1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]

11: Alcatraz para nenas

-¿Y eso es todo?

-Es todo.

-No creo que no vayan a hacerte nada. Te sacarán la mierda hasta por los poros -comentó Allie, doblando la ropa que estaba sobre su cama.

-Al parecer algo ha sucedido en la familia Stone durante este tiempo y no me he dado cuenta -susurre, abrazándome con los brazos.

Mis tres compañeras de habitación se quedaron mirándome, paralizando sus actividades. Compartieron una mirada y, como esperé, Jade se dirigió a mí.

-¿Ha sucedido algo, Blake?

Solté un bufido que se convirtió en una sonora carcajada.

-¿Que si ha sucedido algo? -dije, entre risas-. Tengo un par de días aquí y ya soy motivo de quejas mayores.

-Es que eres una maldita mayor -intervino Andy-. Pero valió la pena, me divertí como nunca -dijo, con orgullo.

-Tú cállate y ve a buscar una prueba de embarazo -la reprendió Allie.

Jade puso los ojos en blanco y se acercó a mí. Andy y Allie se quedaron a la orilla de una cama discutiendo sobre las mil y un enfermedades de las que pudieron haberse contagiado y de quién.

Jade se sentó en la cama y me trajo con ella para que me sentara a su lado. Me miró con sus enormes ojos castaños y sin una pizca de mofa.

-Lo quieres.

-¿Uh? -Fruncí el ceño.

Entonces sí esbozó una sonrisa, aunque no supe diferenciar si se trataba de burla o empatía.

-Recuerdo lo de anoche. -Se volteó para verificar que las demás no nos escuchaban y regresó hacia mí. Me cogió de las manos y me las apretó con fuerza-. Si la vida te da la espalda, es porque no quiere que le veas el corazón.

-Yo, a diferencia de la vida, no tengo corazón -solté sin pensar.

-Lo sé. Solo espero que no quieras construirte uno, porque no se puede hacer sola, y porque tampoco funciona solo.

-¿Qué puedes saber tú del corazón?

-Casi nada. Como tú. -Se levantó y, sin mirarme, salió de la habitación con un portazo.

La oficina de la directora estaba igual, excepto que yo no me sentaba en las habituales sillas frente a su escritorio, sino en la puerta, lejos de ella. Tenía dos guardias atrás y dos adelante, asegurándose de que no me diera un ataque de algo y no intentara asfixiar a la gente con mis medias.

La directora, el director y -por supuesto- Hassan estaban frente a mí.

-Hemos tomado una decisión -me dijo la directora, levantándose de su silla giratoria.

-¿Van a ponerme una camisa de fuerza y enterrarme en una caja metálica hasta que aprenda a no ver a la gente como objetos sexuales? Lo digo porque tengo alcohol en las venas y no creo vivir mucho tampoco. Creo que la decapitación es más rápida, aunque con lo primero se ahorrarían el funeral y todo eso.

-Blake, esto es serio -masculló Berton, lanzándome esa mirada asesina que me obsequiaban todos los adultos que padecían del síndrome.

-Hemos acordado... que debes mantenerte aislada -continuó Bethany.

-Blake... -Suspiró Hassan. Creí ver la sombra de una sonrisa asomándose en sus labios-. Irás a vivir conmigo.

-¿Qué? -dije en un jadeo al mismo tiempo que lo hacía alguien detrás de mí. Me volteé, pero solo estaban los guardias, que también miraban hacia atrás, buscando el origen de la voz.