VIII

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Capítulo 8

La Ouija.

«¿Jugamos?»

—Lo extraño...lo extraño demasiado.—sus lágrimas empezaban a salir, y sus sollozos se hacían mas frecuentes, mientras entre sus manos sostenía una fotografía de el difunto.—hoy se cumplen tres años de su pérdida, querido.

Su voz se quebró, estallando en llanto, mientras abrazaba aquella fotografía con fuerza y aferraba la misma contra su pecho.

El hombre que se encontraba a unos pocos metros de ella, acortó la distancia, sentándose junto a la mujer que se encontraba destrozada por la pérdida de su hijo menor. La abraza recostando su cabeza contra el pecho de él, mientras una de sus manos se encontraba acariciando su corto y oscuro cabello con cariño ,la otra mano se encontraba rodeándole la cintura.

—Cariño, necesitas calmarte.—dijo con preocupación el hombre de cabello peculiar.—esto es difícil para todos nosotros, pero tienes que tratar de superarlo...

Fue interrumpido por su esposa.

—¡¿Cómo quieres que lo supere bardock?!—alzó su voz, rompiendo el abrazo. Alejándose unos centímetros, mirándolo con el ceño fruncido.—Si solo con mirarte, haces que me recuerdes a él...—habló con la voz temblorosa.—. Tu cabello, tus ojos, tu cara, ¡Él era idéntico a ti, bardock!

Su llanto se hizo más fuerte , sin soltar en ningún momento aquella fotografía.

—Por favor gine...—rogó su esposo , sintiéndose muy mal. Su corazón se estaba quebrantando con solo recordarlo a él...su hijo menor... Son Goku.—; tienes que tranquilizarte, ¿Crees qué yo no sufro cuando veo sus fotos?, ¿Crees qué no sufro incluso cuando me veo en el espejo? Yo anhelo volverlo a ver, abrazarlo, pasar tiempo con él...anhelo volver a escuchar su voz gine...quisiera que jamás hubiese muerto.

Una lágrima rodó por su mejilla, él también lo extrañaba...lo extrañaba demasiado.

—Él era tan joven, aún tenía mucho por vivir.—Se aferró a su esposo, ella tenía un vacío en su corazón. Un vacío que solo Goku podía llenar.—Él era la alegría de ésta casa, bardock.

Cerró sus ojos para evitar que más lágrimas salieran, ese tema aún era muy difícil tanto para ella, como para él.

—Si...—contestó bardock, alejándose un poco para mirarla a los ojos,—Recuerdo que cuando nos venía a visitar, siempre hacía cosas que de alguna manera nos sacaba una sonrisa...—Limpió la lágrima que había resbalado por su mejilla.— Era tan risueño, gine...eso lo sacó a ti...

—Si...pues al parecer si,—una sonrisa triste se dibujó en su rostro.—Siempre nos hacía reír con sus ocurrencias, parecía un niño...era muy dulce y gentil...aunque se comportaba muy distinto cuando trabajaba...eso lo sacó a ti...—habló ella aún con esa nostálgica sonrisa.—Se ponía muy serio...y hasta gruñón.

—¡Oye!...—Se quejó bardock,—bueno está bien, solo un poco.—Soltó una pequeña risa.—pero contigo mi actitud es diferente,—mientras acariciaba su cabello, un color rojizo se instaló en las blancas mejillas de su esposa, Le encantaba  causar ese efecto en ella, a pesar de los años que llevaban juntos...Aún tenía el toque.—Aún no pierdo mi encanto.—Le guiñó un ojo coqueto.

"La Ouíja"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora