Acto 14

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-Auron, ¡Ya basta!

Gritó desde el suelo al verlo golpear el macizo muro con tanta fuerza que le recordó a él en algún momento. Escuchando cada estruendo, cubría sus oídos al escucharlo gritar con rabia. Patear y empujar con todas su fuerzas. Tratando de hacer algo para ambos. Tratando de salir. De escapar.

Se dirigió a la puerta y lo mismo. Estaba a punto de quebrarse algo, lo presintió. No importaba cuantas veces se lo dijera, no se detenía. Al menos hasta que su ropa volvía a teñirse de rojo. Si continuaba de esa forma... No, no lo permitiría. Valientemente fue para alejarle de ahí, tomándolo del brazo para atraerlo pero con brusquedad se soltó de un movimiento, empujándolo.

-¡Te he dicho que pares!

-¡Cállate Luzu, déjame!

Le vio alzar el brazo con ira, iba a golpear la puerta otra vez de no haber sido porque se puso delante. Esperó a recibir el impacto y su cuerpo se tensó tanto que tembló, cerrando los ojos pues sabía que dolería. Se idealizó lo más rápido que pudo a esa idea, sin embargo, le sintió en el pecho. Derrotado.

Por fin volvía en sí. Era consciente una vez más.

-Escúchame, escúchame. –sostuvo su rostro entre sus manos, tan gentil que el frío de su expresión cambió- Ya es suficiente, ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? No hay forma de salir.

-Si la hay. –Su peso le ganó y llegaron al suelo juntos- Déjame seguir intentándolo, por favor.

Negó con un leve movimiento y sonrió para que no le notase preocupado.

Le tenía un profundo rencor a aquel líquido que salía de él cada vez que regresaba, cada que hacía algo por ambos, era herido. Culpable fue siempre de eso, lo menos que podía hacer era seguir dañándole así.

-Te toqué. Tú las traes, Auron

-Me tocaste. Tú las traes, Luzu.

Se rindieron nuevamente. Eran solo los dos pues eran lo único que tenían en ese lugar. La melancolía les invadía cada que esta quería. Aunque la situación de la habitación pasó de deplorable a mejor gracias al moreno, era obvio el deseo de libertad.

La relación entre ellos creció un poco más y se volvió cercana.

No sabían si era de día o de noche, si llovía o si el sol salía, si quiera si alguien del pueblo les buscaba. Se volvió todo tan oscuro, tan vacío, como el otro. Pero no importaba del todo.

Escuchó una respiración tranquila y la fuerza de aquel abrazo se incrementó. Estuvo a punto de llorar. Auron era un lindo bebé llorón. Tan indefenso como él.

Lo acomodó mejor e hizo que se recortarse sobre su regazo. Peinándolo y acariciando su rostro. Admirando como retomaba la calma, otra vez, sus manos congeladas tomó entre las suyas y las entrelazó esperando tener calor en ellas.

-Créeme que no siento nada, solo sé que me duele. –se quejó-

-Lo sé. A mí también.

Encontraron palabras y se sonrieron. Eso bastaba, lo sabían. Era obvio. Desde que estaban juntos incluso en sus sueños se topaban. Era tan tierno que ninguno hablaba de eso. Ahora conocían mucho más del otro, sueños, deseos, metas. Pasado y presente puede ser escrito en un libro pero a futuro, solo una mente enferma sabe lo que puede pasar. Puede verse a través de un espejo, reflejado en el ser de cada quien. Un anhelo es igual de frágil que una vida. Un pecado quema igual que una hoguera. Una muerte pesa igual que la decepción más grande. Era todo tan simple. Ambos dependían de un estado emocional el cual suprimían por miedo.

Es solo que, algo en esa mirada de desesperanza invadió al azabache, tan profundo que se cegó. Había sido su culpa, después de todo. Merecía pagar por su caída.

Se incorporó, sorprendiendo a su compañero el cual le había estado arrullando siempre. Y se sentó a un lado.

"Tu respiración es el único arrullo que necesito"

"No me abandones"

Siempre que hablaba le escuchaba, aunque estuviera dormido. Aunque creyera que no lo hacía.

Le encontró con su cuerpo y ladeó la cabeza. Este hizo lo mismo cuestionándole. Era un juego. A Luzu le gustaban los juegos, como a un niño pequeño.

Hoy el único que va a hablar será el corazón. El único que dirá como quiere vivir es su espíritu. Tiene que ser su autentico destino el que le impida continuar. Necesita sentirse con fuerza.

Hazlo. Hazlo justo ahora... ¡Escúchame! Déjame ser aquello que el mundo quiere escuchar. Lo que tú y yo ya sabemos. Escúchame.

Le pidió que cubriese sus ojos y lo hizo sin dudarlo, de él no tenía miedo. Le había demostrado que él era muy sagrado, algo valioso.

-Luzu...

-¿Auron?...

Cuando se dio cuenta, el castaño estaba esperando sentado un llamado, una voz, algo. Esperó oír palabra pero recibió algo mejor. Algo que otro nunca consiguió. El pacto cómplice por fin se selló, Al fin.


"Tú las traes"

Triple Betrayal - Luzulitoplay K4Where stories live. Discover now