Ayuda.

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Días después.
En la mansión Lombardo. Fernando está es su habitación, Katia entra.
Katia, Fer, ¿Cómo te sientes?          Fernando está recostado en la cama abrazado a la almohada de Victoria y solo la mira de reojo.
Katia. Fernando, hermano, tienes que estar fuerte, Victoria y mis sobrinos te necesitan entero, se que te duele, pero no eres el único que está sufriendo, aunque no lo creas a mi también me duele lo que han hecho a Victoria.
Fernando. Katia.        Fernando se sienta en la cama y abraza a Katia. Al sentir el contacto con su hermana Fernando rompe en llanto.
Lugar del secuestro de Victoria.
Victoria sentada en una cama, se encuentra llorando mientras acariciaba su vientre.
Victoria. Les juro que vamos a salir de aquí, verán que pronto su papá vendrá por nosotros y vamos a ser la familia feliz que siempre soñamos ser, pero ustedes me tienen que prometer que van a ser fuertes.        En ese momento Victoria siente como sus bebés se movían, en medio de tanto sufrimiento sentir las vidas que llevaba en su vientre le daba felicidad y algo de paz. No puede evitar llorar, irremediablemente quería compartir ese momento con Fernando. En ese momento entra Hernán.
Hernán. Otra vez llorando por el, tienes que dejar de pensar en el mi amor, que estrés triste todo el tiempo no le hace bien a nuestro hijos, después de todo, me tocará a mí criarlos. O ya se, tengo una mejor idea, cuando nazcan me desharé de ellos, así no te nada que te recuerde a Fernando.
Victoria. ¿Nuestros hijos?      Dice en voz baja, le aterraba la sola idea de decir que eran hijos de Hernán. Hernán por favor, no me puedes seguir manteniendo en estas condiciones, ¿Cómo pretendes que nuestros hijos estén bien si me tienes atada?
Hernán. Victoria, en necesario, en cualquier momento puedes intentar escapar e irte y eso no lo voy a permitir, entiéndelo, tú eres mía, mía y de nadie más.    Mira la mano de Victoria y se da cuenta que aún tiene la argolla de matrimonio.
Hernán. Ese maldito altillo.      Enloquece y con fuerza y coraje lo quieta del dedo de Victoria.
Hernán. ¿No te parece estúpido? Ja, una grabación en el anillo, “Victoria y Fernando” ¿Cómo te pudiste fijar en el.
En la mansión Lombardo.
Katia. Fer, tienes que comer algo. No puedes seguir así.
Fernando. ¿No te das cuenta? Sin Victoria ya nada tiene sentido, ella es mi vida entera.
Katia. Ven, vamos a caminar por el jardín para que te de un poco de aire.          En ese momento suena el teléfono.
Katia. Yo contestó.
Fernando. No, tal vez sea Victoria.       Toma el teléfono y contesta.
Xx. Si yo fuera usted no confiaría en la hipocresía del doctor Hernán. Búsquela.
Fernando. ¿Quién es? ¿Dónde está mi esposa?       En ese momento cuelga.
Katia. ¿Qué pasó? ¿Era Victoria?
Fernando. Maldito, mil veces maldito.     Entra en un ataque de ira.
Katia. Fernando, ¿Quién era? Por favor tranquilo. Alex, ayuda, Fernando se puso mal.
De inmediato Alejandro y María José corren a la habitación.
Alejandro. ¿Qué pasó? ¿Por qué se puso así?
Katia. No sé, llamaron por teléfono, él contestó.
Alejandro. Fernando, dime quién llamo, ¿Eran los secuestradores?
Fernando. Hernán.
María José. ¿Qué tiene que ver el doctor Hernán en todo esto?
Fernando. El la tiene, el es el responsable del secuestro.
Alejandro. Por favor Fernando, no digas estupideces, Hernán, además de ser el médico de cabecera de la familia, es uno de los mejores amigos de mi madre, el sería incapaz de hacerle daño.
Katia. Pues será muy amigo y lo que quieran, pero todos sabemos que siempre ha estado enamorado de Victoria y que no fue para nada agradable para él el enterarse que mi hermano y ella se iban a casar. No me quiero imaginar cómo se va a poner cuando se entere que Victoria está embarazada.
En el lugar del secuestro.
Hernán. Luis, ¿En donde estabas?
Luis. Eeeem, llamando a mi esposa.     Dice algo nervioso.
Victoria tenía conciencia de que estaba ahí, pero dejo de escucharlos cuando miles de recuerdos invadieron su memoria.
“Victoria, estoy enamorado de ti”
“Si tuvieras veinte años menos no me gustaría tanto”
“Aun no puedo creer que yo soy ese suertudo que tiene el amor de Victoria Lombardo”
Las lágrimas y la tristeza la inundan.
Victoria. Fernandoooooooo!
Al escuchar eso, Hernán enfurece y la toma por el cabello.
Hernán. Jamás vuelvas a repetir ese asqueroso nombre.          Victoria cada vez llora más, siente que sus fuerzas se está acabado.
Victoria. Ya no puedo más, jamás dejaré de pensar en Fernando, jamás te podré amar, se que te enfurece que piense en el, ¿Pero que quieres? Lo amo, mátame, solo así dejaré de pensar en él y dejaré de decir su nombre.
Hernán. Te voy a dejar sola para que reflexiones, yo estoy seguro que pronto me amarás.       Se acerca a los labios de Victoria y la besa. Hernán se va y deja a Luis al cuidado de Victoria.
Victoria. Luis, por favor, ayúdame.
Luis. No puedo hacer nada, por usted y por favor, tiene que estar quieta, no quiero hacerle daño.
Victoria. Por favor, sabes que mi familia tiene dinero, posición, puedo darte lo que tú me pidas, pero por favor, ayúdame a salir de aquí.
Luis. Ya le dije que no, puedo hacer nada.      Luis sale de la habitación para no ver más a Victoria.
(Pensamiento de Luis)
En verdad tengo que ayudarla, aún no puedo entender como el doctor la puede tener así, si tanro dice que la ama, además, está embarazada.
Luis regresa a la habitación.
Luis. Está bien la voy a ayudar, no se como, pero no puedo permitir que Hernán le haga daño a usted y a su hijo. Tenemos que idear un plan.
Victoria. Gracias, sabré agradecerte muy bien.
Dos semanas después. El aspecto de Victoria cada vez era peor, era evidente lo delgada que estaba, se miraba cansada, con unas grandes ojeras, además tenia marcas en las muñecas que le dejaban cada vez que Hernán la ataba.
Hernán. Mira mi amor, le compré esto a nuestros hijos.
Victoria. Es bellísimo, gracias. Hernán, he pensado que necesito ir al ginecólogo a que me haga un ultrasonido, necesito saber cómo están mis hijos.
Hernán. ¿Un ginecólogo? Yo soy médico, todo estará bien, yo estaré contigo en el parto y todo saldrá bien, nuestro hijos estarán tan bellos como tú.
Victoria solo le sonríe, en ese momento entra Luis.
Hernán. ¿Qué te pasa? Cómo te atreves a entrar así.
Luis. Perdón patrón, solo vengo a traerle de comer a la señora.     Mira a Victoria y le guiña el ojo.
Hernán. Dame la comida yo me encargo.
En la mansión Lombardo.
Fernando se encuentra en el estudio de Victoria.
Ezequiel. Señor Fernando, ¿Puedo pasar?
Fernando. Adelante.
Ezequiel. Buenos días, le acaba de llegar esta carta.
Fernando. Ash, una carta más de la prensa querido declaraciones, tirarla.
Ezequiel. No lo sé señor, yo más bien podría asegurar que es un anónimo.
Fernando. Gracias Ezequiel, puedes retirarte.
Fernando. ¿Quién pudo haber mandado esto?      Saca la carta y lee su contenido.
“Carretera Uxmal, kilómetro 36”.



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