Capitulo 1.

8.1K 491 60
                                    

1.

Primeras impresiones.

Tacón punta, tacón punta. Contoneo de caderas, agita tu cabello. Tacón punta, tacón punta. Sonríe y bate tus pestañas. Frente en alto, columna derecha, actitud.

—Savannah Lawler —Le sonrió la rubia a la muchacha de la recepción.

Acaso estaba usando una pañuelo ¿Naranja? Ese color, según Savannah, es un invento del Diablo. Cabe destacar que en su armario esta totalmente prohibido ya que va contra las reglas de la moda. Lo dicen en interview.

—Apartamento 107 señorita Lawler —Respondió amablemente... Como sea su nombre. Ni importaba, de todos modos ella nunca los recordaba.

Le entregó un manojo de llaves.

—Muchas gracias... —Achino sus ojos intentando leer el nombre que llevaba la identificación en su camisa.

—Cassidy —Sonrió la morena acomodándose el cabello atrás de sus hombros.

—¡Cassidy! —Exclamó entusiasta— Muchas gracias Cass, eres toda una dulzura. ¿Quieres un consejo?—Preguntó y Cassidy asintió enérgica— El pañuelo naranja... —meneo su dedo en desaprobación— como que no

Tomó su bolso edición elimitada de Gucci y le dedico una ultima sonrisa a la recepcionista. Arrastró aquellas dos maletas grandes para seguir su rumbo. Éste año habían cambiado su estadía. Antes al ser presidenta de la fraternidad Kappa Kappa Tau debía alojarse allí, pero todo era tan agotador que abandonó el puesto. Y no es que no le gustara la fraternidad, de hecho le gustaba tener poder y súbditas, pero llegó a la conclusión de que debía madurar y ponerle fin a su reinado del terror.

- Maldito equipaje pesado -murmuró.

¿Acaso no hay hombres que te ayuden a subirlo? Por supuesto que no, los caballeros se habían quedado en la edad media.

— ¡Hey! —Gritaron a sus espaldas.

¿La llamaban? Volteó a ver quien era y se encontró con un muchacho que nunca antes había visto en los dos años que lleva aquí.

—¿Yo? —Sonrió tocando su pecho. El castaño asintió— ¡Genial! ¡Que bien que te han enviado mis padres! ¡Luke era un completo desastre! Debemos hacer miles de cosas, pero primero lo primero...

Le tendió sus maletas y luego comenzó a caminar en dirección al apartamento. Después de no oír pasos detrás suyo, se detuvo. ¿Que estaba esperando? Los tacones la mataban y quería llegar cuanto antes para botarlos.

—¿Que crees que haces? —Le preguntó— ¡Vamos! —Chasquea los dedos— no van a moverse por si solas ¿Para que te pago?

El muchacho la miraba incrédulo y algo molesto. De mala gana tiro las maletas al suelo y camino hacia ella

—¿¡Que diab...

—Mira... —paseó sus ojos celestes desde el angelical rostro de Savannah hacia los zapatos fucsias- Barbie, no soy tu esclavo o lo que creas que soy. Y claro que tu equipaje no va a moverse si tu no lo haces ¡Pero quien te crees que eres! -rió- ¿Lady Dy? Yo solo quería devolverte tu estúpido celular -estrello el mismo contra su estómago.

Miro su teléfono. ¿Cómo había llegado hasta sus manos? Ella juraba que estaba dentro del bolso. Al tenerlo tan cerca pudo hacer unos rayos X del muchacho. Cabello castaño, piel bronceada, ojos celeste cielo y su pequeña nariz respingada, labios carnosos.

El típico carilindo.

—Soy Savannah Lawler

La castaña se presentó y estrecho su mano, dejándola apreciar aquella manicura francesa y el anillo que estaba en el dedo anular con un diamante de dieciocho quilates.

—Como sea, no me importa —Dijo con desdén volviendo a voltear, ignorándola por completo.

Nadie la ignoraría en su sano juicio, no al menos aquí.

Por un momento pensó que seguro le gustaba como a todos y por eso cogía aquella actitud indiferente. Creyó que tan solo era pura fachada para llamar su atención.

—¿Que está mal contigo? —Colocó sus brazos a la altura de la cadera, arqueando la ceja y golpeteando los tacones contra el suelo.

El muchacho se detuvo volviendo a voltear. La observó durante unos largos segundos, llevaba unos jeans rasgados con una remera negra y una chaqueta de cuero. Eso lo hacia verse malo y sexy. 

Cuando decidió dejar de observarla tan intimidante, se volvió a acercar hasta el punto en que solo estaban a medio metro de distancia.

—Tú estás mal —Dijo apuntando en dirección a su pecho— tanto rosa, todo el maquillaje, pareces tan superficial que no hace falta conocerte para darme cuenta. No me extrañaría que fueras caprichosa y mimada —Escupió indignado.

Un escalofríos le recorrió el cuerpo, nunca nadie le había hablado de esa manera.

Luego, soltó una leve risa que tan solo hizo cabrear más a Sam.

Por un momento llegue a pensó que lo de verdad.

—Oh, cariño si tan solo querías una cita conmigo debías de pedirla, no era necesario ser tan borde para llamar mi atención

El castaño me miró estupefacto y luego comenzó a masajearse la sien con nerviosismo para reír histérico. Cuando su risa ceso, habló:

—Te crees el centro del mundo ¿Verdad? —Volvió a reír— Niña, no entiendes nada. No quiero tener que entablar una conversación contigo y mucho menos una cita. —Dijo rascándose la nuca con fastidio— Solo hazme un favor y piérdete

Se quedó con la última palabra y se fue.

¿Y que demonios tiene en contra del rosa? 

Comúnmente era Savannah quien los trataba así. Cuando se aburría de ellos solo los desechaba como un pañuelo usado y destrozado. Nunca antes había experimentado el rechazo.

Este gilipollas no sería la excepción, porque cuando un Lawler quiere algo tarde o temprano lo consigue. Lo llevan en la sangre. Jugando limpio, o jugando sucio.

____________________________

MULTIMEDIA: Savannah Lawler.

Buenooo, dejo el primer capitulo de Mademoiselle Popularity. Gracias a las chicas que leen todas mi novelas -cada una sabe de quien hablo- son fieles e incondicionales y lo aprecio mucho. 

Si les gusta, votenla -no es por presionar- pero los votos son gratis. Y miren el trailerrrrrrrrrrRRRR!!!


Posdata:  Sigo feliz porque Barbara Palvin comento mi foto de instagram en @Barbellous_


Mademoiselle popularity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora