3. Somos amigos

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Voces demasiado molestas ahora mismo para mi me despiertan, doliéndome más de lo que ya de por si me duele la cabeza, volviendo a mi esa dolorosa sensación a mi garganta cuando toso, buscando la botella de agua que ya no está en mi mesilla, viéndola de pronto frente a mi, rechazándola al ver quien la tiene.

— No se quien te ha dejado entrar pero vete de mi casa —mi voz suena peor que estos últimos cuatro días —quiero estar solo.

— No puedes seguir enfadado por lo de las flores —me tapo hasta arriba, ignorándole —Seonghwa... si sirve de algo las flores están en mi casa desde el día que te enfadaste por dejarlas en la academia.

— Tarde —gruño —la traición ya la hiciste y ahora no lo arreglarás por llevarlas a tu casa. El daño me lo has hecho el mismo día que te las di. Se que no te importo ni lo más mínimo asique vete de aquí y buscate otros amigos.

— Tu eres mi mejor amigo y no voy a reemplazarte —me destapo, empujándole con las pocas fuerzas que tengo —¡largate de mi casa!

Gritar de esa forma solo ocasiona que me duela más la garganta, que mi tos no cese ni bebiendo todo el agua de la botella, ni volviendo a taparme hasta el cuello, provocando incluso que ese dolor vuelva a refugiarse en mi corazón, causándome tal ansiedad que ni me molesto en detener mis lágrimas ni cuando me abraza acostado a mi lado, acariciando mi espalda por encima de las mantas, transmitiéndome esa calma que siempre le acompaña a su personalidad, calor de su propio cuerpo, intentando apartarme cuando con la yema de sus dedos limpia mis lágrimas.

— Seonghwa somos amigos desde hace mucho y no va a cambiar eso nunca ¿comprendes? —otra vez esa dolorosa sensación por el rechazo —me quedaré a cuidarte hasta que tu madre venga por la noche y no acepto un no por respuesta. Te prepararé una deliciosa sopa y te he traído ese dulce que tanto te gusta. Lo he hecho yo personalmente para ti, mi mejor amigo.

Mejor amigo, somos amigos, soy su amigo, amigo, amigo. Amistad es lo único que nos une a Yeosang y a mi porque no acepta ni corresponde a los fuertes sentimientos que tengo por mi mejor amigo.

En el tiempo que nos conocemos siempre ha sido dulce, me ha comprendido incluso cuando ni mis padres o mi hermano lo hacían. Nos hemos apoyado y cuidado el uno al otro siempre y me enamoré de él.

Error al parecer tener sentimientos más fuertes que los de una amistad porque eso es lo que es.

Eso es lo que somos. Somos amigos. Yeosang mi mejor amigo, Seonghwa su mejor amigo.

No hay más de lo que hablar al respecto, encerrando una vez más mis sentimientos bajo llave en el rincón más lejano de mi corazón, cayendo una vez más en un llanto, entre esas lágrimas que no le permito limpiar, sintiéndome tan roto que no quiero que lo note, forzando una sonrisa ante esas propuestas de sopa y ese dulce que me gusta tanto como engordará mi cuerpo y su ego por ser tan delicioso lo que prepara, viéndome pronto como alguien más feo y horrendo, una razón más por la cual me podrá rechazar porque nadie querría ser visto de novio de alguien como yo.

— Mi abuela ayer me preguntó por ti —cambia de tema como si nada —ella no mejora y no podrá volver a casa pero me gustó que se acordase de que eres mi amigo. Le dije que estabas en casa porque has enfermado y me dio una bufanda hecha a mano para ti.

Viendo la nombrada bufanda en su mano, sosteniéndola con las mías, enrollándola en mi cuello sintiendo la calidez y el amor con la que la ha hecho esa señora que de nada tiene culpa, ni del rechazo de su nieto por mis sentimientos, agradeciéndole con una pequeña inclinación de mi cabeza, abrazándome, aún con lágrimas recorriendo mis mejillas, a su cintura, tan delgada y suave seguro al tacto, aspirando su delicioso olor que poco puedo percibir a causa de mi resfriado, cerrando los ojos, durmiéndome casi al instante.


— Abre un poco más la boca Seonghwa —lo intento pero duele —voy a tener que coger una cuchara más pequeña y luego te voy a comprar una cosa para los labios que los tienes secos.

Niego viéndole salir. El plato de sopa descansa en la silla donde se ha sentado, enfriándose lentamente como yo, siendo tomada de nuevo entre esas manos que me han soltado con demasiada brusco, dejándome caer a un abismo sin fin. Abriendo la boca sin decir una sola palabra dejo que me de la sopa con una cuchara mucho más pequeña que la que usaba antes, terminándola en más cucharadas de lo que se tarda normalmente, limpiándome con el dorso de mi mano, la cual toma con la suya para limpiarme con la servilleta.

— ¿Puedes dejar de llorar? —no habla enfadado ni reprochándome nada —no me gusta verte enfermo ni así de triste. No manches tu preciosa cara con lágrimas.

— Si no quieres verme así ya sabes donde está la puerta —me tumbo dándole la espalda —quiero estar solo Yeosang. Vete por favor.

No escucho sus pasos en ningún momento. La silla donde estaba sentado siendo arrastrada en cambio si la escucho, sintiendo no mucho después el colchón a mi espalda hundirse y su brazo rodeando mi cintura, abrazándome, acercándome a su cuerpo cuando me giro en un intento nuevo para que se marche, rindiendome, dejándole hacer, sintiéndome relajado, protegido de esta forma entre los brazos de la misma persona que igual que es mi mejor amigo, el que me rechaza también, dejando por ahora esos pensamientos a un lado, aceptando la dolorosa realidad.

Esa realidad en la que solo somos amigos, lo seremos siempre al parecer, en la que le tendré que ver un día de mano de otro, de alguien a quien bese dándole su amor, llamarle cariño, resignándome, sonriendo falsamente.

— Somos amigos —asiente aún abrazándome, con esa sonrisa en su rostro —somos amigos y los amigos solo se quieren como tal.

— Seonghwa..

— No digas mi nombre como si fueses mi padre riñéndome por portarme mal —miro su brazo sobre mi cintura —¿estás saliendo con otro?

— No estoy saliendo con nadie —lo dice tan seguro —si así fuese serias el primero en saberlo. Eres mi mejor amigo y quien mejor me conoce.

Gruñendo aparto su brazo, su cuerpo del mio, bajando de la cama aunque no deba, andando hasta la puerta, tambaleándome más bien por el mareo que me invade desde que mis pies han tocado el suelo, agarrándome al marco de la puerta antes de caer al suelo, llegando con tanta dificultad al baño que lo único que mi estomago contiene, esa sopa que he comido, acaba en el suelo en lugar de en el váter, abrazándome sentado en el suelo a mis piernas, sintiéndome lo peor por no poder contener ni eso ni nada.

— Lo hago todo mal —miro el suelo que ahora limpia Yeosang —no valgo ni para ser un buen amigo para ti.

— No digas eso y vamos a la cama.

Levantándome sin dificultad me lleva de vuelta a mi habitación, cubriéndome lo mejor posible cuando estoy ya acostado en mi cama, mirando hacia el techo, dejando un paño húmedo sobre mi frente, lo cual se siente demasiado bien sobre mi piel caliente por la fiebre, dejándole separar mi brazo para tomar mi temperatura, observando su rostro serio al saber la temperatura, tragando con dolor saliva, estirando mi brazo sin fuerzas hacia Yeosang, dejando que sostenga mi mano, apretándola hasta que ya no queda resistencia en mi, durmiéndome en compañía de mi amigo, bajo su protección aquí en mi habitación, sin pensar ni sentir nada más que en mi descanso.

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