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Unos pies apurados pisando un suelo mojado resonaron a lo largo de la sombría senda de un callejón. La respiración jadeante, el leve brillo de sudor en su clavícula y frente dejaban en claro que tenía un desespero por llegar a su destino cuanto antes.

Blue entendía perfectamente lo que acababa de provocar y las consecuencias futuras que también podría llegar a provocar aquello pero sin embargo... Más allá del miedo... No se arrepentía de nada.

Había sido todo producto de sus impulsos y ahora estaba allí, luego de salvar a unos rehenes, amarrar a un delincuente y partirle el antebrazo a otro, corriendo para no ser descubierta por nadie más; puesto que también debía agregar que una persona logró verla hacer aquello...

Oh... Esa parte, como la odiaba. Se dió mil auto bofetadas a sí misma al recordarlo, preguntándose cómo pudo ser tan idiota como para no pensarlo bien. Aunque analizando debidamente la anterior situación, fue lo mejor para todos; estaba claro que habría sido peor si no lo hacía. 

Un par de trotes se sumaron al eco de las paredes de la calleja. Prontamente unos gimoteos se oyeron detrás de ella.

—Señorita... Espere... Por favor...— la voz agotada de la mujer captó la atención de Blue e hizo que ésta poco a poco disminuyera sus pasos hasta detenerse por completo.

Blue entreabrió los labios al encontrarse de nueva cuenta con aquella mujer, la que había salvado hace unos momentos atrás.

Ésta, hacía una seña con su dedo índice para que la menor le aguardase, mientras intentaba recobrar el aire en sus pulmones por la actividad dada; la cual su avanzada tercera edad no ayudaba a reconfortar tanto.

Una vez recuperada se paró firme frente a la chica.

—Hola... Mi nombre es Watson Minhee. Puedes llamarme Señora Watson—rió un poco mientras intercambiaban reverencias.— Sé que es bastante singular ser coreana y tener un apellido extranjero pero no importa, estoy acostumbrada.

—Soy Blue.

—Oh, encantada, Blue. Y qué coincidencia. Ambas tenemos un nombre que no procede del país donde vivimos.— volvió a reír.

Blue miró de arriba a abajo a la mujer. Ésta tenía el cabello castaño con algunas hiladas plateadas por la edad, los ojos de un celeste claro y esa forma rasgada que dejaba evidente sus orígenes asiáticos.

Apretó los labios. Cada vez le estaba yendo peor.

—¿Por qué está aquí, señora Watson?— cuestionó la chica.

—Oh, cierto. Quería darte las gracias por lo que hiciste por mí y mis empleados allí.— una sonrisa amplia se deslumbró en su rostro.

En ese momento un sentimiento cálido inundó el corazón de Blue y por un tramo todos aquellos miedos se esfumaron de sí, haciéndole sonreír en respuesta. Pero enseguida su mueca se desvaneció al cruzar de nuevo algo por su cabeza.

—Si, de nada, pero por favor... Prométame mantener todo eso en secreto.— los ojos desesperados de ella buscaron comprensión en los de la mujer.

—Pero... ¿Por qué? ¿No deberías estar orgullosa? Se que ni yo termino de créermelo aún pero estoy segura de que lo que hiciste con ése criminal fue asombroso.

Blue suspiró internamente al oir las palabras inocentes de la mujer; se notaba que estaba lejos de comprender lo que pasaba. Y aunque sería complicado ponerla al tanto de su situación -lo que ella creía correcto hacer para evitar futuros malentendidos- decidió no ir por esos rieles, ya que no veía a la señora como una severa amenaza y quería mantenerla lejos del núcleo de sus problemas; sólo por precaución.

The stranger ➸ J. HoSeok ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora