It's raining men

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Lex

Caminé por una calle cualquiera, la mejor idea era hablar con un revendedor así que en cuanto encontré a un hombre en un callejón con entradas en la mano me acerqué a él directamente.

-¿A cuanto?- le pregunté, tenía sólo una entrada en la mano.

-75- dijo, era un hombre muy delgado y alto, con un bigote delgado y asqueroso.

Revisé mi billetera, sólo tenía un billete de 20, se lo entregué.

-Esto es todo lo que tengo- le dije, el hombre me devolvió el billete.

-Entonces consigue lo demás, hermano- encendió un porro, que se olía de mala calidad, y me ignoró, me dieron ganas de pegarle ahí mismo.

-¿Cómo quieres que consiga dinero cuando faltan menos de dos horas para el concierto?

-Ahí- apuntó a una especie de club en la calle de enfrente -, hacen un concurso. Te quitas los pantalones, bailas un poco y te dan 100 dólares.

-No puedo hacerlo, tío- dije negando dramáticamente con la cabeza -. Es... Vergonzoso.

-La pregunta que tienes que hacerte- me dijo el hombre - es ¿Cuánto quieres ver el más estupendo concierto de rock and roll del mundo? Te hablo de Kiss en vivo. Te hablo de las mujeres más voluptuosas que estarán entre el público. Se trata de que la gente fuma, pasa cigarrillos de hierba. Se trata de que es Detroit, la ciudad del rock- volvió a apuntar al club -. Sacude el trasero.

-Además, sólo tocan música para señoras ahí- dije como único argumento que tenía contra lo que el tipo me había dicho.

-¿Quieres bailar o quieres ver a Kiss en las portadas de tus discos por el resto de tu vida?- preguntó -Anímate, estrella del rock, sacude las caderas.

No ganaría, por nada del mundo. Pero algo en ese momento me hizo pensar que tenía una posibilidad. Tal vez pensé que había sido demasiada mierda por un día.

Asentí.

-¿Me guardarás esta entrada cierto?

El hombre hizo un gesto dramático de estar ofendido -Te doy mi palabra como servidor público- dijo y me mostró la entrada -. Segunda fila al centro. Este es mi territorio, soy el único revendedor que hay por aquí.

-De acuerdo- asentí -. Nos vemos.

Crucé la calle casi arrastrando los pies.

La entrada tenía un cartel con el nombre It's raining men (Están lloviendo hombres) debajo de un cartel antiguo de Pepsi de estos que decían "Have a Pepsi day".

Habían dos señoras junto a la entrada, seguramente esperando a alguien, susurraron algo cuando pase, las ignoré y me dirigí al guardia de la izquierda.

-¿Identificación?- me dijo antes de que dijera nada. Saqué mi billetera y le mostré la identificación falsa que tenía desde el año pasado. Si entrecerrabas los ojos, el tipo se parecía bastante a mi -Adelante.

Entré.

Como supuse, estaba lleno de mujeres viejas gritando como colegialas. En el escenario había un tipo, con un traje de indio, bailando una canción disco. Lo peor era que, a pesar de todo, parecía estar viviendo el mejor momento de su vida.

Vergonzoso no era la palabra ¿Humillante? Quizá, pero presentar delante de clase era vergonzoso, esto era el máxime en la escala de denigración.

Pasé entremedio de la gente de camino hacia la barra, alguien me agarró el trasero, pero una vez pasado el sobresalto decidí ignorarlo.

Me senté en unos de los banquillos de la barra, había un tipo sin camisa, muy bronceado y rubio teñido, que bailaba al ritmo de la música. El barman.

Detroit Rock CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora