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Su avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Jeju un día domingo por la mañana y de allí rentaron un automóvil para manejar por algunas horas hasta el pueblo de Hannamri.
Dejaron atrás la ciudad y la zona costera para adentrarse en los bellos paisajes de la isla. Poco a poco el ambiente se tornó más solitario, campestre, sin la presencia de la brisa marina.
Los campos de siembra no tardaron en aparecer, indicando que estaban más y más cerca del pueblo. De uno y otro lado de la carretera había cultivos, grandes hectáreas verdes que eran delimitadas por cercas de alambre o madera.
Minhyuk y Kihyun iban muy entretenidos admirando el paisaje mientras escuchaban música a todo volumen y tenían encendido el aire acondicionado. Minhyuk iba al volante con unos lentes oscuros puestos y tarde se dio cuenta de que el medidor del Mercedes-Benz indicaba que ya no tenían suficiente gasolina. Tuvo que hacerse a un lado en la carretera y los dos salieron del carro negro. Allí también se dieron cuenta de que llevaban una llanta delantera baja.
—¿Cómo se te pudo olvidar cargar gasolina? —le reprochó Kihyun—, y mira —pateó la llanta—, esta cosa está ponchada.
—Pensé que encontraríamos una estación en el camino, no creí que estaría tan desolado. Y no tengo la culpa de que nos dieran un automóvil defectuoso —argumentó su primo cruzándose de brazos.
Sacó su celular del bolsillo de su pantalón y verificó que no había señal en esa zona. Estaban incomunicados.
—¿Ahora qué hacemos? —Kihyun hizo un mohín de disgusto, se recargó contra la puerta del automóvil y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—Esperar a que alguien nos rescate, que pase por aquí.
Kihyun farfulló con enojo pero no les quedó de otra. Después de una media hora aproximadamente, los dos habían perdido la paciencia. A pesar de que se habían puesto a la sombra de un árbol, y que soplaba una ligera brisa, hacía mucho calor y ellos ya no soportaban el bochorno bajo sus camisas de manga larga y pantalones de mezclilla.
Se escuchaba el sonido de las chicharras en esa época del año, con su canto coral soporífero, y algunos pájaros que sobrevolaban la zona para irse a parar en las ramas de los árboles de alrededor, o los más osados en los cables de electricidad a orilla de carretera.
Los dos jóvenes no salían de su letargo cuando en eso escucharon a lo lejos un traqueteo incesante. Se asomaron a la carretera y vieron en el horizonte, surgiendo del espejismo que hacía parecer la extensión de asfalto una prolongación del cielo, un tractor rojo, una brillante máquina ruidosa. Se fue acercando más y más hasta que pasó a su lado y el conductor se detuvo al verlos parados bajo el árbol.
El tractor traía en el remolque de atrás unos cuantos fardos de heno. El conductor parecía extrañado de ver a esos dos hombres por allí. Él era un hombre joven de gran complexión, musculoso, brazos marcados, con su piel morena curtida por el sol.
Traía una playera blanca de algodón bajo un overol holgado de mezclilla, unas botas blancas de plástico que le llegaban un poco abajo de las rodillas y un gran sombrero de ala ancha, hecho de palma, que cubría su cara de los rayos solares.
—¡Hola! —saludo enérgicamente Min acercándose al tractor y acomodándose los lentes sobre su melena rubia.
El hombre inclinó un poco la cabeza en señal de saludo, con gesto serio. Kihyun sintió su mirada recorrer sus fisonomías como tratando de identificar de dónde eran.
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.ꕥℋoy como ayerꕥ. {ShowKi} ✔
Fanfiction⚠Se recomienda revisar la nueva versión de este fic (está en el perfil). Minhyuk y Kihyun van en busca del primer amor de su abuelo Lee, en un pueblo agrícola de la isla Jeju. Allí no sólo desterrarán una historia desconocida para ellos, sino tambié...