienes que pasar por... por casa y decirle a papá que te recoja las maletas....
Me dolió muchísimo que mi madre pensara que padre seguía vivo cuando estaba muerto.
—Vale—sonreí, a punto de llorar. Iba a llorar cuando Jennie pasó su brazo por mi hombro y juntó nuestras cabezas. Ella también iba a llorar—nos vamos, ¿vale? Vendré a verte tooodos los días..
—Hasta lue—empezó a toser y unos médicos nos indicaron que saliéramos de la sala. Hicimos caso. Le dije a Jennie de pasar a por mis maletas y aceptó. Me ayudó a preparar mis cosas y me acompañó hasta su casa. Era un edificio pequeño, como el mío mas o menos. Total, que entremos. Subiendo por el ascensor, abracé a Jennie por la cintura. Ella no hizo nada, es más, apoyó su cabeza en la mía y nos miremos al espejo. Parecíamos una pareja de esas acarameladas. Y entonces, algo cambió dentro de mí. Estaba enamorada de Kim Jennie.
