Capítulo 11.

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El resto de los guerreros caminaban a casa de Merlón a pasos apresurados, con la intranquilidad de saber que había dos miembros de La Hermandad a unos metros del pueblo, y no sabían lo que pasaría teniéndolos allí.

Llegaron a casa de Merlón después de una caminata de 10 minutos, encontrándose con la sorpresa de que el hombre no se encontraba solo.

—Merlón.— Llamó Samuel al mayor, a lo que este se giró, mirándolo con sorpresa.— ¿Qué pasa? ¿Qué hacen ellos aquí?— Indagó, señalando a las cuatro personas frente a él, a las cuales inmediatamente reconoció como guerreros de Beruna.

—También es bueno verte, Samuel.— Saludó Jordi, líder de los guerreros de Beruna.

Merlón lanzó una mirada rápida a los cuatro hombres detrás de él, para después girarse hacía sus guerreros. Cerró los ojos durante unos segundos, para después supirar y mirarlos nuevamente.

—Beruna a caído.— Anunció a secas, tomando a los recién llegados por sorpresa.— Han masacrado el pueblo anoche.

—¿Cómo dices?— Musitó Guillermo, más para sí mismo que para los presentes.

—Fue muy rápido, ni siquiera tuvimos tiempo de pelear, solo huimos.— Dijo Daniel, mirando a todos desde el sofá.— Fue lo único que pudimos hacer.

—Están aquí para ayudar.— Siguió Merlón.— Saben que tenemos a dos miembros cautivos.

—Y necesitamos hablar con ellos.— Agregó Jordi.

—No, a ver.— Samuel hizo un ademán de confusión con las manos.— Es que... ¿Cómo fue que sucedió?

—Entraron al pueblo durante la noche, fue un ataque silencioso al principio, pero después el caos comenzó.— Explicó Ismael.— Eran demasiados, no pudimos pelear, ni salvar a nadie, solo logramos huir.

—Merlón fue muy amable de recibirnos aquí.— Agregó Jaume.— Además de que podemos ser de ayuda para ustedes.

—¿Y el resto de sus guerreros?— Preguntó Samuel.

—Muertos.— Contestó Jordi con pesadez.— Todos murieron, solo nosotros sobrevivimos.

Samuel bajo la mirada, comenzando a pensar en la familia de Silvia, y en cómo le daría la noticia de que su pueblo había sido masacrado.

—Una guerra se avecina, muchachos.— Comenzó Merlón.— Y cualquier ayuda que nos llegue, será bien recibida.

—¿Cuántos miembros de La Hermandad había?— Preguntó Alex, un poco temeroso de saber la respuesta.

—Fácil, más de cien de ellos.— Respondió Daniel.

—Joder.— Murmuró Rúben, suspirando pesadamente.

—No falta mucho para que ataquen Karmaland.— Dijo Jaume.— Necesitamos levantar su defensas y comenzar a prepararnos para lo que se aproxime. Salvar a esta gente en la única prioridad ahora.

—Ellos tienen razón.— Comentó Manuel.— Tal vez esta noche, nosotros seamos los siguientes.

—La pelea es algo inevitable.— Dijo Merlón.— Así que tenemos que buscar un lugar donde podramos proteger a la gente.

—El búnker, en las montañas.— Propuso Mangel.— Podríamos evacuarlos esta noche.

—¿Y tenerlos ahí durante cuanto tiempo?— Cuestionó Alex.— La gente no puede estar ahí, y no sabemos cuándo la guerra vendrá hacía acá.

—No tardará.— Comunicó Jordi.— Tal vez sea esta noche, o mañana, incluso en una semana, pero no tardará.

—Podemos evacuarlos ahora.— Sugirió Mangel.— Tenemos ocho horas antes de que caiga la noche.

Wᴀʀʀɪᴏʀs || Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora