.ꕥℋoy como ayerꕥ. {ShowKi} ✔

Extra1: Hyungwonho🍎

Hola!  

Mis manos no se quedaron quietas y decidí escribir unos extras.

El primero es sobre el 2won, por si sentían curiosidad

de saber cómo se conocieron. Sufro :'(

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Lee Hoseok observó, a través del gran ventanal de su cuarto, el enorme árbol de manzanas en medio del jardín de su mansión. Lo había plantado personalmente hace muchos años atrás y verlo lo reconfortaba en esas horas de la tarde en que descansaba de todo el ajetreo constante que suponía ser el patriarca de una gran familia y el jefe de un gran negocio nacional por el cual podía darse las comodidades y lujos de los que gozaba. Le había pedido a su asistente Bohyung, a quien a esas alturas consideraba más como una gran amiga en quien podía confiar al cien por ciento, que se retirara a descansar después de cumplir con sus pendientes.

A pesar de que ya no se iba a parar a la empresa tan seguido y era su hijo quien dirigía la mayor parte, él seguía siendo parte primordial en la junta directiva y su firma valía para aceptar o rechazar proyectos. Ésa era su vida ahora y estaba satisfecho con lo que hacía. Su salud, pese a haber mejorado después de la recaída de hace meses, no era la de antaño y no era recomendable que se sobrepasara con sus actividades diarias, y tenía que ir a sus revisiones semanales en el hospital. Sin embargo, seguía siendo un hombre positivo y con la energía suficiente para ir a visitar a sus sobrinos y a Dodo en Hannamri cuando él lo deseara.

Sentado en su poltrona café, Hoseok se mantenía observando cómo se movían las ramas del manzano al compás del viento. Su memoria se iba desgastando al pasar de los años y temía mucho el día en que olvidara todo aquello que había experimentado, por lo que todos los días hacía el ejercicio de recordar ciertos pasajes de su vida que lo hicieron feliz. Esa tarde volvió a rememorar aquel día en que conoció a Hyungwon.

[...]

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Verano de 1949

Sonido ensordecedor de chicharras en el monte, olor a tierra mojada después de un milagroso y ligero chubasco, y el bochorno insoportable sin ser todavía mediodía, fue lo primero que experimentó Hoseok al pisar las tierras de ese pueblo del que, estaba seguro, no querría recordar el nombre. La carreta sólo lo había podido trasladar desde la estación de ferrocarril hasta el centro de la población, pero debía recorrer a pie otros metros más para llegar a su verdadero destino. Ya llevaba varios minutos caminando por esa vereda de terracería, desolada, y sentía que iba a desfallecer debido al intenso periodo de la canícula en ese mes de julio.

El copioso sudor se deslizaba por su camisa blanca haciendo que se pegara a su bien trabajado cuerpo, que los tirantes le molestaran y deseara quitárselos. A pesar de haber sido precavido y llevar puesta una boina, sus blanquecinas mejillas tenían ahora un intenso color rojo porque esa prenda no lo cubría totalmente del sol.

Era eso un castigo, un horroroso castigo que sus padres le habían impuesto por no obedecer sus órdenes, pero cómo hacerlo cuando era un joven lleno de vida y con deseos de explorar, de ser libre sin preocuparse todavía en cumplir sus obligaciones como primogénito de su familia. Ahora estaba allí en tierra olvidada rumbo a una plantación de manzanos para "aprender a valorar lo que tienes y ser un hombre responsable", le había dicho su padre cuando le avisó que sería enviado a trabajar en los terrenos de un socio y gran amigo suyo.

Llevaba no más que una maleta cuadrada en mano y trataba de seguir sin pensar en el camino que le hacía falta recorrer.

De repente notó a personas montadas a caballo acercándose cada vez más hacia él por la vereda y tuvo que hacerse a un lado para dejarlos pasar. Eran dos hombres y una mujer, jóvenes, que lo observaron y se pararon a saludar, pero sin bajarse de los dos caballos, los cuales dejaron de trotar y se quedaron quietos.