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- Pero que cojones dices DongHun! Cómo va a ser un anticristo con la cara de ángel que tiene..

- Y lucifer antes qué era?

- No me metas esas ideas en la cabeza

- Hablo enserio ByeongKwan, no deberías acercarte a ese chico

- Pues no te haré caso. Verás que seré su amigo y eliminaré todos esos rumores de los que hablas.

Me levanté de la mesa para dirigirme a mi habitación enojado. No puedo creer que mi propio hermano también crea esos rumores, es absurdo que ese chico guapo sea algo como un anticristo. Además nada de eso existe, o eso quiero creer.

Al entrar a mi habitación me acosté en mi cama y me quedé viendo el techo durante unos segundos. Tengo que armar un plan para poder conversar con él, por lo que veo no es nada comunicativo y tiene esa mirada de que odia al mundo entero. Es tan distinto a mi, pero eso hace que me guste aún mas.

- Espera...dije gustar? No, no, el no me gusta

- Quién te gusta?

- Qué carajo haces en mi cuarto DongHun!?

- Sólo vine a traer tu ropa limpia malagradecido - dejó la cesta llena de ropa al lado de mi cama - deberías darme las gracias

- Gracias Omma - le sonreí

- Que no me digas así mocoso!

Donghun se retiró del lugar dejándome solo, me levanté para arreglar mi ropa cuando algo me llamó la atención. La casa de al frente tenía la luz encendida. Me asomé a la ventana para ver mejor, ya que la casa del chico raro siempre está en una completa oscuridad, como si nunca hubieran personas en el lugar.

Me quedé observando unos segundos a la habitación que estaba encendía, la cual era justamente enfrente de la mía. Se podía apreciar una cama, una tv y un gran armario en el lugar; pero la habitación estaba vacía. En sólo unos segundos el cuarto quedó en completa oscuridad, excepto un pequeño punto rojo. Me acerqué un poco más a la ventana tratando de ver que era aquella pequeña luz roja, que cada vez se hacía más potente.

Podía sentir que algo o alguien me miraba directamente a los ojos, sentía nuevamente ese escalofrío en mi piel. Traté de enfocar mejor mi vista en la cosa que resaltaba aquella luz, y pude notar que tenía forma de rostro. Espera un rostro?

Saqué mi teléfono celular y activé la linterna para luego apuntarlo hacia la ventana de al frente. No duró ni dos segundos cuando de mi mano cayó el móvil, ya que había visto a aquel chico salir corriendo del lugar. Es decir que aquella luz roja, era nada más y nada menos que sus ojos.

El Chico de Enfrente - WowKwan (A.C.E)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora