Mothers Against The Music Of Kiss

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Jam

Me dirigí caminando, con Lydia un rato y luego solo, a la calle donde estaba la protesta de MATMOK recordando a mi madre, pero no fue lo único que me recordó a ella, ya que cuando pasaba por enfrente del escenario escuché una voz demasiado conocida:

-¡... La música y sus rostros! ¡Han envenenado a nuestros niños! ¡Les han robado el alma! ¡Los han tentado con su ruido!

Me giré justo en el momento en que la mujer rubia en el escenario prendía un cigarrillo y dirigía su mirada hacia donde yo estaba. Ya era muy tarde para correr.

Mi madre bajó del escenario con paso decidido, llegó a mi lado y me tomó de la oreja para arrastrarme hasta no se que lugar mientras decía:

-No sé como has llegado aquí, Jeremiah, pero lo vas a pagar muy caro- fue lo único que dijo.

No fue hasta que me plantó delante del lugar que me di cuenta de que era una Iglesia. En el trayecto alguien llamó a mi celular y mi tono era Highway to hell de AC/DC, un tiempo después me reí de lo bien que venía la canción para la situación en la que estaba.

-Padre, estoy desesperada; mi hijo ha estado a punto de desafiar a Dios con ese blasfemo concierto de Kiss- le dijo mi madre en tono despectivo al hombre que despedía a la gente que salía de la iglesia.

-En ese caso, entre de inmediato- le dijo el hombre apresurado.

Quizá, de no haber estado maldiciendo todo internamente, habría pensado que la iglesia a la que entramos era bonita. Y lo era, ya saben como es una iglesia típica; bueno así, sólo que un poco más grande y con pinturas muy lindas en todos lados, incluyendo el techo.

Mi mamá me hizo sentarme un poco más alejado de ella con el pastor... O padre... O cura. Nunca entendí la diferencia, a pesar de todas las malditas clases de estudios bíblicos.

-Hace mucho que mi hijo no se confiesa- la escuché decir un poco más calmada, no quería mirarla. Estaba muy cabreado con ella y la impotencia me escocía los ojos -¿Usted... Podría...?

-Considerelo un hecho- la interrumpió él con voz suave. Mientras, yo sacaba las baquetas y me ponía a jugar con ellas en la banca de adelante.

Mi madre dio las gracias en voz baja y con una voz suave que raramente usaba conmigo. Levanté la cabeza y la vi voltearse hacia a mi.

Me quitó las baquetas y bruscamente dijo:

-Ya es tiempo de que olvides esos tontos sueños ¡Ningún hijo mío va a ser músico nunca! ¡Nunca! ¡Nunca ¡Nunca¡ ¡Nu...!

-Señora- la volvió a interrumpir el hombre -, estamos en una iglesia. La acompaño a la salida...

-Lo siento- le respondió en un susurro sumiso.

...

Me arrodillé en el confesionario y mire a la rejilla "Joder ¿Cómo se supone que era?" Pensé "¿Qué tengo que decir?".

-Perdóneme, padre- dije inseguro y con la voz temblorosa -, porque he pecado- "Si, creo que así era. Excepto por lo de llamarle padre, aún no estoy seguro de eso" - y esta es mi primera confesión en mucho, mucho tiempo.

Lo siguiente fue decir absolutamente todo lo malo que creo que he hecho en mi vida: no ir a clases, fumar, beber, maldecir y el hecho de estar en una banda que venera a otra banda considerada satánica, además del hecho de ser fanático de dicha banda satánica.

Pero al parecer al padre no parecía importarle ninguna de esas cosas en absoluto. Y no me di cuenta hasta que me preguntó:

-¿Seguro que no te apetece hablar de... Cuestiones carnales con alguna chica del vecindario? ¿O tal vez de revistas que encostraste bajo la cama de tu papá?

Detroit Rock CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora