8| Enseñanza estilo Uchiha

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Eran las cinco de la madrugada y el sol apenas estaba dejando ver sus primeros rayos al mundo. Muy pocas personas estaban despiertas, aquellos que habían hecho el turno nocturno de vigilancia y que añoraban que dieran las seis y treinta para ir a descansar a sus casas, ellos y también las personas como Menma que tenían un horario de entrenamiento muy exhaustivo.

Todo el sueño que tenía se había ido en cuanto la primera regada de agua helada cayó sobre su piel y el hambre se sació rápidamente con un sándwich y una manzana. Hinata le había dejado preparado un bento para que comiera más tarde y él apreció el gesto guardando aquel contenedor en su morral.

Caminó hacia la habitación de los esposos y miró hacia el interior dándole un vistazo a su hermano pequeño, el cual dormía como un angelito entre su padre y la señora Hinata. Era una imagen que aún le parecía surrealista, pero debía recordar que ese mundo no era el suyo, debía tolerar y aceptar esos cambios.

– es bueno que seas puntual – comentó el Uchiha mayor cuando vio al joven Menma llegar.

– a ti no te gusta que este de flojo, aunque papá es otra historia – no pudo evitar reír recordando como su padre arrastraba a su papá fuera de la cama para que no llegara tarde a trabajar.

Sasuke miró con sus oscuros ojos al chico que estaba frente a él, la conversación que había tenido con Hinata le había dejado mucho en que pensar. Y entonces veía que, entrenar a Menma más había sido una excusa para conocerlo más que otra cosa.

– ya veo – contestó con su seriedad usual – ahora, quiero que me demuestres de que estas hecho, no hay nadie cerca así que siente con libertad para usar todas tus técnicas.

El muchacho sonrió emocionado y apenas Sasuke dio comienzo a aquella pequeña batalla se apresuró a arrojar una serie de bombas de humo para imposibilitar la visión del Uchiha. Ya había tenido esos encuentros con su padre, sabía que no debía confiarse. Por eso al estar en medio de la oscuridad creó una serie de clones de sombra que se dispersaron.

Con un movimiento de su espada Sasuke hizo que aquel humo se alejara, pero tuvo que alejarse para esquivar los múltiples rasengan que aparecían en varias direcciones.

Por lo que veía Menma había creado clones para formar cinco rasengan al mismo tiempo. Pero ninguna de esas técnicas logró acertarle, los cinco clones que aún permanecían formados habían estallado al chocar entre sí o con los golpes que Sasuke les había acertado. Pero ninguno de ellos era el original.

Observó a su alrededor, todo estaba silencioso, solo podía ver la verde hierba y algunas piedras, pero no había movimientos sospechosos. Aquel crio parecía tener habilidad para esconderse.

Entonces sintió un jalón en sus piernas, al mirar hacia abajo vio como dos clones, que al parecer se habían disfrazado como piedras lo sostenían. Atrás de él otro Menma arrojaba una serie de kunais con papeles bomba anclados en ellos. Tuvo que cubrir sus piernas con chakra para saltar y así evadir los papeles bomba, pero al mirar hacia arriba vio al original Menma, dirigirse hacia él con un rasengan de tamaño considerable, en sus ojos aquel rojo brillo del sharingan de un aspa. Pero a diferencia de lo que pensaba, el rasengan de Menma se despegó de su mano cuando este lo arrojó hacia él y se vio obligado a usar una bola de fuego para contrarrestarla.

El choque entre ambas técnicas provocó una gran explosión y ambos shinobi salieron expulsados en direcciones contrarias. Sasuke cayó de pie en el suelo, pero Menma acabó estrellándose contra su espalda.

– ouch...ouch... – se quejó el joven mientras se sobaba la espalda.

– nada mal para un gennin – dijo Sasuke mientras se acercaba – aquel fue un rasengan bastante curioso.

Como un espejo DistorsionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora