Red Robin and Alcatraz [Tim Drake]

Capítulo 1

-Tengo una buena noticia para tí, Megan.- Comentó con una sonrisa y fingida emoción la directora del orfanato, la Señora Porter.

La joven dejó de recorrer con la mirada la oficina para fruncir levemente el ceño, sospechando lo que diría.

-¡Serás adoptada!- Elevó su voz, tratando de transmitirle algo de felicidad.

Al notar que la única acción de la joven fue abrir un poco la boca y pestañear, la mujer volvió a hablar.

-¿No estás feliz?- Inquirió interesada, aún que al tener años de experiencia diriguiendo el orfanato ya sabía que los adolescentes no eran los que más se emocionaban- ¿Eufórica?

Volvió a cuestionar Porter.

-¿Quién..?- Comenzó a hablar con un hilo de voz que luego subió de volumen- ¿Quién me adoptó?

Preguntó Megan, teniendo la esperanza de que quienes hayan decidido adoptarla sea una familia común y corriente.

-Es un buen hombre, muy conocido en la ciudad.- Se limitó a decir, sintiéndose satisfecha al lograr que la joven se interesara.

La joven repitió su pregunta, insistiéndole.

-Bruce Wayne.

Con ese nombre a Megan ya se le vino la imagen del rostro perteneciente al hombre a su mente. Bruce Wayne era una de las personas más conocidas de Gotham, puede que hasta más que el mismísimo alcalde.

Vivía entre cuatro paredes pero eso no le impedía saber lo que sucedía en la ciudad. De cierta forma, se las arreglaba para saber todo de todo.

-Te vendrá a buscar el día sábado, a primera hora de la mañana.- Comentó para que la joven se vaya acostumbrando al hecho de que ya no viviría en el orfanato- Es un nuevo comienzo, nuevas oportunidades, Megan, aprovéchalas.

Asintió con la cabeza y elevó un poco las comisuras de sus labios para luego retirarse de la oficina.

-¡Cuenta, cuenta, cuenta!- Chilló emocionada su mejor amiga, Emily, una joven de piel morena y lentes, que corrió a tomarla del brazo apenas vio que Megan salía de la oficina de la directora.

-Seré adoptada.- Dijo en voz baja.

-¡¿Enserio?! ¡Eso es genial!- Gritó.

Al notar que un grupo de chicas voltearon a verlas, la mejillas de Emily enrojecieron.

-¡Espera! Mejor me lo cuentas todo cuando lleguemos a la habitación.

Megan asintió con la cabeza y se rió por la torpeza de su amiga.

Al llegar a la habitación, la cual compartían con otras cuatro chicas, los dos jóvenes se apresuraron a subir a la parte superior de su litera para conversar con más tranquilidad.