—¿¡Cómo!? ¿Lisa se fue?—dijo Rose cuando le conté todo—No puede ser posible...—si que es posible, Rose—dije aún con lágrimas rodando por mis mejillas—No se a donde fue... mi madre lleva unos días sin aparecer por casa y... Jisoo está muy liada... no se donde mierda puede estar Lisa...
Rose me rodeó con sus brazos. Yo lloré en su hombro hasta quedarme seca y me reincorporé.
—Rose, ayúdame a buscarla... por favor...—murmuré—yo sola no la puedo buscar, y tampoco la puedo convencer.
—Está bien, Jen, te ayudaré...—Dijo Rose. Las dos nos levantemos del banco en el que estábamos sentadas y decidimos buscar en el parque al que yo solía ir con Rose.
Busquemos por todos los rincones del parque, y ni rastro de ella. Decidí llamarla, cosa que ya había intentado veces antes, pero nunca coge el teléfono.
Estábamos ya rendidas de buscar cuando pasemos por la acera de enfrente de la biblioteca; la vi salir de allí. Vi a Lisa, con sus cabellos pelirrojos, una sudadera que no parecía suya y unos pantalones vaqueros. Llevaba puesta una mochila y miraba hacia los lados, nerviosa.
—¡¡Rose!!—tiré del brazo de Rose y señalé a Lisa. Lisa echó a andar y Rose y yo la seguimos por la acera de enfrente sin que ella se diera cuenta.
Se paró y llamó al timbre de una casa. Un chico le abrió y ella entró a la casa. Crucé sin pensarlo la calle hasta el portón. Miré a los lados, cosa que siempre hago y vi que anochecía. Me encontraba delante de donde estaba Lisa. Necesitaba hablar con ella. Rose apareció también delante del portón y me susurró que llamara al timbre.
—Rose... ella no me quiere ver—susurré.
—Solo intentalo—me dijo. Retrocedió hasta quedarse en la otra acera y me hizo señas para que llamara. Temblando, dirigí mi dedo índice al pulsador y cerré los ojos. Pulse y un "ding dong" recorrió el lugar. Se escucharon unos pasos en el interior de la casa y cómo abrían un pestillo. Abrieron la puerta y bajé la cabeza.
—¿Quien coño eres?—escuché. No era la voz de Lisa, si no una más masculina. Levanté la vista. Era un chico. No sabía quien era.
—Ho...hola—tartamudeé—busco a... ¿Lalisa? ¿Está ella aquí?
—Si...—el chico se giró—¡Lisa!
Escuche también unos pasos y una débil voz que decía "ya voy". Mi corazón se paró. Escuché como bajaban las escaleras a toda velocidad y entonces... lo primero que vi fueron los cabellos pelirrojos recogidos en una coleta. Lisa bajaba corriendo los últimos escalones sin verme aún.
—Lisa, te buscan—Dijo el chico. Y se fue, dejando a Lisa y a mí. Ella se retocó la coleta antes de levantar la vista y encontrarse con Kim Jennie, con sus ojos rojos y el maquillaje corrido. La miré y ella me miró.
—Mierda—dijo. Se giró buscando al chico pero no encontró nada. Solo ella y yo. Trague saliva. La volví a mirar. No me cansaba de mirarla.
Me giré un poco y vi a Rose a lo lejos haciéndome gestos para que hablara con Lisa.
—O-oye Lisa—empecé a decir, pero las lágrimas me adelantaron y empecé a llorar de nuevo. No lo pude evitar. Lisa trago saliva también—Lo siento... perdóname por favor... la casa está vacía sin ti y... y... yo también estoy vacía sin ti, ¿no lo entiendes? Rose y Jis-
—Jennie, porfavor, vete...
—¡No! Tienes que volver...—exclamé. Me eché las manos a la cabeza, me estaba comportando como una loca—¡Lisa!
—Vete—dijo—me has seguido hasta acá, ¿no?
—Lisa, eso no... no importa, solo quiero que vuelvas, por favor... lo siento, me he comportado como una estupida, pensé que se reirían, pero eso da igual, Lisa, porque te quiero. Te quiero. Lisa te quiero.
Mis piernas no aguantaron mucho más y caí de rodillas al suelo.
—No me montes dramas—fue lo único que escuché antes de que la puerta se cerrara. Más lágrimas siguieron cayendo y cayendo. Rose vino hacia mi y me abrazó. Me dijo que lo volviéramos a intentar pero estaba claro que no sería posible otra oportunidad.
—Entonces volvamos a casa—me dijo. Yo negué repetidamente.
—No—Dije. Rose me miró extrañada—me quedo acá.
—¿como? Tú madre estará preocupada—dijo Rose tirando de mi brazo. Vio que no hacía efecto, así que paró. Me abrazó una vez más, antes de irse.
Yo me quedé delante de la puerta, entonces, fue cuando pensé que, tal vez, Lisa se había buscado un nuevo novio. Si, en esa casa había un chico. ¿Que quien era? No lo sé. Vaya lío...
Pasaron unos veinte minutos. Yo me quedé al lado de la puerta hasta que se abrió. Vi salir a Lisa. Ella sabía que yo estaba a su lado, pero no me hizo caso. Tiró unas bolsas de basura y al girarse, me miró. Hizo una mueca y se acercó a mi.
—¿Que?—preguntó. Trague saliva—¿te piensas quedar aquí toda la noche?
—El tiempo que haga falta para que me perdones—dije. Quedó muy cursi. Así que suspiré—Lo siento por todo, Lisa, enserio...
—Ja, ja, ja—dijo en tono sarcástico—no sientes nada. Creo que me has estado engañando. En realidad no me amas. Ni me has amado. Me has usado.
—¡¿Que?!—exclamé, levantándome del suelo—Lisa, ¡Yo te quiero muchísimo! Si no te quisiera, ¿te habría dejado estar en mi casa? ¿Lo habríamos hecho? Si no te quisiera, no te habría ayudado. Si no te quisiera, no habría pasado por todo por lo que he pasado contigo.
Ella abrió los ojos como platos. Yo miré al suelo. Cerré los ojos hasta que noté que una cálida mano me limpiaba las lágrimas. Abrí los ojos y vi a Lisa, con los ojos llorosos, como yo. Me cogió de la mano y besó mi mejilla. Yo sollocé. Ya... creo que ya lo habíamos arreglado todo.
—Jennie, te quiero.
.Sonreí.