El mensaje era claro; Karmaland no estaba seguro.
Merlón mantenía su mirada fija en el cuerpo que estaba en sus pies. Un pueblerino inocente que solía trabajar en la cafetería, asesinado a sangre fría, sin razón alguna. Era solo un chico de 16 años.
Irina observaba a su lado, con la mirada fija en el suelo, evitando mirar a los ojos verdes del chico, los cuales seguían abiertos, pero totalmente apagados. Su alma se había ido.
—Ya es hora.— Musitó Merlón, girándo sobre sus pies para mirar a Irina. Esta levantó su mirada, observándolo con extrañeza.— Es hora de que vuelvan.
—¿Y crees que quieran regresar?— Cuestionó Irina.— Por una razón se fueron.
—Lo harán.— Afirmó, comenzando a caminar lejos del cuerpo, con Irina pisándole los pies.— Tengo que ir a buscarlos.
—¿Tú solo?— Cuestionó la castaña nuevamente.
—Sí, solo.— Replicó, mientras ambos se detenían fuera de la comisaría para reportar el cuerpo.— Ni una palabra a Elizabeth. Ella no debe de saber que me fui, y si se entera, no le digas el porque.
—Elizabeth no es tonta, Merlón.— Señalo Irina, cruzándose de brazos.
—Tampoco tú.— Replicó.— Ingéniatelas, eres lo suficientemente cercana a ella como para lograr persuadirla.
—Haré lo que esté a mi alcance.— Aceptó finalmente.— Cuídate, es un viaje largo.
—Tú preocúpate por ti y Elizabeth, Irina.— Ordenó Merlón.— Se cuidarme solo.
La chica solo asintió con la cabeza, partiendo a casa de su amiga por órdenes de Merlón, mientras este reportaba el cuerpo recién visto, para después ir a casa y prepararse, saliendo ese mismo día en busca de su solución.
El viaje sería largo. Pasaría una semana entera yendo de pueblo en pueblo en busca de sus guerreros, y por suerte, sabía en qué pueblo se encontraban cada uno de ellos, debido a las conexiónes de Karmaland con pueblos vecinos, o incluso lejanos, lo cual le ayudaba a saber la ubicación de cada uno de ellos.
Sabía de sobra que cada uno de los chicos ya había hecho su vida, tenían trabajos estables, parejas; una vida totalmente diferente que hubieran tenido en Karmaland, pero la lealtad es algo que representa su hogar, y asumiendo que sus guerreros aún fueran leales, regresarían a defender su hogar.
El primero en la lista fue Samuel, pues no solo era el más cercano al pueblo, era el líder de los guerreros. A pesar de estar en el 4to lugar de los más grandes, Samuel inspiraba esa confianza y su talento nato de liderar, lo cual había hecho que los mismos guerreros lo nominarán como el líder, papel que Samuel supo desempeñar muy bien en sus entonces, por el cual tenía el respeto de todos sus compañeros y habitantes del pueblo. Ser el líder de los guerreros es un extremo privilegió.
—Haz recorrido un largo camino, amigo mío.— Señaló Samuel, arreglando su jardín, aún de cuclillas, sin siquiera girarse para ver a Merlón.
—Y sabes de sobra porque estoy aquí, no hay necesidad de explicar nada.— Respondió, cruzando los brazos.— Os necesito de regreso.
—¿Ha pasado algo?— Indagó Samuel, aún realizando su tarea de plantar las rosas que tenía a su lado.
—Varias muertes inocentes de los pueblerinos, todas crueles y a sangre fría.— Soltó. Samuel se quedó helado un segundo, para después levantarse, sacudiendo la tierra de sus manos, girándose para ver al que alguna vez fue su maestro.— Hoy encontré el cuerpo de un chico de dieciséis años. Estudiaba, y trabajaba medio tiempo en la cafetería. Notas sobresalientes, y mantenía a su madre y hermana.
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Wᴀʀʀɪᴏʀs || Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ (EDITADA)
FanficLos defensores y guerreros de Karmaland tendrán que regresar a su hogar después de las amenazas que este ha sufrido. ¿Lograrán defender su hogar juntos? ¿O causarán la destrucción de este? 13/Febrero/2020