En un intento cada vez más imposible por olvidar ese extraño sueño que he tenido, no dejo de dar vueltas en la cama, finalmente saliendo de ella, yendo directo al cuarto de baño donde me doy una ducha lo más larga posible, con agua tibia dado que hoy hace un calor espantoso típico del mes en el que nos encontramos.
Renovado después de casi una hora de ducha, secando cada parte de mi anatomía con lentitud, vistiéndome unos pantalones hasta mis rodillas y una camiseta más larga de lo normal, de desayunar incluso, miro mi casa aburrido, sin nada que hacer hoy sábado, sin ni un mensaje de Yeosang que me invite a responderle o quizá hacer un plan para quedar, decidiéndome finalmente por tomar mis llaves y salir de casa, yendo directo a la suya sin molestarme en esperar por algo que es evidente que no llegará a mi.
No es mucho lo que tardo en llegar, deteniéndome frente a la puerta de la vivienda a la que llamo ahora presionando el pequeño botón a un lado, esperando con paciencia.
— Quizá me he precipitado en venir sin avisar.. —vuelvo a llamar.
Acercándome a la puerta, intentando escuchar, no logro oír ni un solo paso siquiera, apartándome un poco, deslizándome hasta quedar sentado con mi espalda apoyada en la puerta, decidido ya que no tengo otro plan a esperarle, entreteniéndome con mi móvil, las pocas aplicaciones que tengo instaladas en el mismo, viendo su perfil de instagram directamente, dándome cuenta ahora que hace tan solo doce minutos ha publicado una imagen en la que tan solo se ve una sombra, evidentemente no es suya porque Yeosang no es así físicamente, guardándolo no mucho después.
Mirando por undécima vez mi móvil, aburrido de esperar, viendo que ya casi dan las doce y no hay ni rastro de Yeosang, me pongo en pie dispuesto a irme, alejándome con lentitud de la casa frente a la que he estado esperando casi dos horas, aburrido ya, perdiendo toda esperanza.
— Yeo no puedes hablar enserio.
Deteniéndome al escuchar esas cinco palabras, esa abreviatura del nombre de la persona a la que he estado esperando, el de mi mejor amigo, giro sobre mis propios pies, sin moverme siquiera.
Una sensación extraña crece en mi pecho con tan solo verle, fijándome tanto en él como en quien le acompaña, en sus manos unidas, las risas que ambos comparten, sintiendo una dolorosa punzada donde se supone que está mi corazón, ahora más quebrado que antes o incluso cada vez que recibo un rechazo, marchándome, aguantándome las ganas de derramar una sola lágrima, siendo que mis ojos no tienen esa intención, controlándome lo mejor posible, alejándome cada vez más rápido, girando en una dirección que desconozco, lo cual me da igual, buscando un lugar donde poder estar solo, desahogarme libremente, respirar aire fresco y no uno tóxico para mi, uno en el que lo que me hace daño esté presente arrebatándome lo que me hace feliz, el lugar que me gustaría ocupar y se que nunca será así, ahora lo tengo más que claro.
Siguiendo mi camino sin un rumbo fijo, estable, sin más lágrimas amenazantes con perderse y abrasar mi piel tanto como el calor que hace y el dolor que crece en mi interior, casi no me doy cuenta de por donde voy, ni de cuando mis pies tropiezan con algo que me hace caer.
Lo que he visto hace un instante duele, la sensación que no deja de crecer en mi interior aferrándose a mi corazón duele, la caída que acabo de sufrir, viendo mis rodillas llenas de heridas y tierra seca pegada a mi propia sangre duele. Mis manos llenas de rasguños por evitar golpearme en la cara no duele tanto pero si escuece, molesta tanto como ser rechazado en mis mejores intentos porque tiene a otro, me ha mentido a la cara, dejado de lado, humillado hasta el punto de que firmemente pienso que nuestra amistad tiene ahora mismo tal fisura que afecta a mis sentimientos por Yeosang.
— Solo pretendía tomar un poco de aire fresco y no toxico —miro la sangre que cae por mi pierna —no valgo ni para eso..
Incorporándome con ayuda de mis manos llenas de heridas por la caída me pongo en pie, siguiendo hacia la dirección a la que iba, mirando en todas direcciones, al frente, al suelo para evitar tropezar una vez más, deteniéndome cuando mi móvil vibra, viendo en la pantalla el nombre de la persona a la que ahora mismo no me apetece escuchar.
Pero soy un idiota, enamorado, y por eso me atormento a mi mismo y respondo la llamada.
— Seong ¿dónde estás? —otra voz, la de ese, se escucha de fondo —un vecino me ha dicho que te ha visto como por dos horas frente a mi casa. ¿Por qué no me has llamado en lugar de esperar tanto tiempo?
Porque estabas ocupado con otro.
— Prefería esperar pero da igual ya —intento que mi voz no se escuche quebrada —tengo que colgar. Estoy ocupado.
Ese espera que escucho por su parte se queda ahí, sin respuesta cuando finalizo la llamada.
Mirando frente a mi, ese espacio de naturaleza que nace a pocos metros de donde me encuentro, pienso en si debería adentrarme aún a riesgo de perderme, negando, volviendo sobre mis pasos, viendo con cada paso dado como mis piernas se hinchan más, sangran más, duelen más, todo más, entrando cabizbajo al hospital más cercano que no se como me encuentro por el camino, siendo una pequeña clínica en realidad que se ocupa de casos en los que los idiotas nos vemos envueltos.
— Seonghwa ¿qué te ha pasado?
¿No lo había contado? Tal vez no. Venir a esta clínica significa encontrarme con el padre de mi mejor amigo, de ese al que tanto quiero y me odia, me rechaza, me deja de lado por uno cualquiera a quien si quiere, besa y quien sabe que cosas más compartan.
— Estaba volviendo a casa cuando me he tropezado y caído —miro al señor Kang —son unos rasguños nada más.
— Sígueme Seonghwa, los curaremos enseguida.
Siguiendo al doctor Kang hasta su pequeña consulta hago lo que me dice, sentándome con cierta dificultad en la camilla, mirando a la nada mientras limpia y cura mis heridas, mirando al hombre en cierto modo pensando en si alguien seria capaz de sanar mi corazón, quitándome de forma inmediata esa idea de la cabeza.
— ¿Hoy no quedas con mi hijo? —niego —¿no habréis peleado?
— No señor, no hemos peleado pero su hijo ya tenia otros planes y yo no entro en ellos —miro mis manos —¿ha terminado?
— Si ya he terminado —sus manos descansan sobre mis hombros —¿qué os ha pasado a mi hijo y a ti?
¿Qué nos ha pasado?
— No nos ha pasado nada de verdad, señor —sonrío para calmar al hombre —nunca hace daño hacer planes ajenos a un mejor amigo supongo. Tengo que irme a casa.
El señor Kang asiente. Se que piensa mil cosas y quiere preguntarme otras tantas, pero no lo hace, dejándome marchar, cojeando, de la clínica, regresando de la misma forma a mi casa, dejándome caer en el sofá donde quizá pase la mayor parte del día, o quizá no, tal vez saliendo ha hacer mi propia vida, lejos de quien está claro que poco a poco no me querrá más a su lado, siendo ese amigo que se queda justo en ese puesto, en el rango de una amistad que nunca pasará de fase, en eso que todo el mundo llama Friendzone, la tan conocida zona de amigos.
Amigos, eso somos, seremos siempre, hasta que quizá algún día tengamos que salir de esa zona, cruzar esa linea, hacer nuestras vidas por separado.
Viendo mi móvil vibrar a mi lado en el sofá, su nombre de nuevo en la pantalla, pienso en ello, negando, presionando el lado rojo en la pantalla, dejando caer mi cuerpo por completo sobre el sofá, viendo las tonterías que dan en la television durante todo el día, sin molestarme siquiera en levantarme para comer ni para cenar, unicamente para dormir después de hacer una nueva cura de esas pequeñas y físicas heridas.

ESTÁS LEYENDO
Friendzone
FanfictionSeonghwa está enamorado. Yeosang confia en esa amistad. *Historia dedicada especialmente a @vmpattny *Portada de @vmpattny *Prohibidas copias y adaptaciones*