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Hoseok ingresó a la casa, abriendo la puerta de un empujón, dando a entender que había llegado con el fuerte sonido que causo ésta. Su semblante de furia era irremplazable, casi tan tosco como una piedra y más afilado que una navaja; sin dudas, no venía a decir que buscaba la paz.

Al llegar a la sala y divisar que nadie se hallaba allí, se dirigió a la cocina. Con la misma expresión de cazador acechando a su próxima presa, entró y allí la halló. Jiwoo se encontraba de espaldas, preparando algo en la estufa de la cocina, cuando oyó los pasos detrás de sí, volteó y le sonrió dulcemente a su hermano.

—Hola. ¿Dónde estaban?— le preguntó. Su sonrisa fue borrándose poco a poco al notar que la dureza de su expresión no cambiaba.
—¿Qué sucede?— quiso acercarse a él pero su voz hecha grito la detuvo.

—¡Creí que tú no eras tanto como ellos!— la señaló y ella pestañeó sin saber qué ocurría.
—¿Por qué me lo ocultabas?

—¿Qué?

—No te hagas la inocente, Jiwoo. Ni tú ni Namjoon. Nadie. Porque estoy seguro de que todos sabían menos yo.

—Hoseok cálmante, por favor. No te entiendo.

—¡La boda!— aclaró. Jiwoo exhaló sin creérselo.
—Tú y Namjoon van a casarse en unas semanas y soy el único imbécil al que no le dijeron.

Ella se detuvo un momento con su vista apegada al aire. ¿Quién se lo había dicho? Era lo que menos quería que suceda. Debió haber sido más cuidadosa con aquello y ahora mismo se arrepentía, mas ya no había qué hacer. Sólo afrontarlo.

—Sí. Me voy a casar.— aceptó, volviendo su vista a la del chico.
—¿Quién te lo ha dicho?

Hoseok sonrió con sorna.

—¿Para qué quieres saberlo?— examinó un momento a la chica.
—Seguro es para ir y decirle a esa persona: "Oye, no debiste contarle eso a mi hermano porque él está loco y hasta que no lo encerremos en un manicomio debemos tratarlo como tal."— hizo un tono de voz agudo, refiriéndose a la chica.

Jiwoo frunció el ceño.

—Hoseok, te equivocas. Yo no-

—¡¿Por quién carajos me tomas, Jiwoo?!— proclamó una repuesta con su mirada.
—¡Yo no soy un maldito loco!— se acercó con brusquedad hacia ella y la tomó por los hombros, haciendo que ésta soltara un quejido.

Unas manos lo tomaron por detrás y lo jalaron hacia esa dirección.

—¡No la toques!— el cuerpo de Hoseok chocó contra la mesada, elevó la vista y sonrió igual de burlesco.
—¿Estás bien, Jiwoo? ¿Te ha hecho daño?— le susurraba examinándola de pies a cabeza, sin embargo ésta sólo negaba.

—A ti también te quería ver.— volvió a estabilizarse, parándose firme.

—¿Para qué?— se antepuso delante de Jiwoo para protegerla.

Hoseok frunció el ceño ante aquello.

—Vamos Jiwoo. Dime por qué me lo ocultaban.

La chica dejó de ocultarse y se paró a la par de su novio, agarrando su mano.

—Porque no queríamos herirte más, Hobi.— sus ojos escocieron y en seguida supo que las lágrimas no tardarían en llegar.
—Sabemos que estás pasando un mal momento y que aún te duele recordarla, pensamos que esto de la boda lo haría aún peor.
Veníamos pensándolo desde hace mucho con Nam, pero siempre llegábamos a esa conclusión.— secó sus ojos con su mano.
—Sabes, tratamos de poder hallarte una solución; verte sonreír como antes otra vez. Pero no logramos que te pongas de acuerdo.

Hoseok negó sin querer creerlo.

Él… era el causante de que la felicidad de su hermana fuera obstruída. No podía hacer lo que quería por miedo a que él sufriera. Ellos hacían todo por él, lo intentaban pero él aún así no ayuda para nada. ¿Así hacía sentir a las personas? ¿Tan basura se veía?
Pero qué podría hacer entonces. Sabía bien que por más que intentase avanzar siempre volvería al mismo punto; intentando quitarse la vida.

—Hoseok. No eres culpable de nada, no creas eso, por favor.— Namjoon pidió, elevando una de sus manos.
—Tampoco hicimos bien en querer ocultarlo, lo aceptamos. Pero realmente nos preocupamos por ti.

—No lo hagan.— habló con calma.

—¿Qué cosa?

—No se preocupen por mí. Yo jamás lo he hecho por ustedes.— reprimió las lágrimas, apretando los labios.
—Está bien si sólo me ignoran. Sean felices.— dijo lo último dándose la vuelta y saliendo de ahí. Encontró a Blue a unos pasos de la puerta, como si pasase por ahí.
—Sé que oías.— dijo sin mirarla y paso de largo hacia la salida.

—¡Hoseok!— el grito de Jiwoo hizo que ella diera un respingo. Ésta también la pasó de largo, sólo que corriendo.
—¿A dónde vas?— le preguntó con intranquilidad una vez cerca de él, tomando su brazo para que parase.

—No te preocupes, no haré nada malo.— se dió la vuelta para encararla y besó suavemente su frente, brindándole un poco de calma.
—Duerme bien, ¿si?— pidió y salió de la casa.

Aún así, sentía miedo por él.

...



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The stranger ➸ J. HoSeok ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora