Triple Betrayal - Luzulitoplay K4

Acto 1

Después del evento de las elecciones, existió un breve periodo en el cual el pueblo se mantuvo en silencio, procesando la información. Tanto héroes como ciudadanos. Dentro de algunas casas el gozo solo se hacía presente en ocasiones, en otras...

La desesperación se percibía a kilómetros de distancia. Incluso el tiempo pasaba de una manera lenta y tortuosa. El sonido del reloj hacía eco en sus oídos, perforando la paz que requería en ese momento. Ahogando sus lágrimas con una expresión de dolor se limitó a lamentar su pérdida con todo el pesar de su corazón saliendo entre sollozos agrios.

Abrazado a sí mismo dentro de su habitación, yacía un chico peli castaño, con la mirada extraviada y respiración entrecortada, el cual, solo repetía un nombre en específico. Quería ahorcarlo tan fuerte hasta que dejase de respirar pero esa rabieta llegó a más cuando desde el fondo de su garganta un grito grave por poco desgarra su garganta, estaba enfadado, y apretaba con todas sus fuerzas a aquella pobre almohada entre sus manos.

-¡FUCKING TRAITOR! ¡FUCK OFF! ¡FUCK-OFF! –gritó golpeando la cabecera de la cama y la pared tembló ante tremendo gruñido de frustación.-

Se sentó sobre sus piernas y sus manos temblaban por el fuerte impacto que estas recibieron. Dolido era la palabra menos indicada para lo que sentía en ese momento, tenía el corazón roto y la herida de una traición quemaba como mil infiernos dentro de sí. Tan solo de recordarlo, gotas saladas desbordaron de sus mejillas nuevamente, dejando atrás las hermosas pestañas que poseía y desapareciendo entre sus manos, siendo manchadas sobre sus palmas y ropa.

Desde el umbral de la puerta un ruido leve se hacía notar. Un pequeño amigo de color rosa rogaba por ver a su mejor amigo. Manolo estaba tan preocupado por él que, en todo ese tiempo, no se despegó de ahí. Expectante se mantenía a todas horas para cuando el más alto se atreviese a superar su trauma, pero ni con el mayor sacrificio de sus esfuerzos pudo hacer que saliese de su confinamiento. Se lamentaba no poder hablar pero un rechinido hizo que su ser brillara otra vez.

Lo miró, esperando ver por fin a su amigo feliz, sin embargo, él solo se arrodilló a su lado y acarició con delicadeza el pañuelo atado a su cuello.

-Manu... ¿Qué hice mal? ¿Acaso, no soy lo suficiente bueno para alguien en este pueblo? –Y lloró.-

El cerdito acompañó su llanto sintiendo en viva piel el dolor que transmitía el chico. Quiso consolarlo pero, de un momento a otro el sonido del reloj era el único presente. Temió lo peor al no escuchar la respiración contraria, sin embargo, solo se presentaba un lapsus que pudo saber con la mirada puesta sobre una pared en blanco.

-Fuck you... -Se separó de su compañero y caminó tambaleándose- Si no soy lo suficiente para ellos, van a arrodillarse uno a uno frente a mí, te lo juro.

Golpeó una vez más la pared, ésta vez manchándola de unas gotas rojizas que salían de sus nudillos. Algo en su estómago le hacía querer vomitar del asco que se daba cuando, su interior soltó una carcajada sofocante, entre risa y llanto fue deslizándose sobre el vertical muro hasta llegar al frío suelo. Se encogió de brazos y siguió con su fascinante acto entre tremenda agonía.

"Pobre alma, pobre y pútrido ser en lo que se convirtió. Que lamentable."