Capítulo IX

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Pruebas

- ¡No puede ser! - exclamó sorprendida Candy antes de desmayarse.
- ¿Qué sucede, Candy? ¡Candy....! ¡Candy despierta...! - Terrence la atrapa, la mueve y le toca el rostro para intentar despertarla.
- ¡Hola, Candy! ¡Candy! ¿Qué sucede?
Terry, ¿qué le dijiste? - pregunta cuando ve a su esposa desmayada en la entrada de la mansión.
- ¡Que William es mío, es mi hijo! - exclama con desfachatez.
- ¡Dios santo, habla después! - le dice tomando su teléfono celular y marcando un número. ¡Candy se ha desmayado! - dijo y colgó en cuanto le contestaron.
- ¿Esta bien? - cuestionaron del otro lado de la línea.
- Eso espero...- responde el rubio.
- ¡Voy para allá! - dijo y colgó.

Horas más tarde...

- ¡Esto no esta bien William, aún no despierta! - suelta Terry dando de vueltas.
- Stear viene para acá,  además ¡cómo le das esa noticia sin prepararla! - reprende él molesto observando que su esposa sigue desmayada.
- Buenas tardes- se asoma alguien por la puerta de la habitación.
- Stear, ¡qué bueno que llegas...! Pasa - le da el pase y se aleja de su esposa para que Stear la atienda.
- No necesito hacerlo... supongo que Candy no te lo ha dicho - responde tomándole el pulso.
- ¿Qué cosa? - cuestiona William extrañado, otra vez ocultando secretos.
- ¡Qué esta embarazada de nuevo! - exclama sonriéndole a su tío.
- Espera, espera ¿cuánto? - quiso saber.
- Un par de meses si acaso - refiere él.
- Cielo santo, esa es una buena noticia, pero cuando fue... si tiene un par de meses... - se detiene a pensar.
- Suiza - responde Stear.
- Cierto en Suiza, ¡qué días no! - dice William y comienza a reírse.
- ¡No tan buena, ya despertó! - avisa Terry cuando observa cómo la rubia se toma la cabeza con las manos. Por cierto, Candice me dio esto para que rectificar la prueba de paternidad, felicidades eres el orgulloso padre de dos niños - celebró el médico extrañando el rostro que puso Terrence.
- Espera, espera ¿cómo? - preguntó Terrence.
- ¡Cómo! ¿Qué cosa caballero? - preguntó él.
- Según esta prueba de paternidad, soy el padre de William - refiere el Terry molesto por la noticias recibida.
- No. El señor Andley es el padre, si mire... no esperen - se detiene Stear cuando observa ambos exámenes.
- Yo soy el padre de William, lo ve - exclama William.
- No , William es mi hijo - reclama Terrence.
- ¡Pueden callarse! - pide la rubia molesta por el alboroto.
- ¡Candy! - Terry corre a socorrerla, pero Candy es abrazada por su esposo y le da un beso en los labios, situación que a Terry le desagradó.
- ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? - cuestiona William.
- No lo sabía a ciencia cierta William - responde la rubia tratando de sentarse. Ya vez que cuando me embaracé de tu hijo no tuve síntomas.
- Candy... -Terrence intentó defenderse por aquello de "tu hijo".
- Creo Candy, qué deberé hacer esta prueba yo mismo - Stear refiere y piensa que debería hablar con Thomas para ello.
-¡De verdad! - Terrence se sorprendió.
- Si quiere contratar a un genetista y a un abogado para que me vea hacer la prueba, está en su derecho - le dice a Terrence, pero sólo Stear y Albert saben lo que posiblemente sucedió.
- Bien... no esperaba menos - respondió Terrence, lo que le hizo quedar conforme.
- Ahora sí me permiten, tengo que revisarte, podrían salir y esperar en el pasillo, por favor - solicita amablemente el médico. Candy ¿cómo te sientes? - pregunta Stear calmado.
- ¡Muy estresada! - responde ella doblando las rodillas.
- Ahora veo por qué, ¿él es Terrence? - cuestionó al ver cómo su enferma se reducía ante él.
- Sí - asiente.
- Bien tendremos que esperar los resultados, por lo mientras dime bien cuándo tuviste tu última relación con Terrence... - le cuestiona.
- No entiendo - reacciona ella. Quizás se equivocaron - exclama ella emocionada
¡Quizás se equivocaron! - suelta Terrence extrañado. Aunque no creo, no le he dicho a mi madre que William pudiera ser hijo mío - suelta con un gran ánimo.
- Y yo a la tía abuela, algo le va a dar - piensa William.
- Vendré por Candy pasado mañana - le dice a William, él tiene las de ganar.
- No lo creo Terrence, espera un momento,  está casada conmigo. Además esperas que después de echarla de tu vida puedes exigir que vuelva a ti, ¡estás loco! Lo mínimo que puedes tener es visitas supervisadas...eso es lo que ordena la ley, Terrence - le dice sin enfadarse, pero por dentro veía que el hombre que tenía al frente era un sinvergüenza.
- Cuando le dije que ya no la amaba no era cierto - le contestó.
- Pues si eso fue una venganza, ahí tienes lo del divorcio, ahora te aguantas - le reclama, Candice era ahora su esposa, no la de él.
- ¡Aún me ama! - atestigua, creyéndose así mismo que así era.
- Ni lo sueñes, ella me ama ahora a mí - le aclara ese punto.
- Sí claro a ti, recuerda que me va a dar otro hijo - respondió hiriéndolo.
- ¿Pueden callarse? ¡Despertarán al niño! Terry, ya puedes irte a tu casa, por favor - entre que le pide y le ordena.
- Bien, pero vendré mañana por tus cosas, por ti y por mi hijo, por supuesto - responde y comienza a caminar hacia la salida.
- No puedo Terrence, ahora soy una Andley y tendrás que sacarme muerta antes que volver a tu lado y deja de decir que William es tuyo - le contesta a su ex esposo.
- Terrence, ella es mi esposa y William tiene mi apellido, además está embarazada de otro hijo mío - le dice, sabe de alguna forma que eso no le ha caído muy bien y si él se empeña en molestarlo, por qué no puede también hacerlo.
- ¡Hasta mañana! - responde él y se va.
- ¡Candice, felicidades! ¡Estamos embarazados, otra vez! ¿Por qué lloras? - pregunta William cuando ella rompe a llorar.
- Terry me va hacer volver y me quitará a William - responde y su esposo la sienta sobre sus piernas y la consuela.
- Ven, si resulta que es el padre de William, sólo tendrá visita supervisadas y no puede hacerte volver, te quedarás conmigo y nuestros bebés. Candice, no pasará nada, de verdad - le comenta para luego darle un largo y tierno beso, limpiándole las mejillas.
- ¡Tengo tanto miedo! Por eso no quería a Terrence en mi vida - soltó afligida.
- Sabes que pueden decirle la verdad - infiere Stear.
- ¿Será necesario, primo? - William advierte.
- La heteropaternalidad no es frecuente, pero sucede... - comienza a decir. No duden que él buscará cualquier recurso para saber si William es suyo, la probabilidad de que lo sea es del cero por ciento, eso yo lo sé. Vean chicos, Thomas y yo le hicimos pruebas de paternidad a William y es tuyo no tengo duda, pero... al otro niño... no quisimos hacerle nada, ni siquiera pincharle un dedo, él sin duda si era hijo de Terrence... - contó Stear.
- ¿Cómo lo sabes? - preguntaron extrañados.
- Porque le cortamos un mechoncito de cabello y le sacamos una prueba de saliva con la cucharita que te di - responde Stear.
- ¿La cucharita no es de William? - pregunta ella asombrada.
- No, era de Archibald... - comenta, mirando como aquellos dos comienzan a razonar lo que ha sucedido.
- Entonces la prueba de paternidad que tú sacaste ¿está correcta? - pregunta ella.
- Sí, él me verá haciendo la prueba al mechoncito de William que se le cortará en ese momento y comprobará que es el ADN de ti, primo, claro que si me da la cucharita tendremos que demostrarle que tiene el ADN de él, es decir que el gemelo, Archibald, era su hijo... - afirma emocionado.
- Y ¿cómo le haremos? Sabes qué Terry, tú hijo nació muerto y esa cuchara es la prueba de ello, ¡me demandará! - imita con una voz chillona.
- No puede hacerlo, ya te habías divorciado de él y la verdad es que no te buscó para nada - afirmó Stear o eso le había dicho la rubia
- Eso no es cierto, sí te buscó, pero ya te habías casado conmigo, George me lo comentó un día, pero en esos días andaba muy nervioso por lo del parto, que se me olvidó comentártelo, lo siento Candice, te he mentido - confiesa William.
- No te preocupes amor, se que te di mucha lata el último mes, de cualquier forma ya no sentía nada por él, para esas alturas te amaba a ti - responde ella sonriente.
- Bueno chicos, debo llamar con urgencia a Thomas, creo que ustedes deben contárselo a la Tía Abuela Elroy, necesitarán mucha ayuda con esto - sugiere mientras se despide de ambos y sale de la mansión. No se preocupen, me sé el camino -advierte al mirar como aquellos dos entran en arrumacos.
- Archibald... ¡cuánto lo extraño! - suelta Candice con anhelo.
- Y sólo fue una vez... - William dice lo mismo. Esa noche te hice el amor repetidas veces, pero solo bastó con una, donde no nos protegimos... quien sabe cuál de ellas...quizás todas, en realidad que no recuerdo casi nada - refiere William.
- Yo tampoco, sólo que cuando me haces el amor, la forma en que me tocas, me hace recordar que ya la había sentido - confiesa sonrojada.
- Siempre te haré el amor con gran delicadeza, porque en realidad te amo desde que te conocí, pero fui tan idiota que no admití que te amaba, desde esa noche debí declararme y hacerte mi esposa, hubiera sido un gran honor para mí, el que me dijeras: ¡sí,  acepto! - William decidió abrir sus sentimientos hacia su esposa, esos que a nadie había dicho.
- ¡William! - Candice se echó a sus brazos y comenzó a besarlo.
- ¡Te amo, mi mujercita! ¡Vas a ser mamá de nuevo, felicidades! - la abrazó y siguió besándola.
- ¡Tú mi amor, serás papá otra vez, felicidades! - Candice hizo lo mismo y después se sintió jalada hacia el sillón y ambos comenzaron a buscar sus pieles cuando de pronto se dieron cuenta que se encontraban en la sala.
- ¡Candice! - la llamaba deteniéndose.
- ¡Mmmm! - respondió sin palabras.
- Estamos en la sala... - pero no quiso ni hacer caso a lo que le estaban diciendo.
- No aguantaré a llegar a la habitación - respondió entre suspiros.
- ¡La biblioteca! - sugirió William.
- ¡Oh William, amo la biblioteca! - suspiró tontamente, tantas cosas han pasado ahí.
- ¡Vamos! - insistió el rubio cargándola.

¿De ti o de él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora