7: Nací para tentarte

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Una horrible trompeta hizo que diera un salto sobre la cama. Solté un chillido y me escondí bajo la almohada. Sentí tres cuerpos lanzándose sobre mí y gritando como borrachas. ¿Qué hora era? ¿Cómo podía alguien dormir tan poco?

-¡Arriba, Las Vegas, tenemos una existencia que arruinar! -gritó Jade.

Solté un gruñido y una patada al momento que me hundí más en la almohada.

Las chicas me desarroparon y me tiraron de las piernas hasta que les solté cuatro gritos y me dejaron en paz. Imposible, ya no podía conciliar el sueño.

Me enseñaron dónde estaban las duchas. Frente a los inodoros. Al menos eran cubículos, pero las duchas simplemente estaban separadas por los laterales, sin puertas.

-¿O sea que todas nos vemos los pelos? -pregunté, toalla en mano.

-No. Todas nos duchamos en bañador -me dijo Allie.

-La directora dice que es para transmitirnos confianza y seguridad en nosotras mismas, pero nadie nunca se baña sin ropa -comentó Andy.

Solté una risita mientras me desprendía de toda mi ropa. Toda.

Las chicas solo se quedaron mirándome, sin sorprenderse. Al parecer se lo esperaban. Alrededor treinta chicas se duchaban con bañador puesto. Yo caminaba entre las duchas completamente desnuda, viendo cómo dejaban caer sus bocas al verme. Me pavoneé hasta la última regadera, donde me duché manoseándome frente a todas. Jade sonreía, orgullosa, cuando por el pasillo apareció Leigh con un bañador de dos piezas puesto y una toalla. De todas, llevaba el más pequeño, pero ni sus bragas miniatura eran comparación con mi completa desnudez. Se quedó paralizada al verme.

Me recorrió con la vista de pies a cabeza. Yo tenía los pechos más pequeños que ella, pero más firmes y más bronceados. No tenía la tripa que se le salía de un costado, y mis piernas eran más contorneadas que las suyas. Me di vuelta para mostrarle lo bien formado que tenía el trasero. Cuando volteé de nuevo, ya no estaba.

Me eché a reír junto con Jade y las chicas y cuando hubimos acabado, regresamos a la habitación para vestirnos.

-¿Viste su cara? -decía Allie, riendo.

-No creas, la tipa se está cociendo la cabeza pensando en una cirugía plástica. Le bajaste la autoestima. -Rió Andy.

-Pues que se vaya acostumbrando -dije, colocándome las medias blancas del uniforme-. Esto apenas empieza.

El timbre sonó de nuevo. Me sentí aliviada de que no se tratara de las asquerosas trompetas matutinas.

-Hora de irnos -anunció Jade.

Me puse de pie cuando me coloqué los zapatos y miré mi reflejo en el cristal de la ventana. El uniforme no me quedaba mal, sino muy bien entallado. Curiosamente, la falda me quedaba más corta que al resto. Tal vez porque la talla era muy pequeña para mi estatura, pero perfecta para mi complexión.

Nos dirigimos al comedor, que hervía en murmullos y cuchicheos bajos.

-¿Dónde se sienta Puteigh normalmente? -inquirí, explorando con la mirada toda la sala.

-En la mesa del centro, al frente, frente a Hassan y su madre -me susurró Andy.

-¿La directora come con nosotras? -Fruncí el ceño.

-Dice que es para infundir humildad e igualdad.

-Esa mujer acabará loca con todo lo que quiere infundir -comenté.

Nos sentamos en una mesa cercana a la de Leigh, donde nos sirvieron fruta, tostadas, jugo. Al menos no era comida de astronautas. Poco después apareció Leigh con aires de grandeza y lápiz labial. ¿De dónde lo había sacado?

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora