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—¿Estás escuchándome? ¡Auron!
—Sí, claro. ¡Muy buena la comida, Lolito! Mis felicitaciones al chef. Desde aquí hasta tu lugar, guapo.
Bebió del líquido que contenía su copa e hizo una mueca al probarlo. Estaba muy dulce a su parecer por lo que lo dejó en su sitio para no volver a probar ni un solo trago y siguió degustando el plato principal. Ignorando la risa leve que escuchó desde el lugar principal de la mesa. El niño bebía con gusto, tanto que repitió dos veces la bebida.
Al parecer, su amigo lo había engañado y no era vino, sino que solo se trataba de uvas hechas jugo con algo más de azúcar. Si la fruta machacada ya de por si era azucarada, casi estaba pensando la posibilidad de contraer alguna enfermedad por culpa de eso.
En cierto punto, de solo saborear su comida, tuvo la necesidad de interrumpir el tranquilo ambiente para ir a por un vaso de agua a la cocina para aliviar el sabor penetrante.
Sinceramente podía terminarse medio lago del pueblo con la cantidad de agua que entró en su cuerpo. No pudo evitar sentir arcadas pues ahora estaba lleno solo de eso y casi no comió nada por ese incidente. Dejó el vidrio sobre el fregadero y suspiró. Tenía que comer, casi ni lo hacía últimamente por algunas preocupaciones a la cual se había agradado lo que el pequeño niño le hizo saber.
Se quedó viendo la ventana de las cuatro paredes y se perdió entre las estrellas, adentrándose en su nebulosa. No quería decirle nada a su amigo en ese momento pero, una falta le carcomía el alma. Un par de días antes mientras descansaba en casa tomando el sol, alguien en su jardín se presentó.
—Hey buddy. ¿Qué haces aquí?
El cerdito de su... Estaba en casa. Al verle, en automático levantó la vista para divisar la construcción sobre la montaña a la cual tenía como dueño a un susodicho. Fue a verle, quedando a su altura para acariciarlo. El animalito aceptó su afecto y tan pronto terminó le tomó de la manga con su hocico, queriendo llevarlo en alguna dirección. Aceptó y se dejó guiar por el amigo. Era obvio a donde se dirigía, hasta un ciego podría adivinarlo, aunque, al llegar, todo estaba en silencio. Uno que le daban hasta nervios. De su cintura, desenfundó a su amada espada. Pues nada de esto era normal.
Entró abriendo la puerta muy lentamente. Observando a ambos lados, en busca de algo inusual. Solo halló comida sobre la alacena y todo en su lugar. Todo estaba bien, solo por la presencia de alguien.
—Eh, tu no deberías de estar aquí. ¿Quién te dijo que eras bienvenido después de lo que hiciste?
—Vaya, ahora me vas a decir lo que hice mal. ¿Tú también? Ya tengo suficiente con medio pueblo detrás, gracias.
Encaró al sujeto que impedía salir por la ventana. Al no estar el dueño, su mascota se las ingenió para salir como pudo así que.
—¿Por qué vienes con la espada? Donde hayas hecho algo Auron juro que te mato
—Joder, si que vivir en las alturas está afectando la cantidad de aire que entra en tu cerebro. ¿A que sí, Vegetta?
Siguieron así por un largo rato. Uno recriminado y el otro excusándose. Un cuento de nunca parar. Se detuvieron al escuchar algo caer y con miedo, corrieron a donde el ruido venía. Manolo para llamar su atención tuvo que tirar algo que alcanzara, una figurita fue la desafortunada en romperse, lo cual sirvió para que ambos supieran de la ausencia de un castaño ojiazul. Ambos se vieron y salieron de la casa, temerosos de su paradero. El de ojos púrpura salió como último en todo este lío al patear una hoja de papel que había en el suelo por accidente.
Esa tarde, al azabache se le hizo un nudo en el estómago al pensar lo peor. No entendía la situación del todo, solo que él no estaba en casa. El pequeño amigo se fue con el compañero molesto y él volvió a casa. Quizá ya estaba paranoico por la falta de sueño pero esto fue diferente.
Brincó del susto con un grito eufórico proveniente de la entrada a la cocina. Tan brusco salió de sus pensamientos que se terminó cortando con un cuchillo mal colocado en los trastos sucios. Se quejó por lo bajo mientras su compañero actuaba erráticamente. Buscando algo para detener el sangrado. Maldita sea.
La cena concluyó y ambos estaban en la sala. Uno atendiendo al otro con un cuidado impresionante. Desinfectando, curando y vendando su herida. Siendo acariciada para que su sistema trabajara lo más rápido.
Mientras esto ocurría, el mayor tarareaba una melodía que calmó a los dos.
—Debes de tener más cuidado, cielo. Los cuchillos son muy peligrosos. Qué bueno que estaba aquí para ayudarte que si no, no me hubiese gustado perderte, Auroncito.
—Es solo un corte, Lolito. No hay nada por lo que preocuparse.
—A mi me preocupa. Así que, no digas eso. Fin y al cabo, nuestra amistad es más profunda que seis pies bajo tierra. Aun quiero beber un poco contigo, no me hagas eso porque me pondré a llorar.
El pelirrojo le sonrió y depositó un pequeño beso en los nudillos contrarios, como si de una princesa se tratase, levantándose del cómodo sofá y moviéndose a la parte exterior de la casa. El menor vio su mano envuelta para por fin acompañarle.
El cielo nocturno cubría su campo de vista con hermosos destellos luminiscentes. La noche era cálida y apacible, tanto que al sentarse en un quiosco adornado con detalles de colores, uno de ellos se rio con la cara del otro.
Quería verse varonil pero tanto que al poner una cara sexy, el humor terminó jugando en su contra y ahora plácidos sobre sillas hablando estaban. Bebiendo y divirtiéndose. Bromeando y deleitándose por el sabor del vino, ahora verdadero.
—Somos hermanos con las estrellas esta noche, todo lo que fuimos podemos dejarlo atrás y pertenecer a algo nuevo. Solo tú y yo. ¿Sabes a lo que me refiero?
"Aún queda una razón que podría desmoronarnos"
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Triple Betrayal - Luzulitoplay K4
RandomDesde el evento de las votaciones, parece que todo se volvió más rancio en aquel pueblo de tercera. Quedando solo un tonto, un traidor y un corazón roto. ----------- KARMALAND 4 •Au! Luzuplay (Lolito × Auron × Luzu) •Primera historia con respect...