»La Hermandad nunca duerme. La Hermandad nunca descansa. La Hermandad nunca para de castigar a los culpables.«
Esas palabras no paraban de resonar en la cabeza de Samuel, y tampoco en la de Merlón. La herida de Elizabeth ya estaba mucho mejor tratada que antes, gracias a Irina. Después de eso, ella les contó a detalle todo lo que había pasado.
Todos se encontraban en la sala, discutiendo de lo que había pasado. A excepción de las chicas, las cuales de mantenían en silencio.
—¡Beth ya fue atacada!— Exclamó Raúl.— ¡Le puede pasar a cualquiera de nosotros!
—En todo caso, por seguridad de todos, ninguno de nosotros podrá rondar solo por la calle.— Respondió Merlón con suma tranquilidad.
—Como si eso fuera a arreglar todo.— Masculló Rúben.
—Al menos así no corremos el riesgo de ser asesinados, tendremos a quien nos cubra las espaldas.— Defendió Luzu desde el sofá, abrazando a Lana.
—Desde ahora, os quiero a todos acompañándose.— Ordenó Merlón.— Tanto de día como de noche.
La sala se hundió en silencio. Nadie sabía que decir. Mientras tanto, Elizabeth permanecía parada junto a la ventana, con la mirada perdida en el pueblo, sumida totalmente en sus pensamientos.
¿Quién se supone que es La Hermandad? ¿Qué carajos querían? Y la pregunta que más rondaba por su cabeza, ¿Dónde había escuchado antes ese nombre?
Los ojos de Elizabeth se abrieron de par en par, cuando finalmente encontró una de las respuestas a sus preguntas. Sin decir nada, se apresuró a salir de la sala, caminando con rapidez a la biblioteca que se encontraba en el piso de abajo de casa de Merlón. Todos la miraban confundidos, sin entender la razón por la cual se había ido de esa manera, pero él único que decidió ir detrás de ella, fue David.
—¿Qué estás haciendo?— Cuestionó David, observando como rebuscaba entre los libros de las estanterías.
—Estoy completamente segura que he escuchado el nombre de la dichosa Hermandad antes.— Respondió, tomando otro libro, y al no encontrar nada, lo arrojó al aire, con David atrapando el libro en sus manos, mientras Elizabeth tomaba otro libro.
—¿Y dónde crees haber escuchado ese nombre?— Indagó, abriendo el libro que acaba de atrapar.
—Antes de que mi padre muriera.— Comenzó a explicar, tomando otro libro.— Nos traía a Raúl y a mi aquí abajo y nos leía libros de historia. Había algunos que ni siquiera eran historias de Karmaland, eran de pueblos lejanos, como Telmar, Baldassare, Oksana, incluso Galine, pero todos ellos tenían extrema conexión con sucesos de Karlamand en años pasados.
—Como creaciones de grupos terroristas entre los mismos pueblos para poner fin al mandato de ese entonces.— Raúl interrumpió la conversación, con un libro cualquiera en mano, y detrás de él, el resto de los guerreros.— Nos dijo que habitantes de Karmaland llegaron a ser parte de estos grupos, incluso algunos guerreros.
—Sigo sin entender a qué quieren llegar.— Musitó Alex, sentándose en uno de los sofás que estaban al centro.
—Mi padre nos mencionó los grupos en lo que Karmaland había estado involucrado. Hubo cientos de grupos a los largos de los años, pero solo uno de ellos logró resistir.— Comenzó a explicar Elizabeth, finalmente encontrando el libro que buscaba.— La Hermandad. Se dice que este grupo fue creado por guerreros de Karmaland, Beruna, Telmar y Terabintia, y que la única razón por la que fue el grupo que más resistió fue porque hacían pactos a Dioses infernales, haciendo sacrificios. Al principio eran animales, pero después comenzaron a ser humanos, dándoles incluso más poder. Llegó un punto en que los que conformaban La Hermandad, dejaron de ser humanos, o al menos no completamente. Jugaban con magia negra.
ESTÁS LEYENDO
Wᴀʀʀɪᴏʀs || Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ (EDITADA)
FanfictionLos defensores y guerreros de Karmaland tendrán que regresar a su hogar después de las amenazas que este ha sufrido. ¿Lograrán defender su hogar juntos? ¿O causarán la destrucción de este? 13/Febrero/2020