16| Pequeño traidor

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Menma cerró la puerta detrás de sí y con cuidado de no dejar caer a su hermanito, se quitó las sandalias y luego las dejó en su respectivo cajón, para cuando las necesitase. El balbuceo infantil de Akane no había hecho más que aumentar, mientras intentaba imitar todo lo que escuchaba. En la calle más de una vez había intentado decir "buenas tardes" o al menos eso era lo que Menma suponía que intentaba decir.

– ya, calma hermanito, pronto podrás hacerlo – le susurraba.

abwa i guuu – soltó una risita al ver como su hermano fruncía el ceño y agitaba las manos, frustrado, pero no por eso dejaba de intentarlo. Tan pequeño y tan testarudo.

Sacó al pequeño de su porta bebés y lo dejó en su silla especial, junto a un par de juguetes de goma para que masticara en lo que él calentaba el último biberón antes de hacerlo dormir.

Había quedado bastante agotado mentalmente luego de su discusión con el Hokage, por lo que esperaba poder tomar una siesta junto a su hermanito para reponer sus fuerzas y tal vez ir luego a ver a su padre ahora que se enteró de su repentina mudanza.

Akane miró como su hermano desaparecía por la cocina y balbuceo con tristeza, arrojando el juguete de goma lejos de él. Estiró sus pequeñas y pálidas manitas hacia la puerta y gimoteo llamando a su hermano. Pero él no venía. Nadie lo hacía. Nunca lo había estado solo y no le gustaba como se sentía estarlo.

agu... – bajó su mirada mientras las pequeñas lagrimas comenzaban a formarse.

Entonces hubo un sonido fuerte que lo asustó mucho, seguido de un manchón amarillo que aparecía en su limitado campo de visión.

– ¿eh? ¿Y tú que haces aquí? – Boruto regresó antes al terminar el entrenamiento diario con su tía Himawari y se extrañó al encontrarse con el bebé extranjero solo en medio de la sala.

– abwa – sus manitas se agitaban en protesta y Boruto frunció el ceño.

– ¿Qué quieres? ¿Quieres que te saque de allí?

– ¡wa! – exclamó y aquello hizo algo de gracia al jovencito de cabello rubio.

En lo que recordaba, no había tenido tiempo para congeniar con el bebé en solitario. Siempre estaba acompañado por alguien, así que era extraño verlo así. Boruto atravesó la sala hasta llegar al infante y de camino recogió el juguete que había caído, tal vez por eso gemía tanto, aunque no podía dárselo cuando ya había tocado el suelo.

– parece que estas aburrido – el infante lo estaba viendo fijamente, con esos ojos tan negros como los de Sarada. Ugh, últimamente la chica aparecía mucho en sus pensamientos.

– bwa – otra vez estaba agitando sus manitos regordetas, pero ahora lo hacía hacia él.

– ¿quieres que te cargue?

– ¡wa!

Boruto se encogió un poco, nunca había levantado un bebé antes, a excepción de Hima pero era muy pequeño y había tenido ayuda de sus padres. Además había escuchado decir al raro de su hermano mayor decir que no se dejaba tomar por nadie a parte de sus padres y por algún motivo, de su madre, Hinata. Pero ahí estaban, Akane lucía bastante seguro al señalarlo. Así que al final suspiró y se acercó. Si lloraba lo dejaría en su silla y dejaría que el rarito se encargara.

Con cuidado tomó al pequeño notando que era más ligero y suave de lo que había pensado. Espero un par de segundos buscando algún signo que indicase que rompería a llorar, pero se sorprendió cuando nada de eso pasó. Así que completó su acción y acomodó al infante en su pecho sosteniendo su cabeza para mejor comodidad.

Como un espejo DistorsionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora