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Narra Jennie:

Eran como las tres de la madrugada. Lisa y yo caminábamos por las vacías calles cogidas de la mano. Solamente se escuchaban nuestros pasos y la música que compartíamos con los auriculares. Estábamos escuchando "Perfect" de Ed Sheeran y Lisa tarareaba el estribillo de la canción. Empecé a tener frío en las piernas; pues el vestido blanco de gasa que llevaba no cubría lo necesario. Miré a Lisa. Ella llevaba unos jeans negros y una camisa de cuadros. Yo, a parte del vestido, llevaba una chaqueta de cuero y unos botines.

Rose se había ido hacía ya rato y Lisa me había perdonado. Amaba poder volver a caminar a su lado. Cierto es, como dijo Jisoo, que nuestra relación llevaría apenas dos meses... y mira por todo lo que habíamos pasado ya. Lisa paró la música y tiro de mi brazo. La miré: estaba a punto de llorar y es que, estábamos pasando por la calle de la casa en la que ella vivía con su madre. Hice una mueca. Lisa se agarró de mi brazo y yo la abracé. No me gustaba verla triste, de hecho, odiaba verla así. Nos quedemos abrazadas un rato hasta que, ella se separó. Se giró hacia la casa y caminó cogida de mi mano hasta la puerta. ¿Íbamos a entrar a la casa? Lo tuve claro cuando sacó las llaves y las introdujo con desesperación en la cerradura. La puerta abrió y ella asomó la cabeza al interior de la casa.

—Lisa... ¿crees que esto es buena idea?—dije soltándome el auricular. Ella hizo lo mismo, pero no me contestó.

Entremos del todo a la casa y vimos unos cuantos cristales rotos. Caminemos lentamente por el pasillo hasta que vimos una luz encendida. ¿Como? ¿Había alguien en la casa?

—N-no recuerdo haber dejado la luz encendida...—me susurró Lisa. Yo trague saliva y me adelante un poco para ver mejor la luz. Era la luz del dormitorio de Lisa. Estaba encendida.

—¿quien hay...?—pregunté. Lisa se encogió de hombros. Estábamos asustadas, pero logremos caminar hasta la cocina y coger unos cuchillos por si acaso. Lleguemos a la puerta de la habitación, estaba entornada un poco, pero con un pequeño empujón se abrió. Entremos a la vez y vimos una nota en el suelo y una ventana abierta de par en par.

Lisa y yo intercambiemos miradas y ella se agacho para coger la nota. La abrió lentamente y miró. Se encogió de hombros y me enseñó la nota:

Miré a Lisa extrañada porque no se entendía nada de lo que ponía

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Miré a Lisa extrañada porque no se entendía nada de lo que ponía. Nos sentemos en la cama de Lisa y intentemos descifrar ese ¿idioma? No, no era un idioma, eran símbolos.

—Lisa, son símbolos—dije.

—Sí, ¿pero que dice?—preguntó Lisa.

—No se...

Pasemos unas cuantas horas mirando hasta que nos entró un sueño terrible y nos quedemos dormidas.

Cuando nos despertemos había otra nota y nos asustemos pensando que la habían dejado mientras dormíamos.

Ponía:

La raya azul que se marcaba debajo de lo que parecía ser una "N" nos llamó la atención

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La raya azul que se marcaba debajo de lo que parecía ser una "N" nos llamó la atención. Lisa giró la mirada y vi lo que miraba. Era una mesita de noche, adornada con rayas, también azules. Lisa y yo intercambiemos miradas y nos abalancemos sobre la mesita. Lisa abrió un cajón y yo rebusqué en el hasta encontrar otra nota. Pero estaba vacía. Nos rendimos y guardemos las notas en el bolsillo de mi chaqueta. Salimos de la casa lo más rápido posible y pasemos el trayecto en autobús (a las dos de la madrugada) en silencio. Cuando lleguemos a mi casa, entremos lo más en silencio posible. Mi madre habría llegado hacía dos horas y habría pensado que nosotras dormíamos, cuando NO. Nos metimos a su cuarto y saquemos las pistas. Las dejemos sobre la mesa y inspeccionemos cada símbolo; probando si se podía comparar con alguna letra del abecedario...

 𝙼𝚒 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊𝚜𝚝𝚛𝚊 (𝘑𝘦𝘯𝘭𝘪𝘴𝘢) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora