Después Del Arcoiris ( Traducida)

Capítulo 24

— ¿Dónde está mi esposa Rosalía?— Preguntó Camila después de buscarla por toda la casa.

— Dinah llegó hace unos minutos señora, tenían que ir a la batalla tal parece que las mismas personas que siempre intentan atacarnos le han hecho daño a uno de nosotros con la guardia baja.— Dijo sacudiendo la cabeza.— Se fue a toda prisa, hay un gran ejército en camino aquí, por lo que escuché.— Camila resopló. Una ola de preocupación se apoderó de ella después de todo, Lauren no había ido a tomar té con unas amigas. Ella había ido a una batalla.

"Es bueno mantener el equilibrio en tiempos de guerra, perder la cabeza puede ser peligroso" recordó la frase que Lauren le había dicho unos días antes de la boda, sacudió la cabeza tratando de no entrar en pánico. Esa era solo su mente culpable de la pelea que la hacía alucinar.

— Está bien avísame cuando llegue por favor— pidió.

— No creo que vuelva temprano esta vez señora, las cosas parecían feas según la señora Dinah.

— Gracias, subiré entonces. — anunció Camila.

— ¿No quiere comer algo? La fiesta fue cancelada porque la mayoría de ellos fueron a la batalla, pero aún queda mucha comida.— Ahora Camila entendía por qué todos corrían apresuradamente en las calles.

Entraron en batalla.

— No gracias Rosalía voy a descansar.

— Que tenga buenas noches señora.— Dijo.— ¡Oh espere!— Se apresuró a decir haciendo que Camila volviera a mirarla.— La Señora Lauren me pidió esta mañana que le entregue esto esta noche. Se suponía que debían estar juntas, pero ella tenía que irse.— Dijo entregando una jarra completamente decorada, dentro del contenedor estaba los mejores dulces de la ciudad, Camila reconocía sus dulces favoritos desde la distancia.

— Gracias.— Y con la jarra en mano subió las escaleras.

                   •••

Seis días habían pasado, la ira de Camila ya se había convertido en pura preocupación no podía negar que todavía sentía un poco de dolor, admitió que se había pasado demaciado con lo que le había dicho a Lauren. Todavía quería terminar el matrimonio pero no quería perder el contacto con ella, no había sido una cosa noble engañarla así pero al menos Lauren nunca la había obligado a nada.

Ya era de noche y Camila miraba al cielo a través de su gran ventanal de cristal, el inmenso zeppelin regresaba y sabía que Lauren podría estar en el y se permitió crear expectativas.

Casi treinta minutos después escuchó el mismo sonido de cosas rompiéndose en la biblioteca, pero decidió no ir ahí esta vez quizás su presencia empeorara las cosas. Ella misma no tenía ni idea de cómo reaccionaría ante su esposa después de las barbaridad que le había dicho.

Por dentro se dio cuenta de que probablemente ya no sentía lo mismo por John, porque había pensado en el todos estos días desde que Lauren se fue, solo cuando recordaba haber sido víctima de una gran mentira, no lo recordaba con amor ni con anhelo. Anhelando admitió que sentía algo por Lauren ahora tal vez su ex esposa o amiga.

El ruido en la puerta de su habitación al abrirse la hizo mirar rápidamente en dirección a ella, sorprendida por una Lauren completamente herida, con un labio cortado, un ojo morado, contusiones en todo el cuerpo y una venda en el hombro izquierdo, y con nada más ni nada menos que Jenna.

— Dios mío ¿que pasó?— Preguntó Camila acercándose con ojos preocupados. Lauren no dijo nada, solo se llevó las manos al pecho tratando de abrir los botones de su camisa siendo detenida por Jenna.

— Déjame ayudarte.— Jenna habló rápidamente — Lauren resibió un disparo, pero ya la han tratado.— Le respondió a Camila.

— No necesitas, déjame hacerlo a mi.— Dijo Camila acercándose más a ellas, no fue por celos ni nada, pero no quería que Jenna viera a Lauren en ropa interior. Cuando levantó la mano al pecho de Lauren y consideró abrir los botones, Lauren levantó rápidamente su brazo derecho sosteniendo la muñeca de Camila que la miró sorprendida y Lauren se quejó de dolor por el repentino movimiento, le dolía todo el cuerpo a pesar de que el disparo atrapó en el lado izquierdo.

— ¡Tú no, ella!.— Le impuso seriamente a Camila haciéndola sorprender.

— No... no quiero a esa mujer en nuestra habitación.— Mintió la verdadera razón para no querer a Jenna ahí mientras Lauren se desnudaba.— Mira no quiero pelear. Déjame cuidarte.— Le susurró a Lauren a pesar de que Jenna la escucharía. Lauren mantuvo su expresión neutral.

— No necesitamos pelear.— Dijo la mayor mirando la cara de Camila.— Jenna, llama a Ally por favor.

— Lauren, déjame a...

— Camila, llamaré a Ally a Rosalía, al diablo si es necesario...— Lauren escupió las palabras con dolor.— Pero no me tocas.— Su tono de amargura era notoria.— No necesitas ensuciarte las preciadas manos con nada desagradable.— Camila abrió la boca varias veces para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Jenna sonrió discretamente cuando vio la relación de las dos desmoronándose, si todo continuaba así pronto Lauren la tendría a ella.— Por favor Jenn, haz lo que te pido.— Y sin decir nada más Jenna salió de la habitación.

Lauren respiró hondo y se apoyó contra la puerta, luego con dificultad caminó hacia su cama y se sentó ahí tardando más de lo habitual y Camila notó que cojeaba en unas de sus piernas, sintiendo que toda la culpa la invadía por lo que le había dicho a su esposa, no era cierto lo que había dicho, Lauren nunca la había disgustado, solo lo dijo en el calor del momento.

Cautelosamente se acercó al borde de la cama y se sentó junto a su esposa, estudió la cara magullada de la mujer a su lado y lentamente acercó su mano al mechón de cabello que caía de la chica y lo colocó detrás de su oreja.

— Déjame ayudarte. — Susurró en un tono gentil.— Por favor.— Sintió que Lauren quería ceder a su declaración y vibró internamente al ver que su toque tenía un efecto en Lauren.

— Sería útil si dejaras de intentar acercarte, realmente no necesito tu pena.— Dijo con todo el dolor en su corazón, se levantó y caminó hacia el baño. Camila sabía que Lauren no podría quitarse la ropa sola, pero también sabía que estaba demasiada herida como para aceptar cualquier cosa que viniera de ella, y de lo que estábamos hablando no eran de las heridas externas.