20: Bienvenida al mundo de los corazones rotos

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Me temblaban los dedos alrededor del volante. Me salí de la vía demasiadas veces que no pude contarlas. Hassan gritaba como loco en el asiento del pasajero, presionando sus puños contra sus ojos. No sabía qué decirle. Simplemente no encontraba las palabras. Sentía un nudo atorado en mi garganta que no me permitía formar palabra. Y estaba segura de que él tampoco la quería.

Me perdí un par de veces, tomando la dirección equivocada, pero Hassan no se dio cuenta. Se me había olvidado el camino de regreso al internado, hasta que logré localizar la entrada a la carretera que nos llevaría ahí. Ahora el internado parecía una caja de cartón desmoronándose bajo la lluvia. En cuanto estacioné frente a la puerta principal, Hassan se bajó del coche y tiró las puertas de una patada. El murmullo de las internas me escoció los oídos. Lo seguí hasta adentro, donde vi que su padre lo cogía del brazo y lo arrastraba escaleras arriba. Todas las internas dividieron sus miradas entre mi entrada y la salida de Hassan. Su padre no se molestó siquiera en lanzarme una mirada, cosa que en parte me alivió. No quería ser el centro de atención esta vez.

Sentía que algo en mí había abandonado mi cuerpo, como si algo fuera de esta Tierra me hubiese arrancado un trozo de alma de un mordisco. Levi se asomó entre la multitud con los ojos espantados. Corrí hacia ella y nos perdimos en al oscuridad del comedor, donde las sillas estaban esparcidas por el suelo aleatoriamente. Nuestros pasos crearon eco en el sitio. Cogí a Levi del brazo y la arrastré por el la puerta trasera, luego por el pasillo, hasta que llegamos al balcón externo, donde Hassan y yo habíamos hablado varias veces. La voz de Levi se rompió al hablar:

-¿Qué vamos a hacer? -me preguntó-. ¿Qué va a pasar ahora? -Sus dedos temblaban; lo noté cuando se limpió la cara sudada con las manos. Me preguntaba cómo me veía yo, al menos esperaba estar un poco mejor que por dentro.

-¿Sabes cómo pasó? -le pregunté en un castañeo de dientes.

Levi sacudió la cabeza, intentando aclararse la mente.

-El director no ha estado toda la mañana por una llamada del hospital. Luego desaparecieron todos los de seguridad y empezaron a correr los rumores. -Los ojos de Levi empezaron a llenarse de agua-. Apareció Von con el director hace unos cuarenta minutos, Leigh le preguntó si todo iba bien y... -Empezó a sollozar-. Nos reunieron a todas en el vestíbulo y nos dijeron que la directora había tenido un ataque al corazón.

Una punzada me atravesó el estómago. Dios mío.

-Hassan -fue todo lo que dije, dando media vuelta. Pero Levi tiró de mi brazo.

-Blake, debe hablar con su padre primero -me dijo, sorbiéndose los mocos de la nariz-. ¿Qué será de nosotras ahora?

-No lo sé, pero necesito estar con Hassan. -Aparté la mano de un tirón y me eché a correr de regreso al vestíbulo.

Las internas seguían discutiendo entre murmullos bajos. Me acerqué a las escaleras a toda velocidad, pero sentí que un par de brazos me detenían. Cuando me volteé no pude estar más sorprendida de encontrarme con los ojos castaños y el cabello rojo violeta de Jade. Estaba tan aturdida que olvidé apartar mi brazo de su agarre. Simplemente me quedé ahí, paralizada.

-Blake, debemos hablar -urgió.

-No puedo, tengo que ver a Hassan -le dije, soltándome esta vez. Ella volvió a cogerme.

-Sobre él quiero hablarte, necesito que me escuches.

Negué con la cabeza y la empujé.

-Vete al carajo.

Los pasillos me parecían un laberinto. No reconocía nada del sitio. No podía diferenciar las puertas ni las entradas, todo me parecía un bulto negro y discordante a la realidad. Tardé demasiado en llegar a la habitación de Hassan, donde no estaba. La oficina de la directora.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora