Capítulo 12.

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La noche finalmente había caído, y afortunadamente, se había logrado mover a la gente de Karmaland al búnker de manera exitosa, aunque obviamente hubo mucha gente en contra, y uno que otro pueblerino optó por quedarse en el pueblo, negándose a abandonar su hogar.

Una vez todos llegaron al búnker, los guerreros debieron explicar al peligro al que se enfrentaban, lo cual desató un caos entre la gente, y fue difícil de controlar, pero al final se logró. Así mismo, se informó de la reciente caída de Beruna, además de las ya pasadas caídas de Telmar y Terabintia, lo cual tomó a demasiada gente por sorpresa, pero al final lograron asimilarlo, pues sabían que las acciones de los guerreros no eran más que para protegerlos, y los pueblerinos ponían toda su confianza en ellos.

Una vez se explicó todo al pueblo y la gente se tranquilizó, David y Daniel partieron del búnker en busca de Elizabeth.

—¿Por dónde comenzaremos a buscar?— Preguntó Daniel, caminando detrás de David.

—Desde la casa de Manuel.— Respondió el mayor.— Fue de ahí donde se la llevaron.

Caminaron con la cabeza en alto y atentos a todo a su alrededor, con armas en mano en caso de que alguien o algo intentara atacarlos. Finalmente llegaron a casa de Manuel, caminando a los alrededores de la casa.

David tenía un don de rastreador, así que comenzó a guiarse a sí mismo y a Daniel en dirección a las huellas que encontraba, las cuales apuntaban al sur, en dirección a Telmar. Se adentraron a la oscuridad del bosque, caminando precavidamente entre la oscuridad.

Fueron largas 4 horas de camino a Telmar, pero a mitad de camino lograron salir a la ruta, caminando sobre el borde de ella. Una vez tuvieron el pueblo caído a la vista, se adentraron nuevamente al bosque. Entraron con rapidez al pueblo, escondiéndose dentro de las ruinas de lo que alguna vez fue la iglesia del pueblo. Subieron al techo, procurando no ser vistos. A unas 3 calles de ellos, visualizaron la luz de un fuego, y alrededor de 50 personas en el lugar, todas vestidas con ropaje negro y máscaras.

Sabían que se trataba de La Hermandad.

—¿Crees que ella este aquí?— Indagó Daniel, David ladeó la cabeza, sin saber exactamente qué responder

—No lo se.— Respondió finalmente.— Pero están protegiendo algo, eso es seguro.

Daniel miró nuevamente al grupo de gente, notando que en efecto, rodeaban uno de los edificios, el cual solía ser el ayuntamiento. Todos los hævner rodeaban el lugar, con armas en mano. No tardaron mucho en notar que los edificios de alrededor del ayuntamiento tenían a más integrantes de La Hermandad en su techo, protegiendo también desde las alturas.

—Debe de ser algo muy importante como para que muchas personas protejan el lugar.— Señaló David.

—Sea Elizabeth o no, tenemos que averiguar qué hay ahí.— Agregó Daniel. David asintió con la cabeza, tomando su celular en mano.

Inmediatamente tomó una foto del edificio, mandándole la foto a Samuel, adjuntando lo que habían visto alrededor. Guardo nuevamente el aparato en su bolsillo, mirando a sus espaldas, asegurándose que nadie estuviera detrás de ellos.

—No podemos quedarnos aquí.— Comentó David.— Inclusive si fuera Elizabeth la que estuviera ahí dentró, jamás lograríamos entrar solo tú y yo.

—¿Volveremos al pueblo?— Pregunto Isma. David se quedó callado largos segundos, mirando hacía toda la gente que estaba en el centro, para después asentir.

Dieron la vuelta, aún manteniéndose agachados, comenzando a caminar hacia la salida del edificio. Cuando llegaron a la entrada, David se detuvo en seco, provocando la misma reacción por parte de Daniel. Un grupo de hævners pasaban frente a ellos, todos vistiendo capuchas rojas y máscaras negras, caminando en dos dilas perfectamente formadas, y en medio de ellos, dos caballos, sobre los cuales iban dos personas vestidos con trajes dorados y máscaras doradas, las cuales no permitían siquiera ver los ojos. A simple vista, ninguno parecía ir armado, pero ninguno de los dos quiso arriesgarse a hacer un movimiento en brusco, así que simplemente esperaron a que terminaran de pasar para poder salir.

Una vez que el grupo estuvo fuera de su alcancé, salieron del edificio, comenzando a caminar apresuradamente a la salida del pueblo. Una luz blanca dio directamente a sus rostros, haciéndolos detenerse lentamente. Hombres vestidos de negro aparecieron a sus alrededor, todos con arco y flecha en mano, apuntando directamente hacía ellos. Los caballos aparecieron nuevamente frente a ellos, y el silencio inundó el lugar. Ninguno de los dos muchachos supieron que hacer, simplemente se quedaron quietos, mientras el resto de hævners seguían apuntando las flechas hacía ellos, inmóviles como estatuas.

Un hombre de capucha roja se acercó a ellos, comenzando a reír.

—¿Realmente creían que nadie notaría que estaban aquí?— Cuestionó, sin dejar de reír. Una voz rasposa y grave emanó de sus labios.— ¿Creyeron que podrían irse del pueblo solo así?

No respondieron.

—Matadlos.— Ordenó el mismo hombre.

—¡Alto!— Interrumpió una voz. Uno de los hombres que iba en los caballos bajo de el, caminando lentamente hacía los dos muchachos.

Una vez frente a ellos, abrió los brazos, como si les estuviera dando la bienvenida, para después reír. Sus manos fueron a la máscara que cubría su rostro, para acto seguido quitársela. Una sonrisa cínica adornaba su rostro.

—Tú...— Murmuró David, con un semblante confundido y la irá comenzando a llegar a su cuerpo.

—Llévadlos a los calabozos, serán útiles para después.— Ordenó, acto seguido, ambos hombres recibieron un golpe en la cabeza, dejándolos inconscientes, para después ser arrastrados hacía el edificio del centro.

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No hay mucho que decir hoy lol

Espero les esté gustando la historia.
Mucho amor a todas.

Besos en el siempre sucio.💗

Wᴀʀʀɪᴏʀs || Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora