Mademoiselle popularity.

Chapter 3.

3.

Barbie.

Savannah comenzó la mañana tomando una ducha tibia, aunque prefería los baños de inmersión con burbujas, sales minerales y música de fondo.

Se sentía cansada. Por la noche se había desvelado stalkeando a Sam en facebook, instagram y twitter.

Descubrió que en 2013 mantuvo una relación en facebook, pero no supo con quien. Sus tweets eran normales, del tipo "¿Por qué debo levantarme a esta hora UN LUNES? Mis ganas son nulas." o "Partido y cerveza con los muchachos" y demás. Tenía buena redacción y ortografía. No habían indicios de que el amor ocupara su vida en estos momentos. Más bien, parecía monótono. 

Su cumpleaños era el 14 de Abril. Es Ariano, pensó. Y ella cumplía el 18 de Agosto. Es leonina.

Y eran compatibles.

Las fotos en su instagra no revelaban nada interesante para ella. Eran fotos como de cualquier otra cuenta.

Aún así, si eran compatible ¿Por qué no lograba caerle bien? Se preguntaba. Los leoninos son simpáticos y enérgicos, suelen caer bien siempre. ¿Por qué, entonces, a Sam no?

Para una chica como Savannah Lawler, quien no está acostumbrada a insistir o encarar, era difícil. Aparte que era orgullosa. Pero debía dejar de pensar en eso o se le haría tarde.

Después de la ducha se sintió fresca y renovada.

Se vistió con unos jeans azul marino y una blusa blanca. Esta vez decidió usar unas botas con plataformas por la comodidad y una campera de cuero. 

Entró en el elevador y presionó la planta baja. Cuando la puerta estaba por cerrarse una mano impidió que la acción se llevara a cabo, la puerta volvió a abrirse, dejando ver al único chico que no la deseaba en esta universidad con el cabello alborotado y un rostro que decía:

"hola.me.he.quedado.dormido.pero.me.despierto.y.sigo.siendo.estando.igual.de.bueno.JA"

Savannah sonrió y se hizo a un lado para que Sam pueda entrar, aunque fue totalmente innecesario porque eran las únicas personas en el elevador.

Sam la miraba expectante, todavía fuera del elevador. Debatiendo mentalmente entre cogerlo o irse por las escaleras.

—¿Vas a entrar? llego tarde —dijo irritada.

Ella no se caracterizaba particularmente por tener paciencia.

— Mejor cojo las escaleras —Sam quitó su brazo en el pequeño espacio que había entre la puerta metálica y el marco, dispuesto a caminar en dirección hacia las escaleras.

La castaña rodó los ojos. 

Antes que pudiera llegar más lejos se atrevió a tomarlo por el cuello de la playera y lo llevó hacia dentro.

—Buenos días, Sam —Susurre en su oído, haciendo que sus capilares se erizaran— ¿Hemos dormido juntos? Porque no lo recuerdo

Por fin dejó el cuello de su remera tranquilo.

—No dormiríamos juntos ni en un millón de años, Savannah —se tocó el cabello nervioso.

Su perfume era tan varonil y fuertemente embriagador.

La puerta del elevador se abrió llegando a la planta baja. Sam sujetó con fuerza su mochila para ir disparado hacia la salida de la residencia. 

Abrió el casillero para sacar lo necesario en cuanto escuchó a su mejor amigo hablándole a sus espaldas.

—Bonitas botas, Barb...