18. Al fin ha sucedido

86 16 7
                                    

Entre ayer y hoy hemos ido a tantos lugares tanto con el grupo como de forma libre que siento que ya no queda mucho que ver. Estoy más que seguro que no es así, que nuestra profesora encontrara aún miles de opciones para el tiempo que nos queda aquí pero de momento no quiero pensarlo, dejando mis pensamientos a un lado, disfrutando del relajante baño que me estoy dando aprovechando que Yeosang estaba durmiendo y descansando un poco, más que nada porque es el que más cansado debe de estar al hacer más esfuerzo por su pierna.

Cerrando los ojos me relajo por completo, no escuchando más que la música que suena a través de los auriculares que llevo puestos, dejando mi cabeza descansar en el hueco liso a mi espalda, sintiendo el frescor del agua calmando mi piel, el cansancio en mis piernas.

Centrado unicamente en la música, en mi momento de paz, apenas siento nada, no hasta que algo presiona mis labios, moviéndose con seguridad y deseo. Abriendo los ojos puedo ver a Yeosang, su acción, el beso que ha iniciado aprovechándose de como estaba.

Apartándole con mis manos llenas de espuma le miro a los ojos.

— ¿Se puede saber que haces? No puedes hacer esto Yeo —abrazo mis piernas aunque no pueda ver nada en concreto de mi cuerpo —tengo novio y sabes que somos amigos.

— Estás tan enamorado de mi como yo de ti —mi corazón se acelera con tan solo escuchar esas palabras —aunque tengas novio a quien quieres es a mi Seonghwa. Dejemos de negar lo evidente porque ya no puedo más. Me estoy volviendo loco con tan solo verte, cuando te acercas preocupado porque descanse, porque yo esté bien. Eres tan perfecto que siento que o me aferro a ti o te perderé y acabaré volviéndome loco.

Escuchar sus palabras, sentir mi corazón tan acelerado, ver esas lágrimas que no dudo en secar con mis manos ahora limpias, me hace sentir como el imbécil que soy. Acercándome le abrazo, sintiendo su cuerpo temblar entre mis brazos, sus lágrimas cayendo en mi hombro, los sollozos que en mis labios caen ahora, habiéndolos unido con los suyos yo esta vez.

Saliendo de la bañera sin importarme que moje todo sigo sus pasos como puedo, cogiéndole en brazos con la única intención de que no se haga daño, llegando así a su cama al ser la más cercana.

Aún besándonos le dejo cuidado sobre la cama, desabrochando uno a uno los botones de su camisa, la cual no tardo en dejar caer donde sea que caiga, sin preocuparme por ello, tan solo por no hacerle daño a Yeosang con mi cuerpo sobre el suyo.

Dejando sus labios dibujo un camino hasta su cuello, aspirando su delicado olor a frutas, notándolo en mis labios, en cada beso que dejo en su suave piel hasta llegar al limite de su pantalón, el cual desabrocho con cierta prisa, deslizándolo de forma cuidadosa por sus piernas, creando un nuevo camino de besos de la misma forma hasta quedar ambos desnudos, besándonos una vez más, sin apartarnos ni cuando no queda un solo centímetro entre nuestros cuerpos, siendo su pierna buena como la mala que aprietan mis caderas, reteniéndome cuando un gemido escapa de entre sus labios en mi intento de deslizar dos dedos en su interior, prepararle para no hacerle daño, siendo detenido por su mano y sus ojos mirándome con la única petición de hacer lo que ambos queremos, algo que no debería pasar pero no queremos evitar.

Uniendo mis labios una vez más a los suyos no es lo único que queda unido entre nosotros, tragándome sus gemidos en la unión de nuestras lenguas, nuestros cuerpos siendo uno ahora mismo, deteniéndome para que se acostumbre, apretando las manos ante la presión de sus labios en mi cuello.

— Te quiero Park Seonghwa —susurra cerca de mis labios —más de lo que ambos podamos creer, te quiero.

Besos, manos enlazadas y mis caderas moviéndose entre sus piernas apretadas a mi alrededor. Gemidos de los que las paredes de esta habitación son testigos al igual que del sentimiento que existe entre nosotros dos y como idiotas no hemos sabido valoras.

Cada movimiento de nuestros cuerpos, cada beso, cada vez que nos unimos en las cuidadosas embestidas, alargando todo lo máximo posible, grita lo estúpidos que seriamos si dejásemos al otro escapar.

Una unión más de nuestros labios, de nuestros cuerpos y así llegamos a un intenso orgasmo que me relaja y me hace temblar a partes iguales, abrazando a Yeo, cubriéndonos con la sábana, aún besando sus ya hinchados labios, notando mi acelerado corazón como el suyo incluso cuando el sueño nos lleva a los dos.


Cubriendo mejor mi cuerpo con la sábana, abriendo lentamente los ojos, puedo ver por la leve luz que entra por entre la cortina de la ventana que ya es de día, siendo ya el último día del viaje, o tal vez en el que volvamos.

Incorporándome despacio, frotando mis ojos, giro hacia un lado mi cuerpo, sintiéndome de pronto confuso, con una punzada incomoda en mi corazón al no ver a Yeosang a mi lado.

Levantándome sin importarme que esté desnudo voy hacia el cuarto de baño, vacio, volviendo a la habitación, hasta ese armario donde guardábamos nuestras ropas. Mi lado está lleno de mi ropa y mis cosas pero el suyo está completamente vacio.

Mirando hacia la cama puedo ver la ausencia de su móvil, de sus pertenencias. Vistiéndome rápidamente sin molestarme en perder el tiempo en una ducha por muy necesaria que sea después de lo de anoche, salgo de la habitación, yendo directamente al pequeño restaurante del hotel.

Todos están sentados en la mesa, siendo dos huecos libres los que hay. Volviendo a la habitación, con mis ojos llenándose de incomodas lágrimas que no tardan en vagar libremente, cojo mi móvil, marcando rápidamente el número de Yeosang, esperando hasta que da señal sentando en su cama.

— El número al que llama no se encuentra disponible en este momento, inténtelo más tarde.

Esa voz robótica, esas palabras, que de la nada haya desaparecido sin dejar siquiera una nota o decirme algo, me duele, más después de lo que anoche compartimos, sintiéndome más miserable no por lo que al fin ha sucedido entre los dos porque no me arrepiento, sino por haber engañado a mi novio, a quien hoy mismo veré, con alguien que en cuanto ha visto la oportunidad ha huido jugando con mis sentimientos una vez, esta vez no siendo que me deje en un lugar como el de un simple amigo sino con un vacio que nada ni nadie podrá llenar ni hacer hasta lo imposible para sanar el dolor que siento.

Abrazándome a mis piernas dejo mis lágrimas en libertad, sintiéndome cada vez peor, aumentando el dolor y la presión en mi pecho por cada intento de comunicarme con él, pensando en si yo hice algo mal, recordando como me decía que me quería.

Levantándome veo a mi alrededor que pueda golpear, aguantándome las ganas por no pertenecerme nada.

Acercándome a mi armario, sin detener mis lágrimas ni la presión que va en aumento, saco mi ropa, guardándola como sea en mi maleta y salgo de la habitación, dejando mi llave en manos del recepcionista de turno, marchándome sin dar ninguna explicación, tomando el primer transporte que pueda llevarme a casa, con la única intención de encontrar una explicación por la cual ha actuado así, me ha dejado solo sin explicaciones, porque juega conmigo de esta forma tan cruel.

El tiempo que dura el viaje no se cuanto es porque no me molesto en calcularlo, aunque me parezca una eternidad. En cuanto llegamos y se detiene bajo, con la única intención de coger un taxi o ir andando hasta su casa, sorprendiéndome al ver a Yunho no tan lejos de mi, tensándome por un momento cuando me abraza, me besa, incluso cuando me mira preocupado por estar de nuevo llorando, dejando que me abrace una vez más, agradecido porque no haga ninguna pregunta, gritándome mentalmente a mi mismo lo idiota que soy por engañarle de la forma en que lo he hecho.

FriendzoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora