18| Paga tus deudas

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– ¡oye, despierta! – Menma abrió los ojos con desgano topándose con un par de orbes azules y brillantes que resaltaban en la oscuridad.

– ¿Boruto? – el muchacho sonrió abiertamente alejándose del lecho. Boruto ya estaba vestido y portaba con orgullo la banda con el emblema de la aldea. Menma talló sus ojos

– nuestra apuesta...

El azabache soltó un bostezo a la par que se sentaba en la cama. Solo habían pasado dos días y aún estaba molesto por haber perdido.

– ¿Qué hay del entrenamiento con el señor Sasuke? – preguntó aun adormilado. No debió quedarse hasta tarde jugando con Akane, pero, en verdad quería que su hermanito dijera su nombre, pero solo había conseguido que dijera "mema". Era deprimente.

Además, a esa hora era su entrenamiento de control de chakra, pero eso Boruto no lo sabía.

– parece que está algo ocupado hoy, además el entrenamiento no era hasta las ocho y son las cinco, así que también tendríamos algo de tiempo.

este mocoso es igual de impaciente que Naruto, me sorprende que haya aguantado dos días sin preguntarte – comentó Kurama para sí mismo, aunque Menma pudo escucharlo.

Boruto parecía muy entusiasmado con la perspectiva de aprender, ahora que recordaba, la meta que tenía era superar al Hokage, su papá. Viéndolo así no era nada extraño.

– bueno, pero es muy temprano y anoche apenas si dormí – se dejó caer de nuevo sobre el colchón y cubrió su cabeza – no querrás que me equivoque de sello y nos haga volar a ambos por error.

El rubio se lo pensó un momento antes de coincidir y luego salió de la habitación.

Ya solo en su cuarto, Menma gruñó por lo bajo.

– ya no puedo dormir...

– 0 –

El campo de entrenamiento 0 era uno de los más pequeños a comparación del siete y el veinticinco. Pero contaba con cuatro zonas aptas para el desarrollo de los cinco principales estilos de ninjutsu. Un risco en el que el viento soplaba con fiereza, un lago tan profundo que se tornaba de color negro, cúpulas de tierra, cuatro antorchas que siempre estaban encendidas y un para rayos de metal en el centro. Además, alrededor de la zona había una serie de muñecos de madera con armadura de Samurai, que servían como blancos.

Menma miró a su alrededor, al volver a su mundo debía agradecerle a Natsuhiko por contarle sobre ese lugar.

– Este lugar es asombroso – dijo Boruto mientras observaba todo con detalle.

– supuestamente solo el Hokage puede venir aquí a entrenar a sus discípulos o sus guardias, pero de eso hace cien años al menos – relato.

– No me imagino al viejo enseñando, sus explicaciones son desastrosas, incluso más que las del maestro Konohamaru – Menma tuvo que darle la razón. Su papá era habilidoso pero quien entiende "un bam y un whaaa" como una explicación coherente para el rasengan.

– ya eres bueno con tu elemento, así que no vamos a necesitar usar estas cosas viejas.

Boruto observó a Menma con ojos brillantes.

– Presta atención – llamó, acercándose a uno de los muñecos de madera.

Tigre, Dragón, Serpiente, Tigre y Pájaro...

Tomó aire, hasta llenar por completo sus pulmones y luego lo dejó salir todo como una fina línea a través del espacio que había quedado entre sus dedos. El viento impulsado por el chakra se intensificó y luego se comprimió en pequeñas agujas que atravesaron el muñeco como si fuese mantequilla, ni siquiera la armadura de metal se salvó del daño.

Como un espejo DistorsionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora