2: Dulce percance etílico

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La cara de Hassan era un poema. Estaba pálido, boquiabierto y con los ojos expandidos como un par de soles desenfocados. A saber quién había llevado luces de neón parpadeantes, pero me hacían ver el incrédulo rostro de Hassan en verde, rojo y azul. Transcurrieron varios segundos -que utilicé para ensanchar mi sonrisa- antes de que el cerebro de Hassan procesara algún pensamiento coherente.

-¿Qué significa todo esto? -me reclamó, furioso, cuando pudo reaccionar. Estampó la puerta del coche al salir y se apresuró a la casa sin esperar a que saliera o respondiera. Me quedé mirando sus hombros agarrotados mientras andaba hacia la casa. Ladeé la cabeza mirando su trasero esculpido a base de flexiones y

-Síndrome Blake Se Sale Con La Suya -respondí en un susurro para mí misma.

Bajé del coche haciendo una pirueta y entré en la casa dando saltitos como una bailarina de ballet. Hassan estaba en la puerta, pasmado por el alboroto que no hacía más que empeorar. Me puse de puntitas para acomodar mi brazo en su hombro y sonreír ante el espectáculo.

-Es tu bienvenida. No me lo agradezcas -le dije, frotándome las uñas en el vestido-. Te contraté puta.

Su respuesta fue apartar mi brazo de su hombro con tosquedad. Retrocedí un paso, doblándome el tobillo por culpa de los tacones. Estuve a punto de caerme, pero Hassan me sujetó del brazo antes de que me desplomara en el mármol. El acto no fue muy heroico que digamos, porque que el tío me haya soltado con tal brusquedad no es que se asemejara a una escena de Hércules. Además, mírame; ¿tengo pinta de damisela en aprietos?

-¡Eres una...! -Resopló y frunció los labios para no dejar escapar la palabrota que se asomaba por su boca.

Etapa inicial: El sujeto se enfada con Blake. Mi sonrisa solo podía agrandarse, casi tan rápido como su furia.

-Dilo, hay cámaras grabando -lo reté, estirando mis labios hacia él y lanzándole besitos cargados de sorna.

Soltó un gruñido de rabia y se apartó de mí bruscamente, haciéndome tambalear. Me miró con furor y extendió su dedo acusador hacia mí. Sí, el dedo acusador me buscaba de nuevo. Era la historia de mi vida. Me aparté el cabello del cuello y me alisé la falda del vestido, esperando mi bien merecida reprimenda. Una reprimenda que ni detendría la fiesta ni cambiaría nada a favor del sensual e ignorante chico.

-Acéptalo, mi amor. En la vida de Blake siempre gana Blake.

Él negó con la cabeza, sacudiendo su dedo mientras rebuscaba en los rincones de su cerebro algo que le devolviera el poder que siempre, sin duda, había sido mío.

-¡Llamaré a tus padres!

¿Era lo mejor que tenía? Empezaba a decepcionarme.

-Claro, para que se den cuenta de que no pudiste controlarme y de que en el primer intento te salió todo mal. Te despedirán inmediatamente, yo habré ganado y no volveré a verte nunca en la vida. No puede salir mejor. -Solté una carcajada de pedantería y me puse a bailar al ritmo de la música dubpstep que estallaba dentro de la casa.

-Pagarás por esto, niña caprichosa. -Me aseguró, cogiéndome del brazo y zarandeándome.

Eso no iba a tolerárselo; me zafé de un tirón y le planté un bofetón en la cara. El chico me miró cómo si no me reconociera, como si en vez de mi cuerpo de escultura de Donatello, fuese un monstruo de tres cabezas lo que estuviera viendo. Pronto su sorpresa se convirtió en más furia. Pero si a niveles de histeria nos poníamos...

-Quiero verte cobrándomelas. Anda, haz tu intento de tomar el control -continué retándole-. Y como me vuelvas a tocar,

Diez segundo duró el intercambio de miradas asesinas, hasta que apareció Levi, con el pecho agitado y el cabello húmedo de sudor que se le pegaba al cuello y a la frente.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora